cap. 24

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Bueno, aquí va mi regalo de Navidad para todos/as los que seguís esta historia. Porque siempre es un gustazo ver la cantidad de gente que añade tu historia a favoritos, la sigue y la comenta. Y no, no estoy pidiendo más reviews porque yo escribo por darme el gustazo, por dar rienda suelta a mi imaginación y, por qué no decirlo, por crear un Draco Malfoy como debió ser (y tuvimos la desgracia de no verlo en los libros). Pues lo dicho: disfrutad mucho de estas fiestas, que Papá Noel os traiga un montón de regalos y no me ceneis mucho que las indigestiones son muy malas.

Ah! Ayer me enteré que esta historia está nominada a los Dramione Awards 2012 y que una servidora también tiene una nominación como escritora… asi que, si podeis, buscad "Dramione Awards 2012" y votad a vuestras historias favoritas, escritoras/es… yo ya lo he hecho, pues me he encontrado la agradable sorpresa de ver algunos dramiones que me gustan (y que no son mios) dentro de alguna de las categorías. Pues lo dicho.

Un beso muy grande, Felices Fiestas…. Y a leer.

Oooooooooooooooooooooooooooo Oooooooooooooooooooooooooooo ooooooooO

El regresar a las clases después de unas semanas tan duras como las que ellos habían pasado fue toda una odisea. Harry entró en el aula donde desarrollarían la Animagia casi arrastrándose. Detrás suyo, sermoneándole acerca de la importancia de los despertadores muggles, del no trasnochar justo cuando al día siguiente tienes clase y mil cosas más a las que no estaba prestando atención, iba una cabreadísima Hermione.

-Lo sé, Herms. Pero nos lo estábamos pasando tan bien…

-Ni bien ni gaitas, Harry –Hermione soltó un bufido mientras se dejaba caer en la silla- A Ginny ya le he leído la cartilla antes de que saliera para la Madriguera. Y tú no vas a ser menos que ella.

-Tienes que entender que somos novios y que…

-¿Estás insinuando que, porque yo no tengo pareja, no sé divertirme? –los ojos de la chica comenzaron a brillar peligrosamente con algo parecido a la ira mal contenida.

-No, no quise decir eso.. pero tienes que reconocer que no es lo mismo estar sola que estar con tu pareja disfrutando de un poco de intimidad. Pero no te preocupes, entiendo que no puedas opinar al…

-Yo que tú cerraba la boca, Potter –Malfoy se sentó a la derecha de Hermione. Inmediatamente, el enfado de ella desapareció, dejando a Harry con la boca abierta.- Si no sabes qué decir, lo mejor es guardar silencio.

-Hazle caso, Harry –Hermione se acomodó mejor en la silla y colocó todas sus cosas de manera ordenada sobre la mesa. Harry le lanzó una mirada agradecida al rubio, que se limitó a mirarlo de manera burlona.

A los cinco minutos el aula estaba llena. Por suerte para ellos, a Ron le tocó sentarse en primera fila por llegar tarde. El profesor que impartía el curso se apareció frente a la clase, que lo observaba atentamente.

-La animagia es un don que muy pocos dominan y que otros, muchísimo más escasos, poseen de nacimiento. ¿Alguien podría explicar lo que acabo de decir?

-Normalmente los animagos nacen con esa cualidad –la voz de Malfoy resonó en el aula. El profesor le animó a que continuara con un gesto de la mano- Pero se puede aprender a ser animago. Pero se necesita mucha fuerza de voluntad, un poder mágico bastante potente y un conocimiento de uno mismo muy profundo.

-Muy bien, señor Malfoy. –El profesor hizo aparecer un pizarrón enorme lleno de diagramas, explicaciones y fórmulas. Todo ello escrito con una letra diminuta.- Quiero que copien el contenido de esta pizarra. Aquí está todo lo que necesitan para convertirse en animagos. Quiero que se pongan pon parejas: hombre-mujer.

BAJO LA SOMBRA DEL MORSMORDREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora