Margarita
Estos últimos días en el orfanato no fueron fáciles, la monja mayor ya se enteró que tengo un hijo, también sabe que el se crió aquí y ahora tiene intención de echarme.
Lo entiendo, fue algo difícil para mí tener que contarle toda la verdad, pero creo que se lo merecía.
Aún recuerdo el día que metí a mi hijo en el orfanato, hice todo lo que estuvo en mi mano para protegerlo y hacerle feliz.
Realmente yo no deseé quedarme embarazada, solo caí en la tentación con un cura de la iglesia y ocurrió.
Este al enterarse de que me dejó embarazada, desapareció de mi vida, me dejó sola, pero yo no me rendí.
No quise abortar, realmente pude hacerlo sin que nadie se enterase, solo que realmente me hizo muy feliz al imaginarme un niño pequeño llamarme mamá.
Desgraciadamente eso nunca ocurrió, no tuve el valor para decirle a mi propio hijo que yo era su madre, y le hice creer todo este tiempo que no tenía padres.
Pero siempre me tuvo a mi, yo siempre estuve ahí para el, cuidandolo y protegiendolo.
Antes de que Dante entrase al orfanato lo cuidaba mi mamá, ella siempre fue una mujer muy buena, era la única persona que tuve el valor de contárselo, y ella se llevó el secreto a la tumba.
Jamás dijo nada, jamás dejó de cuidar a Dante, pero tras su fallecimiento tuve que buscarme la vida para hacer la de mi hijo un poco más feliz.
Siempre se me quedará en la memoria la mirada de mi hijo al verme ir a por el, era demasiado pequeño, tendría unos dos años más o menos.
Al principio no era muy extrovertido, pero cuando ya me agarró cariño era el niño más mimoso y adorable del mundo.
Siempre se acercaba a darme un abrazo, o cuando me ponía a su altura me daba besitos de buenas noches.
Aunque siempre fue peleón.
Una de las peleas más gordas en las que se metió fue para defender a Ruth, me acuerdo que sus compañeros terminaron dándole un golpe en su ojo derecho.
—Me duele —dijo tocandose la herida.
—Los encontraré y los patearé —respondió Ruth enfurecida.
—No vas a patear a nadie, lo que tenéis que hacer es dejaros de buscar peleas — intenté calmar la situación.
—Pero le estaban quitando su desayuno otra vez —volvió a decir Dante enfadado.
—No pasa nada, la próxima vez haré que se lo traguen —asintió Ruth con seguridad.
—No Ruth, la próxima vez me avisas y les regañaré.
—Pero le harán más daño —Dante estaba al borde de llorar.
—Voy a ir a repartirles un buen sopapo— Ruth levantó sus puños y haciendo un mohín con sus labios comenzó a moverse como si fuera una boxeadora.
—Quieta.
—Se lo merecen, lo hicieron ponerse triste —ella señaló a Dante con una mueca de tristeza.
—¿Sabes qué? Vamos a ponerles un castigo ¿te parece? —ella asintió.
—Sí, haz que limpien los baños después de que salga Mario de hacer caca.
ESTÁS LEYENDO
Escucha Mi Voz © ✔
Misterio / SuspensoPortada hecha por la magnifica @LeyMaxwell Dante, un asesino de primera, le encanta ver sufrir y agonizar a las personas, sobre todo si él es el causante de ese dolor. ¿Qué hará cuando se tope con una víctima totalmente diferente a las que tiene ha...