capítulo 11.

721 75 22
                                    

-¡¡Kagome!! Soy Sango, te estoy llamando de un teléfono público mi celular se quedó sin batería de camino al hospital y el idiota de Miroku dejó suyo en la cafetería.- A lo lejos se pudo escuchar a Miroku dando excusas baratas y después un golpe en seco, eso alivio a Kagome, eran sus amigos, algo idiotas pero sus amigos al fin y al cabo, no era el acosador.

-¡Sango! Que bueno ¿como está tu mano?- preguntó. El alivio ya era palpable en su voz.

-Oh esta bien, la herida fue un tanto profunda así que tuvieron que hacer unos puntos pero ya estoy bien, solo queríamos saber si llegaste bien a casa, estábamos muy preocupados.

-Oh...eso... sí, sí llegué bien, ya estoy en casa ya me iba a dormir de hecho.- Kagome dudo en dar su respuesta, pero al final decidió no preocuparlos más.

-¡Oh! Entonces te dejamos descansar, deberías tomar un té para dormir Kag, no creas que no me he dado cuenta de esas ojeras que te cargas. ¡Sueña conmigo y con malteadas de chocolate!, te quiero.- La voz de Miroku se escuchó al fondo despidiéndose.

-Ustedes también descansen, avísame cuando llegues a tu casa, yo también te quiero. Adiós.- Kagome colgó su teléfono con una sonrisa cansina, se quitó su uniforme y se preparó para dormir.

El sonido de su teléfono la volvió a interrumpir cuando se iba acostar, pero esta vez era un mensaje, supuso que sería Sango avisandole que había llegado a su casa, por lo que no le prestó atención.

A la sexta notificación se preocupó, tal vez se le había olvidado decirle algo importante. Agarro su teléfono con rapidez y entro a los mensajes:

* Número desconocido *

-Buenas noches, mon étoile.
-¿No te han gustado las flores?
-¿Porque corriste? ¿me temes?
-Aunque debo admitir que perseguirte fue muy...
-Entretenido.
-Aunque obviamente si hubiese querido te habría alcanzado, pero así no sería entretenido ¿cierto?.
-Mañana te llegará otro regalo espero que te guste, tarde mucho en hacerlo, Te amo mon étoile.

-"¡maldita sea!"- Después de otra sarta de maldiciones mentales, Kagome decidió...que lo mandaría al diablo, y luego cambiaría su número tal vez no era lo más inteligente pero la ira pudo más en ella.

-Escucha bien imbécil, no se
quien eres y tampoco me interesa saberlo ¡déjame en paz! Vete a al diablo tú, tus malditos regalos y tu maldito amor enfermizo ¡déjame vivir tranquila!.

-Veo que sigues teniendo ese carácter explosivo de siempre, ¡es tan excitante! Adoro eso de ti, es una de mis cosas favoritas, junto a tu precioso cabello.
Si sigues así me temo que tendré que hacerte mía antes de lo previsto.

Kagome se horrorizó y pasó de la ira al miedo en menos de un segundo, sacó la tarjeta de su celular y la rompió en dos pedazos, tendría que comprar una nueva, y evitar a toda costa que su madre viera el supuesto "regalo" que llegaría mañana, no sabia como podría reaccionar.

...

Como era costumbre últimamente, no pudo dormir bien, ya ni siquiera podía recordar sus sueños, solo eran gritos desgarradores, personas pidiéndole ayuda y llorando, se despertaba aún más cansada que cuando se acostaba, su reflejo en el espejo daba lástima, ya no era la misma chica alegre y saludable de antes, estaba pálida, su cabello estaba opaco, sus labios resecos y morados, a pesar de que comía no subía de peso, antes parecía adelgazar más, tanto que sus pómulos ya eran mucho más notorios, sus bellos ojos azules ahora se veían sin vida y con unas horribles ojeras en la parte de a abajo, parecía un cadáver.

Enamorada de un psicópata /Sesshome/ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora