Que sonrisa tan triste

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Emilia:

-¿Se encuentra bien señorita? - pregunto asustado el taxista al ver a Emilia sucia y maltratada.

Emilia asintió triste, en un papel anoto la dirección y también le indique que le diera su numero de contacto para costear el aseo del taxi

-Descuide señorita y tome - le entregó una tarjeta - aquí esta mi número por si necesita ir a alguna parte.
Cuando llego al departamento se sentía una extraña, desconocía el lugar aún sabiendo que era su refugio. 

Dejo las herramientas sobre el sofá, se quito las sandalias y camino al baño se fue quitando el vestido y también las flores de cristal del cabello al mirarlas recordó la noche anterior con Joaquín...sonrió al recordar aquel día en que Mariana dijo que era todo un hombre en la cama, admitió que tenía razón. Borro todo recuerdo de Mariana, todavía andaba con la adrenalina de lo sucedido y realmente no quería pensar nada.

Un par de horas después estaba en la barra del bar haciéndole señas a Mateo.

-¡Hola tanto tiempo! Creí que te habías olvidado de nosotros.

Emilia negó con la cabeza y le sonrió 

-Pero que sonrisa mas triste...- dijo Mateo - ten...cortesía de la casa...

Le dejo una botella de licor y se fue a atender a otras personas.

Emilia quedo sentada en la barra, encendió un cigarrillo, su teléfono parpadeaba con su luz avisando llamadas entrantes, Emilia lo tomo, vio el nombre de Joaquín y dejo el teléfono sobre la barra.

-Hola muñeca...- llego un sujeto saludando - ¿Qué haces aquí tan sola?

Emilia lo ignoro y siguió bebiendo.

-Si quieres diversión yo te puedo dar...tengo algo que te hará olvidar los problemas...- se puso a reír y saco de su bolsillo un papelillo y se lo entregó.

-Es por cuenta de la casa, si quieres más búscame estaré por aquí dando vueltas.
Emilia ignorándolo tomo la botella y fue al salón V.I.P. para estar más tranquila.
Iba por la segunda botella cuando comenzo a marearse, encendió un cigarrillo y a cada bocanada pensaba en lo que había hecho, se preguntaba si fué la decisión correcta, las voces no hablarían porque no se lo iba a permitir.
Tenía sueño pero no quería dormir, unos tipos se acercaron invitándola a bailar, negó con la cabeza y seguía bebiendo, se estaba quedando dormida así que decidió bailar al ritmo de la música, puso su mente en blanco y fue al centro de la pista.
Un chico se acercó la tomó de la cintura y se puso a bailar con Emilia, estaba tan ebrio que apenas podía estar de pie.
- Eres hermosa...- la acercaba a él a cada movimiento, Emilia no soportaba el olor a whisky y marihuana y empujo al sujeto para zafarse de el.

-Así es como me gustan...salvajes...- empujo a Emilia contra  la pared, con una mano sujetaba su cuello para no escapar y con la otra le tocaba los senos y bajaba a la entrepierna.

No había nadie mas en el lugar que se percatara de lo que ocurría, el sujeto comenzo a desabotonar sus jeans y lentamente bajo el cierre.

-Esto si que será placentero - Emilia ya se estaba resignando a la idea de ser violada cuando alguien lo golpeó dejándolo caer.

Salió huyendo tan rápido que ni siquiera dio las gracias a quien la ayudo, se tambaleaba a cada paso y tropezaba con la gente. Vio que Mateo me hacia seña indicándome un lugar pero le hice una seña de despedida y fue a tomar un taxi.

-¡Hey espera! ¡detente! - gritaba alguien, miro a ambos lados, no había nadie y supuso que se refería a ella, tal vez era el sujeto que la quería violar, venia un taxi y lo hice parar.

Veinte minutos después estaba sentada en la barra de un bar mas tranquilo bebiendo vodka.

-¿Te encuentras bien? - pregunto el barman algo preocupado - no llores...eres muy bella para estar triste además las chicas fiesteras no sufren.

Emilia toco su rostro y sentía la humedad de las lagrimas cayendo por sus mejillas.

-No creí que eres de las que lloran - dijo alguien en su oído para luego sentarse junto a ella, se sonroje al ver sus ojos aunque veía todo distorsionado debido al alcohol.

-Supe lo que paso esta noche...vamos te llevare a casa...has bebido bastante.

Emilia negó con la cabeza, quería contestarle que no iría a casa, que quería huir de todo y todos, olvidar lo que vio y vivió horas antes pero solo pudo llorar ante la impotencia de que su voz seguía sin aparecer pero le dio lo mismo todo, tomo sus cosas y camino tambaleando hacia la puerta

-Vamos preciosidad - Max tomó de su mano, la llevo a su auto y se fueron en silencio hasta que Emilia se quedo dormida...

Despertó con dolor de cabeza, abrió los ojos lentamente para darse cuenta que no estaba en su cuarto, se levanto y fue al baño, estaba hecha un desastre, abrió la llave del lavamanos y mojo su rostro hasta quedar bien despierta.

-Varias veces me he preguntado después de una noche de fiesta si aprenderé a no beber tanto - dijo Max tendiéndole un vaso con agua y un par de aspirinas - ten...te sentirás mejor también te deje unas toallas limpias para que te des un baño...luego baja a desayunar.

Luego de tomar las aspirinas, escribió en un papel preguntándole a Max como supo donde estaba...

-Fue casualidad...iba a reunirme con un viejo amigo pero me aviso que no llegaría por problemas personales, cuando ya me iba te vi yendo al salón VIP te seguí hasta ahí y bueno...el resto ya lo sabes...
Te dejo para que te duches, dejé una ropa para que te cambies...te quedara algo grande pero es mejor que andar impregnada a alcohol y cigarros ¿no crees? te espero en la cocina.

Emilia quedo sola en el baño, entro en la ducha y pidió a los seres del agua que la llenaran de su fuerza.

 EMILIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora