Cap 4. Una carta de... ¿amor?:
-¿Y usted es...?- preguntó Kagome saliendo de su ensoñación.
-¡Oh! Lo siento pero que modales los míos, mi nombre es Bankotsu, Yamamoto Bankotsu- Respondió con una bella sonrisa.- Bueno señorita Higurashi según leo aquí usted sufrió una contusión en la cabeza que la dejó inconsciente por varios días además de algunos moretones que ya han sido curados. La dejaré aquí en el hospital por el resto del día de hoy, mañana temprano revisaré su cabeza para asegurarme de que ya está completamente sana y si es así le darán de alta por la tarde.- decía mientras miraba atentamente el portapapeles.
Kagome no le presto atención a lo que dijo estaba más concentrada en analizar al doctor que otra cosa y es que ¡vamos! Su belleza es innegable: Alto, Moreno, de ojos azules, cabello negro, sonrisa y voz encantadoras, y esos músculos... o si esos bellos preciosos y definidos músculos que hacían resaltar aún más esa bata Blanca.
-Señorita Higurashi ¿me está escuchando?- pregunto con un tono de burla.
-¿Que? ¿Eh? A sí sí doctor- un ligero rubor cubrió el rostro de Kagome debido a la vergüenza.
-Mmmm está bien señorita Higurashi nos vemos mañana- dijo mientras salía de la habitación.
Kagome se quedó sola en la habitación. Miraba a la nada y reflexionaba sobre todo lo que había pasado de una forma u otra sus pensamientos siempre se desviaban hacia el destello de cabello plateado que visualizó al estar casi en la inconsciencia era como si ese recuerdo se hubiese metido en lo más profundo de su mente y estuviese renuente a salir de ahí.
La tarde pasó rápidamente dando entrada al manto oscuro con pequeñas estrellas y una hermosa luna llena que iluminaba la habitación. Kagome intentaba conciliar el sueño pero por más que lo intentaba no podía, empezó a sentir su cuerpo y párpados pesados, más no debido al sueño, era como si de un momento a otro se hubiese paralizado todo su ser, se asustó cuando el sonido de la ventana siendo abierta retumbó en la habitación quiso voltear a mirar pero no podía, sintió unos pasos acercarse, intentó gritar pero ni si quiera su voz salía, sintió una respiración en su oreja que le erizó la piel seguido de un casto beso en su cuello, extrañamente esos labios fríos y suaves que se posaron en su piel la llenaron de una calma indescriptible que la hizo caer dormida en un segundo. Al despertar ¡se sintió de maravilla! Fue como si no hubiese dormido en años y esa noche al fin pudo disfrutar de un sueño tranquilo, estaba tan relajada que olvidó los acontecimientos de la noche, lastimosamente alguien entró a interrumpir su calma.
El doctor Bankotsu entró con todo su esplendor, Kagome lo miró extrañada ya que si no mal recordaba el le había dicho que la vería en la tarde.
-Buenas tardes Higurashi ¿cómo se siente?-Pregunta con una sonrisa burlona que le generó mala espina.
- ¿Tardes?- pregunta con gesto confuso.
-Asi es Higurashi, tardes. Usted se la pasó durmiendo todo el día, su familia vino a visitarla pero al ver que estaba dormida se fueron y dijeron que volverían más tarde para llevarla a su casa.- Bankotsu hablaba pero no la miraba a ella tenia la mirada fija en la ventana abierta de cuarto de Kagome.
-¿Eso significa que ya me puedo ir?- Preguntó ilusionada.-Asi es.- Bankostu le dio una mirada que ella no supo interpretar- Su ropa se encuentra en el segundo cajón de la mesita, me retiraré para que se pueda cambiar y llamaré a sus familiares para que la vengan a recoger. Bankotsu salió rápidamente de la habitación.
Kagome se quedó mirando la puerta un rato hasta que se levantó apresuradamente para buscar sus cosas. Cuando miro la mesita de noche sus ojos se iluminaron, encima de esta había una caja gigante de sus bombones favoritos se le hizo agua la boca el solo verlos, ignoro olímpicamente la carta que estaba sobre estos y se apresuró a llevar el delicioso chocolate a su boca. Le supo a gloria, estaba cansada de la comida insípida del hospital, escuchó las voces de sus familiares acercarse, se vistió lo más rápido que pudo divisó la carta encima de la mesa y la guardó en uno de sus bolsillos, la leería más tarde cuando ya estuviese en casa.
...
-¡¡Al fin!! Hogar dulce hogar.- dice Kagome entrando muy campante a su casa.
-Kag, hija deberías ir a descansar, acabas de salir del hospital tu cabeza puede estar un poco delicada aún.- Naomi hablaba con ese tono cariñoso que solo las madres pueden tener.
-Esta bien mamá iré a descansar un rato y después me pondré a estudiar debo tener mucho trabajo acumulado.- Kagome subió a su cuarto algo acongojada debido a sus deberes, tendría que pedirle los apuntes a Ayame.
Se tiró en su cama pensando en todo lo que había pasado.
"Ese beso...esa sensación" Kagome llevo su mano inconcientemente a su cuello rememorando el beso misterioso que había recibido, no sabía quien había sido pero estaba segura que fue real, recordó la carta y se dispuso a leerla, Kagome pensó que sería de Sango puesto que no había podido ir a recogerla al hospital junto con su familia, así que tal vez vino en la mañana y le dejó la carta y los chocolates en modo de disculpa, después de todo eran sus bombones favoritos y un gusto que compartía en común con Sango.
La carta estaba guardada en un prolijo sobre blanco con un sello de luna menguante.La abrió, definitivamente no era de Sango, esa caligrafía tan elegante y cuadriculada no podía ser de su mejor amiga. Se dispuso a leerla:
"Mi querida kagome.
La verdad lamento que hayas tenido que pasar por esa situación que debió ser atemorizante en su momento pero no te preocupes, yo me aseguraré de que nadie vuelva a hacerte daño aún si tengo que matar a cada ser vivo de este planeta así como lo hice con esos seres repugnantes que osaron tocarte, cuando estés completamente en mis brazos estaré tranquilo. Pero aún no es tiempo. Mientras tanto te seguiré cuidando en las sombras como lo he hecho siempre.
Te amo mon étoile.
Con amor, tu futuro compañero."Kagome se quedó de piedra, no sabía que hacer ni que pensar al respecto, lo primero que se le vino a la mente fue que había sido un broma por parte de Sango o Miroku ya que ellos (además de su familia) eran los únicos que sabían de lo ocurrido. Descarto a Miroku puesto el no sabia del asesinato de los hombres que las atacaron y según le dijo su madre había estado muy ocupado con la universidad y por eso casi no la visitaba, así que su única opción era Sango, los chocolates le daban un indicio y seguramente ella le pidió ayuda a alguien para escribir la carta porque definitivamente esa letra no era la de Sango y mucho menos estaba hecha en computadora, fue escrita a mano con el mayor de los cuidados. Decidió no pensar más en el asunto y atribuirlo todo a una cruel broma de Sango, ya después le reprocharia.
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Enamorada de un psicópata /Sesshome/
FanfictionKagome Higurashi una estudiante de medicina de 19 años empieza a ser acosada constantemente por un desconocido quien comete actos atroces debido a su obsesión. Depues de mucho tiempo logrará hacer que nuestra pequeña niña caiga en sus garras haciénd...