Cap.23

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Luna leía un ejemplar atrasado del Quisquilloso mientras velaba el sueño de Draco. Hacía ya dos horas que Harry había vuelto a la Madriguera y el rubio aún permanecía inconsciente. Tras el asalto a sus recuerdos por parte del moreno, decidieron mantenerlo inconsciente el mayor tiempo posible. Según los cálculos de Harry, el hechizo debía expirar más o menos en día y medio. Justo a tiempo para dar un descanso a Draco antes de reiniciar las clases.

-Como me gustaría que Theo y Blaise estuviesen aquí. Por lo menos no te sentirías tan solo.

Un ruido en la planta baja alertó a la chica. Varita en mano salió del cuarto de Malfoy y selló la puerta con cuatro hechizos potentes que sólo los Slytherin conocían y que su amado novio le había enseñado antes de volver de Estados Unidos. Bajó lentamente las escaleras y se mantuvo en las sombras del recibidor, esperando. Un movimiento furtivo en la sala de su derecha puso sobre aviso todas sus terminaciones nerviosas. Pero no salió de su refugio. No se movería hasta que no supiera a qué o quién se enfrentaba. "Espero que seas tú, maldita comadreja. Tengo un recado que darte de parte de mi novio y su amigo". Aquel pensamiento invadió su mente con furia. Una sombra se detuvo en medio del hall.

-¿Luna?

-¡Merlín bendito, Harry! He estado a punto de lanzarte una imperdonable –Luna encendió todas las luces con un movimiento de muñeca. Junto a Harry estaba Hermione, varita en mano.

-Lo siento si te hemos asustado, pero Ronald salió antes que nosotros de la Madriguera y no sabíamos si había venido aquí o no. Toda precaución con él es poca.

-Tranquilo. La casa tiene un hechizo que detecta la presencia de ese estúpido. Lo creó Blaise para proteger a Draco. –La rubia sonrió al mencionar a sus amigos- ¿Qué tal la cena?

-Gracias a nuestro amado Ronald, un verdadero suplicio –rezongó Hermione- Pero cuando Ginny le cruzó la cara se hizo mucho más amena.

-Eso puede ser peligroso para ella –susurró Luna.

-Por eso le he pedido permiso a los señores Weasley para que la dejen venir aquí a vivir –Harry sonrió con picardía- No han puesto ninguna pega.

-Y Ginny está que se sube por las paredes de la alegría –apostilló Hermione mientras reía.

-¿Qué tal Malfoy?

-Sigue inconsciente –Luna se puso seria- Aunque en la última media hora se ha agitado un poco. Creo que el desmaius está perdiendo su efecto.

Harry subió las escaleras con paso firme. Luna deshizo el hechizo que sellaba la habitación y los tres entraron en silencio. El Slytherin se removía en la cama, el rostro contraído por el dolor y el terror. Harry se acercó a él y le sujetó la cabeza. Dado que ya había establecido una conexión con él antes, no necesitaba del contacto visual. Su rostro empalideció.

-¿Qué ves, Harry?

Se limitó a mover la varita y unió su mente con la de las dos chicas. Hermione no pudo evitar un gemido de dolor. Luna comenzó a llorar en silencio.

"La mansión Malfoy estaba abarrotada de mortífagos. Draco bajaba por las majestuosas escaleras que presidían la entrada de su hogar para encontrarse con sus padres y su odiada tía. Bellatrix sonreía, mostrando sus estropeados dientes. Al ver a su sobrino, su rostro se crispó en un rictus de maldad pura.

-Veo que te has dignado a honrarnos con tu presencia, querido sobrinito.

-Tía –Draco ignoró a la mujer como mejor pudo. Bellatrix, en un movimiento digno de una serpiente, saltó hasta él y lo cogió del cuello.

BAJO LA SOMBRA DEL MORSMORDREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora