Denuedo

Allende

Un gemido escapó de su garganta mientras sus dedos se enterraban en el rubio cabello para darse algo soporte y poder ajustar la forma en que se estaba moviendo. Su cabeza hallaba cada vez más fascinante las sensaciones que le despertaba estar así y aunque era diferente a cuando lo hacía con Neji también la enloquecía por completo. Se detuvo en cuanto escuchó el nuevo gemido de la rubia y se bajó de ella, pero tiró de su cabello para volver a besarla, las dos estaban agotadas por lo que finalmente casi en contra de su voluntad decidió cerrar los ojos para poder dormir.

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Se despertó porque escuchaba ruidos a los lejos, con pereza y resignación se despidió de los brazos de Morfeo para intentar entender en dónde estaba, sintiendo un martilleo incesante dentro de su cabeza. Vio todo a su alrededor, reconociendo que estaba en su propia habitación, así que lentamente empezó a incorporarse para buscar en su mesa de noche si había llevado un vaso de agua antes de dormir y maldijo al darse cuenta que lo había olvidado. La frazada se resbaló en el momento de moverse y sus senos revelaron que estaba desnuda, así que empezó a intentar rehacer lo que había pasado el día anterior sin que el dolor de cabeza aumentara. Se acordaba de estar en la casa de Ino porque iban a ir a la fiesta por el cumpleaños de Kurenai, que habían estado hablando de la celebración mientras se arreglaban y de repente todo se iba a negro.

El inconfundible sonido del agua que deja de correr y el grifo de la ducha ser cerrado se escuchó, lo cual terminó de confundirla pues no veía la ropa de Neji doblada encima de la cama en donde él siempre la dejaba mientras se bañaba ¿Qué había pasado? ¿qué había hecho? ¿con quién había pasado la noche? Nunca en su vida había bebido tanto para perder el conocimiento y tener una laguna de ese tamaño y mucho menos se había llevado a algún desconocido a la cama ¡jamás! Antes de poder pensar en algo más la puerta se abrió y pudo ver que era Temari quien salía del baño completamente vestida, maldijo nuevamente pues la forma enojada en que la veía no le dejaba lugar a dudas, se había vuelto a acostar con la rubia.

- ¡Si te atreves a...

- Sí, sí — la interrumpió mientras se llevaba las manos a la cabeza tratando que no retumbara tanto — si no te callas ya, vas a hacer que lo que me mate sea la jaqueca

- Eso sería una buena solución a esta mierda — ella no contestó, solo se dejó caer de nuevo en el colchón y se cubrió completa con la manta mientras los recuerdos empezaban a aparecer de a pocos empezando desde lo que habían hecho en esa cama hacia atrás. Los pasos resonaban en el azulejo del piso, ¿por qué no había mandado a poner alfombra?, la puerta fue abierta y ella solo asomó la cabeza por un segundo

- Por favor no des un portazo — fue su nueva súplica y la respuesta fue un chasquido de lengua. Luego hubo pasos recorriendo la sala y por último la puerta principal se abrió de mala manera y fue cerrada con fuerza. Bueno, al menos no se había escuchado tan duro como si la azotada hubiera sido la de la habitación.

Se giró tras volverse a esconder bajo la manta, intentaría dormir al menos un rato más a ver si así de paso menguaban los efectos horribles de la resaca. Tenía que dejar de beber tanto y por encima de eso, tenía que dejar de acostarse con Temari cada vez que se excedía en tragos. Los minutos fueron avanzando y ella bufó, seguía teniendo sed así que refunfuñando se puso de pie y buscó la ropa que usualmente usaba de pijama antes de ir a la cocina, a pesar de llevar años viviendo sola no acostumbraba a andar desnuda por ahí. Una vez estuvo segura que no tenía ninguna otra necesidad urgente regresó a la cama en donde el letargo no tardó en llegar.

- Te ves peor de lo que esperaba — fue el saludo de Ino, quien la despertó haciendo a un lado su cabello que le tapaba la cara — parece que te arrolló una avalancha — no, la había atrapado una tormenta de arena que era aún peor