Nando
Tras la traición a Sebastián, este había inventado mil y una maneras para asesinarme. Ya me tenia junto a él, no tendría escapatoria.
Los policías que entraron a el hospital no eran agentes profesionales ni mucho menos reales, eran algunos secuaces de la mafia de Sebastián.
No me llevaron a comisaría, como hicieron creer allí dentro de el hospital. Esto fue mucho peor.
En el momento que me senté en el asiento de aquel coche, sentí que mi vida corría peligro. Un peligro del que ya no habría vuelta a tras y del que no tenía escapatoria.
Me taparon los ojos con una venda de color azul marino muy oscuro, evitando cualquier entrada de luz que pudiese entrar a mis ojos. No pude ver nada.
Mi respiración fue agitada, nunca había presenciado una angustia tan atroz como la que tuve en ese momento.
Lo que si pude darme cuenta de quien se encontraba a mi lado. La mujer de mi vida, por que sí, por muy absurdo que parezca, Emma a formado parte de mi vida y la amo como nunca logre amar a nadie.
En aquel momento estubo a mi lado. Su respiración era medio agitada y temblorosa. La conozco a la perfección y supe con certeza que ella no tenia la más mínima idea de lo que querían hacerme.
Lo único que quería era que ella se arrepintintiese de lo que estaba haciendo, que se diese cuenta de las consecuencias que ese bastardo le traería.
Que supiera, que cuando él ya no la necesite le dará una patada y la dejara sola, sin ayuda y llena de problemas. O peor aun, muerta.
La idea de ver a Emma muerta en algún momento siempre la tuve presente, desde el momento en el que ella no decidió venir conmigo a ayudar a Ruth, supe que de una manera u otra, ella acabaría destrozada. Y esa idea me aterraba.
Aunque fuese en el último momento, que su cabeza hiciera click y entendiera que lo que estaba haciendo estaba mal.
Durante todo aquel trayecto, lo pase muy atento a sus movimientos y respiraciones, puesto que, era lo único que podía hacerme entender sus pensamientos o acciones.
En aquella camioneta, no supe en ningún momento quien era el que la conducia. Tuve la sensación de que eran uno de los secuaces de Sebastián, pero cuando lo descubrí, me lleve una grata sorpresa.
Aquella persona, me sacó de la camioneta con brusquedad. Entramos a una especie de garaje muy similar al que me tuvieron atado aquel día.
Mi venda fue destapada, y de un momento al otro, tuve la sensación de salir corriendo, de intentar huir, de intentar salvarme la vida o de hacer algo para no seguir en peligro.
Era todo demasiado oscuro, tan solo habían algunas lámparas alumbrando aquellas luces de el extraño garaje. Me sentí raro.
Habían muchas maquinas de torturas diferentes; sillas eléctricas, espadas, armas de un calibre muy alto y una infinidad de cosas más.
Lo primero que se me vino a la mente fue: tortura. Era obvio, Sebastián no querría matarme y ya, él lo haría de una manera más dolorosa, torturandome y matandome lentamente.
El garaje era muy grande. Lo que más me sorprendió, fueron las pocas personas que se encontraban ahí. Tan solo estaban Emma, Sebastián y varias personas con traje de policía.
—Por fin estás aquí —dijo en alto.
No le respondí.
—¿Que le vas a hacer? —preguntó Emma demasiado angustiada.
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Escucha Mi Voz © ✔
Mystery / ThrillerPortada hecha por la magnifica @LeyMaxwell Dante, un asesino de primera, le encanta ver sufrir y agonizar a las personas, sobre todo si él es el causante de ese dolor. ¿Qué hará cuando se tope con una víctima totalmente diferente a las que tiene ha...