Debilidad

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Andaba por la aldea con una sonrisa que intentaba disimular, su noche había sido espectacular y eso no solo hacía mella en su humor de esa mañana sino en el estrés que había desaparecido casi por completo.

- Se ve alegre Tenten-san — dijo su protegido un rato después — ¿acaso tenía una cita y por eso rechazó mi propuesta?

- Su propuesta va en contra de mi profesionalidad — aclaró — y no, no tenía ninguna cita. No conozco a nadie de esta aldea

- ¿Luego las kunoichis no tienen un entrenamiento especial en...?

- Sí, pero solo usamos esas habilidades si la ocasión lo requiere para conseguir información o infiltrarnos en algún lugar — sonaba segura de sí misma, no como la realidad y es que a ella no le interesaba ni un poco tener dichas habilidades — para nada más

- Una pena, realmente me interesaría...

- Le agradezco dejé de insinuárseme

- ¿O? ¿Algún novio que me vaya a golpear?

- Puedo defenderme sola, de hecho tengo que defenderlo además a usted — odiaba que creyeran que no podía hacer algo por su cuenta — pero, puedo poner una queja a mis superiores o dormirlo y cargarlo como equipaje a Konoha para que se mantenga callado

Con eso consiguió que cerrara su boca y ahora sí dibujó una sonrisa, seguro si le contaba a sus amigas estas la regañarían por haber despreciado a un buen prospecto según ellas solo porque físicamente no era desagradable y si podía pagar una jōnin como escolta significaba que tenía un bolsillo abultado. La verdad es que no le interesaba y no solo por la misión, simplemente en ese momento tenía en último lugar de sus prioridades el conseguir una pareja, primero tomaba clases sobre las habilidades de kunoichi que interesarse en un hombre que le mentiría como lo había hecho el Hyūga.

Las diligencias del sujeto terminaron a mediodía exactamente, por lo que le dijo que tendría un almuerzo con unos comerciantes y luego de eso partirían. Ella aprovechó para revisar las provisiones de su maleta y si había algún faltante en sus pergaminos, compró un poco más de comida instantánea para el camino de regreso y tras comer algo vigilando de lejos la reunión abandonaron Kumo.

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No quería mostrar ninguna expresión en sus ojos, pero podía sentir como no los podía despegar de la mano del hombre y el camino que estaba haciendo en el aire. Si no se movía más rápido iba a saltar de su silla y agarrársela para que se apresurara

- Creo que — dijo de repente el Raikage deteniendo la mano y dejando la pluma a un lado, ella quería empezar a tirar de sus coletas desesperada — no revisamos lo concerniente a los minerales

- Sí lo hicimos — buscó en su copia del nuevo tratado y le mostró — fue de las primeras cosas que acordamos — no quería echárselo en cara, pero a pesar que su humor había mejorado levemente por lo que había hecho la noche anterior también había empeorado drásticamente por la misma razón

- No se te escapa nada, eres una excelente delegada

- Gracias, buscar lo mejor para mi aldea es mi trabajo

- ¿No has pensado en trabajar para mí? Me vendría bien otro asesor, uno que sí sepa hacer su trabajo con eso me puedo desentender de estas reuniones

- Disculpe Raikage-sama eso...

- No hay necesidad que me contestes ahora, piénsalo — tomó de nuevo la pluma y por fin firmó — nos veremos después

Esperaba que ese después se tradujera en por lo menos un año o más tiempo, como mínimo. Guardó la copia del documento que debía llevar a Suna y sin esperar más se puso de pie para ir a la posada en la que había dormido todas las noches exceptuando la última, recogería su equipaje y partiría de una maldita vez.

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