CAP. 18

6.1K 175 30
                                    

Hermione se autoimpuso la tarea de cuidar de Malfoy. Ante los demás argumentaba que se aburría mucho y que necesitaba mantenerse ocupada y que el ex mortífago era todo un reto para ella. Pero la realidad era otra. Desde la confesión del chico en la que reconocía que la consideraba guapa, sentía en su interior que quería pasar todo el tiempo posible con él. El tener la cabeza envuelta en un hechizo casco-burbuja no ayudaba mucho, pero era la única manera de poder acceder a aquella habitación.

La tercera mañana comenzó un poco tensa para ella. Ron se auto invitó a desayunar. No lo esperaban, por lo que les pilló muy de sorpresa. Ginny fue la que mejor disimuló ante el pelirrojo que, o no se dio cuenta de la tensión que se respiraba, o se había convertido en uno de los mejores actores del mundo mágico. Harry permaneció en silencio la mayor parte del desayuno, rumiando sus tostadas con un deje de amargura. Le dolía ver a su amigo. Aunque ya casi no le podía considerar un amigo. No después de que, con la historia que le había contado su novia, tuviese la certeza de la verdadera personalidad de Ron: era un psicópata, un sociópata peligroso que no tenía ningún tipo de tabla moral por la que regirse.

-Estáis muy callados esta mañana –Ron masticaba a dos carrillos. Sus dos amigos y hermana se limitaron a mirarlo en silencio y luego a devolverle unas trémulas sonrisas- Aún nos quedan diez días de vacaciones. No podéis estar tan amargados.

-¿Quién dice que estamos amargados? –Hermione se levantó de manera brusca.- Simplemente son las seis y media de la mañana y andamos medio dormidos. Estuvimos hablando hasta tarde anoche y ahora esas horas de menos de sueño pesan, Ronald.

-Perdone su eminencia –Ron cambió su expresión jovial por una de ira. Sus orejas adquirieron el color del marisco cocido- Si tanto te molesta mi presencia, sólo tienes que decirlo y me largo.

-Perdona, Ronald, pero no he dormido muy bien –Hermione sintió un estremecimiento interno al ver la cara del chico. No debía enfadarlo. Por el bien de Malfoy y el suyo propio- En cuanto la cafeína haga efecto, volveré a ser la de siempre.

-Lo siento yo también, Herms –Ron se relajó- Pero estos días han sido una locura. La tienda ha estado hasta arriba de gente y ahora tenemos que reponer toda la mercancía y hacer los anuncios de los productos nuevos. Y también tenemos que terminar la fiesta de inauguración de la nueva sucursal en París. George se está pensando el mandarme allí.

-¡Genial! –Harry casi saltó de la alegría. Al ver la cara de sorpresa de su amigo, se apresuró a aclarar tanto entusiasmo- Tú siempre has querido viajar. Esta va a ser tu oportunidad.

-Ya… pero en mi sueño estaba incluida otra persona –todos guardaron silencio al recordar a Lavender. Pero Ron miraba fijamente a Hermione- La fiesta será en dos semanas. ¿Te gustaría ser mi acompañante, Herms? El resto de la familia también irá.

-No lo sé, Ronald. Empezamos las clases, te recuerdo. Y este semestre va a estar complicado, pues nos harán la prueba de animagos. Quiero prepararme muy bien. Sería genial convertirme en animaga. Eso te hace ganar puntos al finalizar la carrera.

-¡OH! –la cara de Ron volvió a ensombrecerse- Claro. Los estudios ante todo.

-Sí, pues de ellos depende nuestro futuro. Tú también deberías preocuparte de ellos.

-Si os soy sincero, en cuanto termine unos asuntos pendientes en la Academia, me dedicaré al 100% al negocio con George.

-No te entiendo –Harry miró a Hermione de manera disimulada. Ambos sabían de qué asuntos se trataba- ¿Quieres decir que ya no vas a ser auror?

-¿Para qué? Todos los mortífagos están muertos. Y los seis que quedan no tardarán en caer. En cuanto los Zabinni y ese perro de Nott vuelvan a pisar suelo británico, ya se pueden dar por muertos.

BAJO LA SOMBRA DEL MORSMORDREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora