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EPÍLOGO.

Dante.

Ya han pasado como tres años de lo ocurrido, la verdad, es un momento muy duro de superar, pero poco a poco y juntos lo vamos consiguiendo.

Ruth ahora mismo va a terapia con un profesional que le ayuda a superar aquel trauma que esos acontecimientos le dejaron. Estoy junto a ella y le apoyo en todo lo posible.

Fue muy duro contarle la muerte de su madre. Decidimos esperar un poco de tiempo y buscar el momento adecuado. Ella cayó en una depresión bastante grande, a día de hoy, cada vez que lo recuerda le dan ataques de ansiedad. Uno de los más fuertes casi le hace volver a tener pensamientos suicidas.

Su psicólogo y yo le damos todo el apoyo posible, para que se sienta segura y hacerle saber que su profesionalidad y mi amor por ella estarán unidos para sacarla de ahí.

Cuando se enteró de la muerte de Diego, fue el mismo día que la encontremos en la piedra al borde de su muerte. Se dió cuenta ella sola, vio los cuerpos sin vida y le cayó la ficha. Le afectó mucho, demasiado, hasta el punto de desear haber muerto en aquel intento.

Por suerte, todo va a mejor, Ruth pone de su parte y las cosas van fluyendo por si solas.

Ahora mismo puedo decir que soy el hombre más feliz de la faz de la tierra, cuando todo esto pase y este superado, Ruth y yo queremos formar una familia.

Yo le digo que quiero que sea una niña, para convertirla en mi princesita y protegerla hasta el último de mis días.

Ruth quiere niño, dice que le haría mucha ilusión hacerle un peinado en forma de cresta.

Aún no sabemos cómo se llamaría.

Sea cual sea el sexo de mi bebé, tengo claro que lo querré con el alma.

Aún no está en la barriga de mi amada y ya lo amo.

También queremos casarnos, bueno, más bien quiero yo, Ruth dice que prefiere tener a los bebés y luego hacer la boda.

Una de sus otras ilusiones es ver a sus hijos llevando los anillos de casados.

A veces me da la sensación de que soy bastante intenso, pero mi amor por Ruth florece cada día, si por mi fuera ya hubiésemos formado una familia al completo desde hace años.

Zack sigue con nosotros, hace poco se mudó a otra ciudad con su pareja, Brandom, el psicólogo de Ruth, cada vez que el viene a hacerle terapia trae a Zack para que haga disparate en la casa.

Mi mamá, Margarita, nos visita cada vez que puede, ella ya está muy mayor y cada vez se le hace más difícil desplazarse, por eso, Ruth y yo cada vez que podemos le hacemos visita.

Finalmente no pudimos permitirnos vivir en aquella cabaña en el bosque, pero el objetivo era fijo, poder ser feliz, y ahora viviendo con Ruth en una casita con vistas al mar puedo considerar que al fin encontremos la paz y felicidad deseada.

Nando logró superar a Emma, ahora es feliz y vive con su hija y su chica en un piso de nuestra ciudad, Sammy, su hija, tiene tan sólo un año y medio, pero es la cosa más adorable que he visto nunca.

Me llama tito Dan, de echo, una de sus primeras palabras fue tito, Nando dice que no, pero yo digo que si, créanme.

La novia de Nando también es muy agradable, gracias a ella, Nando pudo superar con éxito el fallecimiento de Emma, él la recuerda con cariño, y como es evidente, la extraña a veces, pero gracias a Mar, su novia, el pudo volver a ser feliz.

Sebastián... bueno, es una larga historia, ni siquiera sabría por donde empezar.

No, no está muerto, pero no le queda mucho tiempo de vida, de eso estoy seguro.