cap. 22

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Kingsley no se mostraba muy convencido ante la explicación de Harry sobre lo sucedido con Hermione. Sobre todo porque no concordaba mucho con las declaraciones del joven Weasley. Sentado tras el escritorio de su oficina en el cuartel general de Aurores, mantenía su sagaz mirada clavada en los ojos del muchacho.

-Entonces, según tú, Hermione consiguió desarmar a su captor, aturdirlo, inmovilizarlo y luego te mandó su patronus para que lo siguieras.

-Sí. Pero no sabría decirle dónde se encuentra el dichoso lugar aunque me bebiera todas las existencias de veritaserum del Ministerio.

-Los Inefables no han podido seguir el rastro de la magia conjurada con esta varita –señaló la varita de Cormac, que descansaba sobre la pulida madera de la mesa- Pero lo que no entiendo es qué demonios hacían esos dos muchachos disfrazados de mortífagos.

-Yo sólo sé que Cormac se la tenía jurada a Hermione desde sexto, cuando le dio calabazas en una fiesta. –Harry agradeció el haber perfeccionado sus cualidades en Oclumancia porque sentía correr el sudor por su espalda de manera casi escandalosa.

-Entonces, el ataque a la señorita Granger y al joven Weasley es todo producto de un rencor estudiantil. Lástima que Creevey no recuerde nada. Cormac debió lanzarle un obliviate antes de huir.

-Seguro –"Aunque apuesto todo mi dinero a que fue Ron quien le borró la memoria", se dijo a sí mismo conteniendo una mueca de desagrado- Bueno, señor Ministro, si no me necesita para nada más…

-Ahora, extraoficialmente, ¿Qué tal todo, Harry?

-Bien. Deseando que comiencen las clases. Vamos a empezar la animagia y, si te soy sincero, me muero de ganas por intentarlo. –Sonrió al recordar a su padre y a Sirius.

-¿Y la convivencia con Malfoy? –el tono del hombre se endureció. Harry contuvo las ganas de gritarle cuatro cosillas al antiguo auror.

-Draco –remarcó mucho la pronunciación del nombre de su compañero- es bastante más tratable que en la escuela. Sigue siendo un capullo elitista y borde, pero no incordia. Por lo menos no como en el colegio. Ahora… parece que nos divertimos más lanzándonos puyas y bromas… no tengo queja.

-¿Y su relación con la señorita Granger? –Kingsley le miraba fijamente, como intentando leer en su alma- Por lo que el joven Weasley me ha contado, la trataba de pena. Incluso colaboró con su tía a la hora de torturarla.

-¡ESO NO ES CIERTO! –Harry se levantó, dejando caer la silla contra el suelo- Creo que ya aclaramos todo lo referido a la guerra. Draco no ayudo a Herms porque su propia vida estaba en juego. Pero tampoco hizo nada para ayudar a su tía a torturarla. Incluso nos facilitó el escape. Ron no es nada imparcial en lo referente a Draco. Se odian desde siempre, dada la rivalidad entre sus familias. Y que Draco fuese relativamente cruel a la hora de referirse a la situación económica de los Weasley (siendo ese un tema tabú para Ron) no ayudó mucho a que su enemistad se redujera.

-Entiendo –Kingsley sonrió, aunque la sonrisa no llegó a sus ojos- Entonces…

-Hermione y él han llegado a un acuerdo de tolerancia mutua. Mientras ella no se tome ciertas libertades hacia Draco y mientras éste no sea realmente cruel con ella, mantendrán una situación de no agresión.

-Está bien. Deberías marcharte a casa. Hermione estará deseando verte.

-Buenos días, Kingsley.

Cuando el chico le dejó solo, el hombre se reclinó en el respaldo de su cómodo butacón. Cogió un pergamino en el que estaba la declaración de Ronald B. Weasley. Según el pelirrojo, se vieron sorprendidos por dos mortífagos, que no dudaron en atacarlos con hechizos bastante peligrosos. Ahí ponía que logró dejar inconsciente a uno de ellos, para después entablar un fiero duelo con el segundo. Se vio sorprendido por un expeliarmus muy potente por parte del segundo mortífago que, aprovechando la lucha, había cogido como rehén a Hermione Granger. Antes de perder el conocimiento, les vio desaparecer.

BAJO LA SOMBRA DEL MORSMORDREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora