Capitulo -4-

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Lo tomó de la mano dándole estabilidad para poder atravesar el club.

Llegaron a su casa, al cruzar la puerta el rubio seguía dándole besos en su cuello, Massimo se sentía aturdido, estaba algo mareado.

—No me siento bien. —comentó, tratando de sacarse de encima al más grande.

—Ahora te sentirás mejor. —respondió, una ola de placer cruzó su cuerpo cuando al terminar de hablar mordisqueó su oreja

Alessandro lo condujo hacía la habitación, el castaño lo seguía embobado, se sentía enfermo y muy enérgico a la vez.

Llegaron a su habitación y lo tumbó sobre la cama, comenzó a sacarle los zapatos, luego fue hacia la hebilla de su pantalón. El castaño le dió un vistazo y quedó impactado al ver a Harry.

Se incorporó rápidamente en la cama, alejándose del rubio quién lo miraba raro.

—¿Estás... Aquí?. —soltó y de inmediato se dió cuenta de que estaba alucinando.

—¿Quién está aquí? Estás alucinando. —bromeó.

—Sólo quiero dormir. —anunció.

—Bien, aguantaré hasta que estés listo. —se encogió de hombros, se acostaron en la cama, el menor estaba nervioso, quería llorar y abrazar a Harry.

Al otro día Alessandro lo despertó con un desayuno en la cama, una botella grande de agua y pastillas para el dolor de cabeza, ¿Cómo sabía que iba a tener sed? Él no tenía resaca, nunca.

Bebió una gran cantidad de agua, luego se incorporó bien en la cama.

—Buen día, bebé. —dijo el mayor con un tono de voz grave.

—Buen día. —comentó Louis.

Luego de desayunar fueron al bar que le había recomendado el rubio.

Era bastante espacioso, y lujoso, habían mesas en todo el salón y una chica acomodando cubiertos.

—Buenos días. —saludó Alessandro, la chica saludó con la mano y siguió en su trabajo.

Llegaron a un salón aparte que tenía un escenario y mesas distribuidas estratégicamente. Habían tres chicos esperándonos en una de las mesas.

—Buen día, chicos, al fin conseguí a quien reemplace a Francisco. —anunció, ellos le dieron un vistazo a Massimo, quien se intimidó fácilmente.

—¿Cómo te llamas?. —preguntó un chico morocho, algo fornido.

—Massimo, ¿Ustedes?. —hablaba algo tímido.

—Debes quitarte esa timidez si quieres bailarle sensualmente a viejos ricachones en un club nocturno. —bromeó el morocho —Yo soy Alex, él es Angelo, —apuntó a un chico castaño que estaba a su derecha —y él es Catriel. —apuntó al chico de su izquierda, era morocho y su mirada era algo triste aunque sonreía mostrando su perfecta dentadura.

—Un gusto conocerlos, chicos. —sonrió y los chicos asintieron.

—Bien, ¿Qué dices, Massimo? ¿Quieres trabajar aquí?. —preguntó Alessandro.

—¡Si!. —exclamó contento.

—Bien, te dejo con los muchachos para que te muestren el trabajo y tú habitación. —se retiró y de inmediato Alex se levantó de su asiento y fue hacia él.

—Espero que no intentes salir del negocio cuando te asustes. —comentó, le pasó el brazo por encima de sus hombros, Louis se sentía pequeño.

Spaces between us. •LS• |T.2| (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora