La ausencia de Emilia se sentía en toda la casa, incluso las sirvientas se lamentaban porque se había ido a la ciudad...
- Ella volverá pronto ¿cierto? - me pregunto Elena algo triste también
-Eso espero Elena...- respondió Joaquin muy triste.
Salió a una de las terrazas, se sentó a observar las estrellas mientras bebía un poco de whisky pensando en los besos de Emilia, en la calidez de su cuerpo, ese cuerpo que tuvo por un instante y que lo llevaba grabado a fuego. Deseaba que ella no se hubiera ido para poder tenerla y no dejarla ir.
Estaba absorto en sus pensamientos cuando su telefono sonó:
"te extraño... y siento que te amo"
Esas simples palabras bastaron para ir por las llaves del auto Joaquin ni supo cuanto tiempo le tomo llegar al estacionamiento, iba manejando lo más rápido que podía hasta que se vio parado frente a la puerta del departamento de Emilia, toco el timbre un par de veces hasta que abrió la puerta, se notaba que la había despertado pero no importaba.
Emilia lo miro algo confusa, tal vez preguntándose que hacia ahí parado pero a Joaquin no le importaba la hora ni que tenían que madrugar al día siguiente...sólo le importaba ella.
Antes que pudiera reaccionar sus labios estaban sobre los suyos...no quería dejar de besarla.
Se quedaron abrazados adivinando sus contornos, Joaquin tomo conciencia del peso de su cabeza en su pecho y su cabello alborotado cayendo por su espalda.
Recordó el día en que la conoció, cuando su presencia lo cautivó por completo. Desde entonces mas bien de antes la amaba y todas las cosas que han pasado han sido pretextos para llegar finalmente al instante en la que la tenía para el.
El aire se atascó en el pecho y su corazón se disparó. Olvidé todo lo malo que había pasado, Emilia sería suya porque así estaba escrito desde el comienzo de nuestra historia.
Ella noto el cambio de su respiración, levantó la cara y lo miró. En la tenue luz que había en el lugar ambos adivinaron el amor en los ojos del otro.