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Tobio y Koushi están saliendo.

Pasó. No de manera inesperada ni como si no lo hubieran planeado. Nada más se dio.

Después de que el Omega lo besó por primera vez, Tobio ya no podía tener suficiente de él. Cada que se veían, él quería más. Y Sugawara, contento, le daba todo lo que quería.

Aprendió que Kageyama Tobio era un cachorro sediento y él tenía más que suficiente para darle.

Se llevaban bien, los dos eran atractivos, podían estar horas en silencio sin sentirse incómodos. Eran motivos suficientes, no había que echarle mucha cabeza al asunto.

Tobio ni siquiera lo pensó. Un día, los dos comiendo en la cafetería, quiso tomar por cuenta propia la mano de Koushi. Realizó que, al hacerlo, toda la tensión de su cuerpo se transformaba en cosquillas. Realizó que, al hacerlo, las mejillas de Koushi se encendían en un rosado bonito y quería verle todo el tiempo así. Realizó que con Koushi sonríe mucho, que le viene así nada más y se siente bien cuando lo hace.

Koushi era su mayor, y ser el menor que le veía todos los días sin falta era un beso en su orgullo.

Koushi le pidió empezar un cortejo una noche que se quedó a dormir en su casa. Habían cenado pasta, habían comprado un rollo de crema delicioso y habían bebido vino blanco. El Omega traía unas copas encima cuando le preguntó:

"¿No te gustaría estar más tiempo juntos, Tobio?"

El Alfa, sorprendido, se acercó y tocó con cuidado la frente de Suga. "No tienes fiebre", dijo. Suga se rió, enseñando sus dientitos, y Tobio seguía acariciando su piel.

"Juntos..." Murmuró. "Juntos todo el tiempo".

"No todo el tiempo". Rió el mayor, ubicándolo suavemente. "Pero sí mucho tiempo".

En sus labios se formó un gesto presumido. Su mano continuó ahí, pegada a su frente.

"Mucho tiempo". Repitió Tobio.

"Sí". Suga rió bonito. "¿Por qué no me cortejas?"

Tobio abrió los ojos de par en par. El pecho se sintió pesado. Sus labios temblaron y sonrieron, igual de amplio que el Omega. Tobio jadeó sorprendido cuando Suga tomó su mano y dejó un beso fugaz en sus nudillos.

"¿Me dejas cortejarte? ¿P-puedo?"

"Siiiii". Chilló. "¿Por qué no?"

Tobio apretó muy fuerte su mano. Suga lo miró con ojos soñolientos y, con cuidado, tomó el tenedor para agarrar un pedacito del pastel. Hizo un avioncito con el cubierto que aterrizó directo en la boca apretada del Alfa.

"Sería bueno, ¿no?"

No dudó, pero vaya que se sintió presionado. Pero con un Omega así, tan bonito y oloroso, un poquito ebrio y con los labios brillando lamiéndose tan juntos, Tobio no encontró cómo pedirle más tiempo.

Él estaba pensando en cómo rechazarlo por hoy cuando Koushi se encaramó en su regazo y le abrazó por el cuello. Estaba peligrosamente cerca de las glándulas en su cuello, sentía su aliento caliente en la piel. Koushi olía a alcohol y a maderas finas. Koushi se sentía pesado sobre sus piernas. Koushi tarareaba con su suave voz justo en su oído.

La relación con Koushi era como un ganar-ganar. No estaba todavía muy seguro de qué era lo que ganaba Koushi estando con él, pero siempre se veía radiante. Tobio, por supuesto, estaba viviendo lo mejor de su vida hasta ahora.

Con Suga él tenía quién le escuchara. Él se emocionaba hablando de programación, desafiando en palabras los límites de los códigos, planteándose interrogantes, mezclándolo todo, y Koushi hallaría una manera de sacarle más, de hacerle pensar y pensar, de exprimir hasta lo último que sabía con un "¿Cómo?", un "¿Por qué?" o un "¿Qué es eso?".

La Ira del Tirano | Haikyuu!! FF (KGHN | Omegaverse!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora