Harry y Hermione estaban terminando todos los ejercicios y redacciones que tenían pendientes para el día siguiente cuando entró Andrómeda en la cocina.
-Hola chicos. ¿Habéis visto a mi sobrino?
-Salio con Teddy a dar un paseo –Hermione no levantó la vista de su pergamino. Harry, agradeciendo aquella interrupción, dejó de lado lo que estaba haciendo.
-Se marchó hace cosa de tres horas. –Miró por la ventana. Estaba anocheciendo- Aunque me extraña que tarde tanto en volver. Con lo puntilloso que es con los horarios…
Andrómeda iba a decir algo cuando el patronus con forma de lince de Kingsley apareció en medio de la cocina, para susto de todos.
-“Estamos en San Mungo. Que alguien venga a recoger a Teddy”
Sin decir una sola palabra, se dirigieron a la chimenea. Desaparecieron tras las llamas verdes de uno en uno. Hermione fue la última en entrar en la chimenea. Cuando salió (escupiendo polvo y ceniza), se topó con el rostro serio de Kingsley, que discutía con Andrómeda.
-Lo siento, Andrómeda. Ha roto una de las condiciones que se le impusieron. En cuanto le den el alta, me lo llevo para Azkaban.
-¡Has perdido el poco seso que te quedaba, Kingsley! –La mujer tenía el rostro congestionado por los gritos que estaba dando- Mi sobrino lo único que ha hecho ha sido defenderse y defender la vida de su primo. ¿O acaso le consideras tan vil y rastrero como para dejar morir a un bebé?
-Esa no es la cuestión. Se le dejó bien claro que si utilizaba la magia sin supervisión, se le revocaba el perdón e iría con carácter inmediato a Azkaban.
Harry cogió de la mano a Andrómeda para darle un poco de ánimo. Luego miró fijamente al auror y Ministro.
-Andrómeda tiene razón. No puedes llevártelo a Azkaban. ¿Y si hubiese obedecido esa absurda cláusula? Ahora mismo tendríamos dos cadáveres más para añadir a la larga lista que se te está acumulando. –Hermione los miraba sin entender nada. Se fijó en que una enfermera salía de una habitación y les hacía señas. Como los otros tres estaban muy ocupados discutiendo, decidió ir ella. Se zafó de la mano de Harry (que ni se enteró) y caminó con paso firme hasta la mujer de blanco.
-¿Eres familiar de Draco Malfoy?
-Soy una de sus guardianas –no era del todo cierto, pero tampoco una mentira muy grande.
-Ven, entra –la enfermera esperó a que ella entrar y luego cerró con suavidad la puerta. En una cama dormía Teddy- El bebé está muy bien. Un poco asustado. Cuando llegaron no hacía más que llorar y gritar. Intentamos calmarlo de mil maneras. Al final, el señor Malfoy tuvo que cogerlo en brazos. Fue casi milagroso. Cerró los ojitos y se durmió inmediatamente.
-Así es Teddy. –Hermione se acercó al pequeño. Teddy tenía el pelo de un castaño apagado, señal de que aún le duraba el susto. Le dio un beso en la cabecita y volvió junto a la enfermera- ¿Y Malfoy?
-Se llevó lo peor al proteger al pequeño con su cuerpo. –La enfermera cogió un pergamino y lo leyó en voz alta- Cuando entró aquí, tenía cortes producidos por el sectusempra (al menos recibió tres), restos de al menos ocho o nueve crucios, dos maldiciones que no conocemos y el pulmón derecho perforado por una costilla rota que se desplazó al recibir tanta maldición y hechizo encima.
-Pero la costilla….
-La rotura no se produjo en el ataque. Según el señor Malfoy, un tal… Ronald Weasley se la rompió esta mañana. Pero como en un principio no le ocasionó mucha molestia, decidió no decir nada. Bueno, te dejo con ellos. El señor Malfoy no tardará en despertar. No ha querido una poción para dormir, pero en el estado en el que estaba, las pociones para el dolor lo han dejado un poco grogui.