Aladdín ୭̥ Taekook.

፧ Capítulo 29.

Jungkook se encuentra sentado sobre un sofá de terciopelo carmín, sus inquietas manos acarician sus propios muslos de arriba a abajo, mirando a los lados de vez en cuando. Frente a él, una mujer canosa está sentada en una silla de madera. Sus temblorosas manos sostienen un lápiz a tinta, sobre una pequeña mesa frente a ella una libreta yace.

— Entonces..según lo que entendí, durante tu infancia estuviste con tu madre y padrastro. —La voz de la mujer salió algo rasposa. El menor realmente está disfrutando de tener una conversación con alguien ajeno a su círculo cercano, es reconfortante poder hablar sobre las cosas que le han pasado y no recibir críticas a cambio. El poco rato que ha estado dentro de la habitación se hizo muy cómodo para él, pues las preguntas hasta ahora han sido muy superficiales. Ni si quiera parecía ser una terapia como tal, está tan relajado en contar cosas de su pasado que ni si quiera está pendiente del tiempo. — ¿Qué te gustaba hacer cuando pequeño? Como no fuiste a la escuela, supongo que los días eran aburridos para ti.

— ¡Para nada! Mi padrastro salía a trabajar, por lo que me quedaba con mi madre. Ella me pedía ayuda para cocinar. Aunque fuese muy pequeño, tenía cuidado con no cortarme. No hacía gran cosa, cortaba algunos vegetales de mala manera y también decoraba los pastelitos y galletas que hacíamos juntos.—El menor sonrió al recordar aquello.— Por las tardes, mi padrastro siempre me sacaba a pasear. Él decía que debía conocer el mundo desde pequeño, así que me llevó a varios lugares de Ágrabah. Y con la corta edad de cinco años, ya era consciente de la diferencia social que había. Disfrutaba mucho salir con él y llevar pancitos para alimentar a los más necesitados, me gustaba mucho ver sus sonrisas. Incluso algunos lloraban, ahora puedo entenderlo mejor. Tae una vez llevó para mi una canasta con alimentos, también lloré. Tal vez porque sé lo mucho que cuesta para mí conseguir algo para comer.

La mujer mayor dejó de escribir, ahora está pendiente en todo lo que habla el castañito.

— Mi padrastro era un hombre de buena situación. Trabajaba en una mina como el jefe, se llevaba el mayor porcentaje de ganancias y algunos beneficios más. Conoció a mi madre en una reunión de trabajo, ella era una sirvienta en esos tiempos. Se enamoraron y comenzamos a vivir juntos, él compró una bonita casa y mi madre dejó el empleo por petición de mi padrastro. —Jungkook dejó de hablar por un momento, recordando la apariencia del hombre.— A él..nunca le importó que yo fuese hijo de otra persona. Después de la muerte de mi madre, él tuvo una leve recaída, pero volvió a ser el hombre que era. Continuó cuidando de mi por dos o tres años, no recuerdo muy bien. Me enseñó tantas cosas, cada día yo lo acompañaba a su mina y me mostraba lo que se hacía allí. El trabajo forzoso que hacía cada hombre era..impresionante. Ese fue mi modelo a seguir. Cuando mi padrastro me dejó, me mantuve por un tiempo con el dinero que me dejó y con la casa que era nuestra. De vez en cuando me visitaba, pero al tiempo no lo volví a ver. Me acostumbré a la vida solitaria. Hice amigos en mi barrio y comencé a hacer ejercicio cuando tuve más edad, así podría empezar por fin a trabajar.

— ¿Cómo fue vivir por tanto tiempo en soledad?

— Es una sensación similar a tener frío.

Jungkook hizo una pausa, mirando a la nada.

— El sultán subió los impuestos, el trabajo forzoso no era suficiente para mantener la casa. Me echaron cuando se dieron cuenta que mi peso bajó considerablemente al no tener tanto dinero para comer. Tuve que vender la casa e hice pulseras por un tiempo, hasta que quedé sin alternativas. Fui bailarín, pero no duró mucho. —Hizo una leve mueca al recordar a Kim Mingyu.— Terminé por vivir ilegalmente en un edificio de adobe con dos pisos, en un barrio peligroso, en donde están la mayoría de ladrones y traficantes. Terminé por entablar varias amistades allí, ahora por lo menos conozco a mis vecinos y no sufro peligro en salir, allí hay mucha hermandad.