Capitulo 2. Un abrazo inesperado:
Un escalofrío recorrió su espina dorsal al sentirse observada, disimuladamente revisó sus alrededores pero solo encontró algunos estudiantes. No le tomó importancia y siguió su camino hasta que el sonido de una cámara detuvo su paso, volvió a revisar su alrededor hasta que logró ver el lente de una cámara camuflado entre los arbustos cuando se iba acercar fue jalada abruptamente por Sango.
-¡¿Kagome que rayos haces?! Hay que entrar ya.- Sango estaba algo despeinada y con alguna que otra hoja de los arbustos en su cabello pero Kagome no le tomo importancia a eso estaba más concentrada en el tema de la cámara, sin embargo al voltear su vista al arbusto ya no había rastro de ella.
- Kagome ¡¿que te pasa?! Camina el profesor ya debe haber entrado, ¿estas bien? Parece que hubieras visto un fantasma.-Sango la miraba preocupada mientras la sacudía ligeramente por los hombros.
-Nada, estoy bien, solo me pareció ver algo pero creo que fue mi imaginación "que extraño" Pensó.
Kagome se encontraba confundida, sabia que eso no fue su imaginación pero no quiso preocupar a su amiga, tal vez era algún estudiante de la facultad de fotografía que estaba probando una cámara o algo así.
Ese fue su primer error: Tomarse todo a la ligera, pero ya no podría hacer nada para revertirlo, la maldad siempre está presente, solo que en este caso esa maldad estaba empeñada en conseguirla a ella y eso haría.
Sin más ambas amigas se fueron corriendo directo a sus clases mientras que desde las sombras, un hombre miraba las fotos que había tomado con adoración, una que le cobraría muy caro a nuestra azabache.
...-¡¡Al fin!! Casi me muero del aburrimiento en esa clase, ni siquiera se porque ese viejo de Myoga sigue dando clases, debería retirarse de una buena vez.- Sango renegaba y maldecía a todos sus profesores al salir de la universidad.
- La verdad ni siquiera se porque elegiste esa carrera Sango, pensé que te gustaba la actividad física y eso pero...¿estudiar leyes? Eso si que no me lo esperaba- Kagome tenia un ligero tono de burla que sacaba de quicio a Sango.
-¡Ahhg Kagome! Sabes que no estudio leyes por qué quiera es solo que... ese fue el deseo de mi padre antes de morir.- su voz se fue quebrando mientras hablaba y las lágrimas amenazaban con salir de sus bellos ojos castaños.
-Sango, eso lo sé muy bien pero deberías hacer lo que a ti te gusta, estoy segura de que el estaría orgulloso de ti por seguir tus sueños, tal vez te dijo que ese era su deseo porque quería que tuvieses una buena estabilidad económica pero lo que todo padre quiere es que sus hijos triunfen y sean felices.- Kagome poso una de sus manos en el hombro de Sango en forma de apoyo.
-Si... tal vez tengas razón pero bueno dejemos de hablar de cosas tristes. - Una de las cosas que Kagome más admiraba de Sango era su optimismo y su facilidad para cambiar de tema tan rápidamente.
-Más bien dime como vas con la carrera de medicina ¿hay algún doctor guapo por ahí? Escuche que Koga está haciendo su maestría, ¿el no estaba enamorado de ti en secundaria? - Sango tenía cara inocente pero el tono de su voz era muy insinuante.
-Ay Sango no empieces con eso. - Kagome rodo los ojos en señal de fastidio. -En primer lugar Koga tiene novia, se llama Ayame es una chica muy hermosa y agradable estos días te la presento te va a caer muy bien y tiene una cabellera pelirroja hermosa...- Sango estaba con una gotita en la cabeza estilo anime mientras escuchaba todos los halagos dirigidos a la peliroja. -Y contestando tu primera pregunta me ha ido muy bien las clases son muy interesantes y... hablando de eso ¿podrías acompañarme a librería? Me pidieron unos libros de texto que no tengo en casa.- Kagome miraba con ojitos de cachorro a su amiga, Sango suspiró mientras se rendía ante los pucheros de Kagome.
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Enamorada de un psicópata /Sesshome/
FanfictionKagome Higurashi una estudiante de medicina de 19 años empieza a ser acosada constantemente por un desconocido quien comete actos atroces debido a su obsesión. Depues de mucho tiempo logrará hacer que nuestra pequeña niña caiga en sus garras haciénd...