፧ Capítulo 16.

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Es una mañana muy cálida en la ciudad de Ágrabah, aún más en el árido desierto. Jungkook siente bastante calor aún estando en el frío calabozo del palacio.

Despertó hambriento y algo adolorido en la zona de las rodillas, aunque no es algo grave según él. Sus manos tienen pequeños rasguños y arañazos de tanto agarrar piedras preciosas.

Algo que no pudo ignorar, fue un leve dolor de cabeza al levantarse. Esperaba que Kim Mingyu le sirviera un desayuno, pero el alimento nunca llegó.

Ahora mismo está sentado sobre el suelo, mirando el diamante azul que se llevó ayer. Pensaba en lo bonito que se vería siendo un anillo. Ya está imaginando la bonita sonrisa que mostraría Taehyung ante aquel regalo, tal vez pueda dárselo cuando pueda salir y cuando pueda mandar a hacer el anillo. Tal vez nunca pueda salir del calabozo y esté allí permanentemente, pero si eso sucede, desea que el príncipe lo visite. Aunque sea una vez a la semana, le encantaría verlo y hablar con él.

También necesita ver a su conejito. Todas las noches ha dormido con él y ambos han estado juntos en los mejores y peores momentos, extraña tener al animalito en su regazo o en sus brazos.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos al escuchar pasos a lo lejos. Jungkook se apresuró en ocultar el diamante en un agujero del suelo, tapándolo con arena que había en los bordes.

Kim Mingyu estaba allí, pero esta vez no le trajo algo para desayunar.

— Levántate, es hora de trabajar.—El ladrón hizo caso de inmediato y se levantó, mirando al hombre abrir la celda. Lo agarró por los hombros con fuerza y comenzó a caminar hacia la salida, siendo seguido por el castañito.

Cuando llegaron al desierto, Jungkook sintió un fuerte dolor de cabeza, el cual iba incrementando al avanzar. De seguro es por el calor y el hecho de no haber comido algo antes. Miró de reojo al hombre a su lado, se veía molesto. Sus facciones se mantenían tensas y su ceño fruncido, además el agarre que mantenía en sus hombros comenzaba a doler por la fuerza aplicada, pero prefirió no quejarse para no aumentar su mal humor.

Al llegar a la entrada de la cueva, saludó disimuladamente al guardia que conoció el día de ayer y entró al lugar. Kim Mingyu lo dejó en su lugar de trabajo y simplemente se fue, sin decir alguna otra palabra. Jungkook se alegró ligeramente, pues no ha recibido otra mirada de lujuria por parte de ese hombre. Aunque estuviese en una situación vulnerable, no dudaría en golpearlo si lo volviese a tocar.

El castañito tomó un montón de monedas y las colocó frente a él. Se arrodilló sobre la alfombra y comenzó de inmediato a trabajar, clasificando las piedras preciosas en cada caja. Sabía que llevaría tiempo contarlas todas, pues las joyas se encuentran en medio de las monedas. Cabe destacar que hay montones y montones de monedas, es un trabajo difícil, pero a la vez ayudaba a que Jungkook refrescar su mente.

Sus manos lastimadas tomaban piedra por piedra, diamante por diamante. Hasta ahora, no había encontrado ningún diamante hermoso como el que logró sacar ayer.

Las horas pasaban y cada vez la caja se iba llenando más con las joyas. El castañito se aseguraba de hacer bien su único trabajo. Además, le encanta cantar mientras está haciendo otra actividad. Su mente se tranquilizaba y lograba pensar mejor las cosas. Aún así, el hambre que tiene no se detuvo.

Se levantó con dificultad y caminó hacia la salida de la cueva, mirando con más detalle los montones de objetos valiosos que habían allí. Al llegar a la salida, miró que los guardias se pusieron en alerta, de seguro pensaron que se escaparía.

— D-disculpe, ¿podría decirme qué hora es aproximadamente? —Le preguntó Jungkook al guardia amigable, quien miró a su compañero.

— Es casi medio día, Jeon. De seguro Mingyu ya te está trayendo el almuerzo. —Respondió con seguridad y amabilidad, dedicándole una pequeña sonrisita para luego volver a su puesto.

Aladdín ୭̥ Taekook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora