Estrategia

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Tenía que respirar profundo y contar por lo menos hasta cien en su cabeza para no alterarse y no rodar los ojos ante las constantes discusiones entre el Raikage y la Mizukage, el debate por quien controlaría las islas seguía y la solución que surcaba su mente cada vez con más fuerza pues las voces solo aumentaban de volumen era que arrojaran una maldita moneda al aire y ya. A ella que la dejaran en paz y le permitieran hacer el trabajo que tenía pendiente.

Agradecía que no estaba estresada, o al menos no aún. De ayudarla a liberar su tensión se había encargado cierta kunoichi castaña, la cuestión es que no tardaría mucho en volver a acumular nudos en su espalda y los dos kages se seguían gritando sin dedicarse a lo que a ella le importaba, y eso era las condiciones para la nueva fuerza de élite que todavía no tenía un nombre más elaborado que ese. Y entonces los líderes dijeron que tenían otras cosas que hacer por ese día, declarando la primera reunión una completa pérdida de tiempo.

- Mi oferta sigue en pie ¿la has considerado? — no olvidaba que mucho tiempo atrás le había ofrecido trabajar para Kumo

- Es muy amable A-sama, pero Suna es mi hogar

- Lo entiendo, un hogar algo agreste me atrevo a decir

- Vivir en el desierto no es para cualquiera, pero tiene su encanto

- Claro, tener arena en todas partes es un gran placer — el hombre hizo una especie de sonrisa — nos veremos mañana

Ella abandonó el edificio y se dedicó a caminar un rato por la aldea, su lealtad sin duda era hacia su país natal sin importar que detestara a los ancianos y que si estos se llegaban a enterar de lo que había estado haciendo la iban a desterrar sin siquiera parpadear. ¿Sería una buena idea considerar la oferta de trabajo en ese caso? No estaba segura, no sabía qué clase de políticas tenían en el país del Rayo al respecto y ella no quería dejar su hogar, a fin de cuentas allí vivía con sus hermanos que era la única familia que le quedaba.

Se sentó en un restaurante para almorzar una sopa de tofu mientras cavilaba precisamente respecto a sus hermanos. ¿Qué pensarían ellos si supieran lo que era? Nunca había visto a Gaara sentirse afectado de forma alguna al tener que exiliar a los shinobis que no se "enderezaban", lo máximo es que evitaba que Baki los golpeara pues si del hombre dependiera los azotaría en la mitad de la aldea, pero eso era todo, tampoco es como si su hermano más pequeño fuera alguien expresivo. Y por el otro lado estaba Kankuro, quien era un mujeriego que salía con cualquier cosa con falda, nunca se había detenido a pensar si era bien parecido o no, pero ninguna mujer se le resistía y tenía una cita casi a diario, rara vez salía con la misma mujer por más de un par de meses y en sus viajes se dedicaba a ampliar sus conquistas. A veces le daba la impresión que el marionetista era machista y la mayor reacción que le había visto cuando era alguna kunoichi la que era llevada por Baki por sus preferencias era mencionar que era una lástima o una pérdida, nada más.

¿Opinarían que ella había fallado a su trabajo? ¿La exiliarían? ¿La odiarían? Porque la falta de una reacción de preocupación o de querer detener lo que el consejo hacía demostraba que los dos estaban de acuerdo con lo que se estaba haciendo. Quería maldecir y golpear algo o a alguien, si Tenten no se hubiera cruzado en su camino ella no estaría teniendo esas divagaciones absurdas, estaría solo dedicada a seguir en su tranquila y mayormente aburrida relación con el Nara, eso era todo.

No se desgastaría pensando en la palabra que nunca había pronunciado para describirse pues estaba segura que no había nada malo con ella hasta ese entonces y que era completamente normal. Con esa palabra normal el recuerdo de Chiasa preguntándole que si acaso la había llamado anormal apareció. No, la mujer no era anormal y ella tampoco, solo que no era algo bien visto por todos y no quería ser juzgada por ello.

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