፧ Capítulo 46.

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Jung Hoseok jamás había corrido tanto en su vida.

El pelirrojo está corriendo junto al sirviente apodado como BangChan, perdiendo todo sentimiento de frío al estar realizando una actividad física. Ambos continuaron corriendo por la calle principal, tratando de buscar al ladrón. No están seguros del lugar al que están yendo, sólo quieren encontrar algún rastro del chico. Nada les asegura que esté a salvo. Fue entonces cuando en la nieve captaron varias huellas de pisadas, así que siguieron esas marcas hasta topar con la entrada de un edificio de adobe.

Se acercaron sigilosamente hasta quedar ocultos contra una pared del mismo edificio, justo en la entrada. Escucharon voces en el segundo piso, pero ninguno de ellos se atrevió a subir. Supusieron por las pisadas que habían más personas, por lo que decidieron no intervenir. Hoseok pudo reconocer la voz de Jungkook y entró en pánico al escuchar un fuerte lloriqueo, alertando a ambos adultos.

— ¿Deberíamos intervenir? —Preguntó con miedo, intentando inclinar la cabeza para poder ver el segundo piso, pero la mano de BangChan lo detuvo.

— No podemos hacerlo solos. Hay que esperar. Sé que suena mal pero..cuando se escuchen más gritos deberíamos subir. Solos no podremos hacerlo. —Respondió el otro, apoyando la cabeza contra la pared. Ambos adultos mantuvieron silencio por largos y eternos segundos, hasta que escucharon la escalera de madera rechinar. Los guardias del desierto de Libia bajaron y Jung Hoseok dijo un montón de groserías en su mente al ver a Mingyu entre ellos. Uno de los guardias tiene a Jungkook en su hombro y allí fue cuando sintió la preocupación apoderarse de su cuerpo. El grupo comenzó a caminar por otro sendero, más alejado de la ciudad.

El sirviente le hizo una seña para que comenzara a caminar. Siguieron al grupo en silencio, ocultándose entre los arbustos y árboles. No tienen ningún plan en mente, estarían arruinados si los ven.

Y Hoseok está asustado, porque todavía no viene Taehyung ni tampoco algún guardia como apoyo. Pensó en que tal vez nadie más vendría y que ellos tendrían que arreglar todo solos. Y por más miedo que tuviese, el enojo nublaba sus sentidos, porque no entendía lo que Jungkook tiene que ver en los problemas del palacio. Para él, Jungkook es un alma pura, y le apena ver que es maltratado por una sencilla equivocación como lo fue la carta.

Llegaron al acantilado y ambos adultos se escondieron entre los árboles de los bordes, manteniendo silencio en todo momento. Sus ojos expectantes a lo que pasaba metros más allá.

Hoseok sintió fallecer al ver el cuerpo del castaño caer del acantilado. Soltó un pequeño grito, pero BangChan alcanzó a tapar su boca, negando con la cabeza repetidas veces.

— S-silencio, ¿quieres que nos maten? Debemos esperar. —Dijo en un tono bajo, todavía con la mirada puesta en Mingyu y los guardias. El sirviente está tan nervioso, su pulso acelerado lo demuestra. No deberían de estar perdiendo el tiempo, cada segundo cuenta y la vida del castaño está en riesgo. Pero, por ahora es mejor esperar a ser capturados por su impaciencia y no poder salvarlo. Así que se sintió muy aliviado cuando el grupo de maleantes se retiró del lugar. BangChan no perdió el tiempo. Se apartó de Hoseok y salió de los arbustos, corriendo hacia el acantilado para tirarse, causando en Hoseok más preocupación.

El pelirrojo se acercó a la orilla, todavía no hay señales de ellos dos. Soltando una fuerte maldición también se tiró al mar, dispuesto a ayudar al sirviente. Su cuerpo se aturdió por las olas y la oscuridad. Con mucho esfuerzo abrió los ojos bajo el mar y logró observar dos figuras borrosas en el fondo. Comenzó a nadar con dificultad hacia ellos y se impulsó de una roca para ayudar a cargar a Jungkook, quien parece estar inconsciente.

Cuando llegaron a la superficie, sus respiraciones agitadas hicieron eco en el mar, ambos mirando con preocupación al joven entre sus brazos.

— ¡¡Llevémoslo a la orilla!! —Gritó para sobresalir del fuerte sonido de las olas chocando con las rocas. Afortunadamente ninguno de ellos cayó sobre una roca ni sobre una superficie dura, por lo que no habrían heridas graves. Nadaron con rapidez hasta la orilla y dejaron con suavidad el cuerpo del menor sobre la arena. Ignoraron el potente frío y se quitaron algunas prendas para abrigar al castaño. También tuvieron que desatar sus manos y pies. Hoseok se acercó para revisar su pulso; pero este es bastante leve.

Aladdín ୭̥ Taekook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora