capítulo 10.

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Había pasado dos semanas desde aquel acontecimiento con la muñeca. Todo había estado tranquilo, pero Kagome no lo sentía así, extrañamente la aterraba esa tranquilidad era como la calma antes de la tormenta.

Había empezado su trabajo en la cafetería junto a Sango y Miroku, le ayudaba a mantenerse distraída y olvidar un poco lo sucedido, con el pasar de los días se relajó, pensó que todo estaría bien.

Que tonta era.

Sango había roto un vaso accidentalmente y se cortó la mano, Miroku muy galantemente se ofreció a llevarla al hospital y a pesar de la negativa de Sango por no querer estar a solas con Miroku, el dolor de la cortada terminó por convencerla.

Kagome se quedaría hasta tarde en la cafetería, esperaría al padre de Miroku quién normalmente cerraba el negocio. Cuando este llego el manto estrellado ya se alzaba en el cielo.

Se dirigió a los casilleros privados a quitarse el uniforme y tomar sus cosas, tendría que irse sola ya que Miroku se había ido con Sango y no la podría llevar en auto. Pensó en pedirle al padre de Miroku que la acompañara hasta su casa pero se arrepintió al escuchar una cansina tos por parte de este.

Al abrir su casillero la recibió un ramo de rosas marchitas y espinosas, a su lado se encontraba otra carta. Su corazón palpito con miedo, reconocía perfectamente el sello de luna menguante que llevaba la carta.

Esa persona había vuelto, y sabía que trabajaba ahí, agarró sus cosas y la carta, ni siquiera se quitó el uniforme, salió corriendo lo más rápido que pudo de la cafetería sin hacer caso a los gritos preocupados del padre de Miroku. Si el loco que la acosaba estaba ahí no pondría en peligro al padre de Miroku.

Sentía pasos detrás de ella. La estaba siguiendo, pero no se atrevió a voltear.

Siguió corriendo sin parar hasta su casa, al llegar cerró fuertemente la puerta con llave y se quedo mirándola unos minutos para asegurarse de que no entraría. Subió lentamente a su cuarto sin perder la puerta de vista y al entrar también cerró la puerta con seguro, pensó en ponerle seguro a la ventana también pero el solo hecho de acercarse a esta la hacía temblar de miedo ¿y si esa persona estaba esperando a que se acercara a su ventana para poder atraparla? Su habitación estaba en un segundo piso pero  le había enviado un vestido ensangrentado ¡¿qué le iba a costar conseguir una escalera?! Reunió coraje de donde no tenia y se acercó lentamente a la ventana.

Sentía el corazón en la garganta ya casi llegaba, para su alivio al asomarse no vio a nada, quería abrirla por completo y asomarse mejor, inconscientemente llevo una mano hasta el seguro de su ventana. Era un impulso estúpido, lo sabia, pero no podía detenerlo, iba a abrirla cuando se percató de que una horrible araña peluda estaba posada en el seguro, pego un gritillo y se echó hacia atrás, tenía curiosidad pero mayor era su miedo a los insectos, los odiaba, fuese el insecto que fuese, no había excepción.

La carta resbaló de sus manos junto con sus cosas, se apresuró a tomarla y la abrió con nerviosismo, sus manos estaban sudando frío y temblaban.

Debía relajarse y pensar con la cabeza fría, respiro hondo y se dispuso a leerla:

"Mi querida Kagome.

¿Como has estado? He estado muy ocupado estos días, me disculpo por tenerte olvidada, supe que hace poco te encontraste con Rin, ella está muy emocionada, ya quiere que estés con nosotros y yo igual, pero aún debo resolver ciertos asuntos, espero no te moleste. ¿Te han gustado tus regalos? No dejes que otras personas los tomen, tarde mucho en conseguir esa muñeca y tu dejaste que alguien más te la arrebatara, sería una lástima que terminaras igual que aquellas rosas ¿no crees?.

Te amo mon étoile.
Se paciente."

...

Rin...ese nombre ¡lo recordaba! Lo había mencionado en su sueño con aquel hombre de cabellera plateada y tatuajes en la cara.

"¿Que hablé con ella?...la niña, debe ser la niña, ella debe ser Rin pero...quien esta persona ¿será alguien de mis sueños también? Ahg tengo más dudas que respuestas" Kagome puso una de sus manos en su rostro claramente frustrada ¿porqué le pasaba esto a ella? De todas las mujeres que hay en el mundo porque tenía que ser ella ¿qué había hecho mal?.

Escucho la voz de su madre al otro lado de la puerta y se apresuró a abrirla.

-Kag, hija ¿estás bien?- La preocupación era palpable en su voz.

-Sí mamá...no te preocupes es que... llego otra carta.- Kagome le extendió el sobre a su madre quien se dispuso a leerla.

-Kag he pensado... que lo mejor sería que te fueras a vivir un tiempo con tu tía en Osaka.- Su madre la miraba suplicante, pero a Kagome no le gustaba la idea, sentía que estaba huyendo del problema ¿y si esa persona se enojaba e intentaba herir a su familia? No. Definitivamente no se iría.

-¡¡Mamá no me iré!! ¡No voy a dejarlos aquí solos sabiendo que un maldito psicópata sabe donde vivimos y en cualquier momento podría hacerles daño!- Kagome muy rara vez perdía los estribos pero cuando los perdía podía dar más miedo que Sango cuando ve a Miroku coqueteando con otra chica.

-Calmate hija solo era una sugerencia, entiéndeme estoy muy preocupada por ti cariño.- Naomi acariciaba con delicadeza la mejilla de su hija.

-Sí lo sé, y lo siento mamá.- Kagome bajo la mirada sintiéndose avergonzada.

Naomi suspiró silenciosamente y abrazó a su hija en un intento de reconfortarla. El sonido del teléfono de Kagome las hizo separarse.

-Kag iré a dormir, tú también trata de descansar hija, si no puedes dormir avísame y te prepararé un té o puedes ir a dormir conmigo si lo deseas.- Kagome le sonrió tiernamente a su madre. No sabía que haría sin ella.

-Gracias mamá,voy ver quien está llamando y me iré a dormir, descansa y ten lindos sueños. Sí no puedo dormir llegaré a molestarte a tu cama - Kagome vio a su madre irse con una sonrisa, su madre definitivamente era la mejor del mundo, ella y su familia eran todo lo que tenía.

Nuevamente el sonido del teléfono la hizo borrar su sonrisa ¡¿quién diablos llamaba a esa hora?! Ganas no le faltaban de estrellar su teléfono contra la pared, pero era el único que tenía así que no se podía dar ese lujo.

Era un número sin registrar, lo cual se le hizo extraño, a menos que... ¿y si era el loco ese que le enviaba regalos? Ya le había escrito una vez pero ella bloqueó el número ¡¿y si cambio de teléfono?!.

No.

Definitivamente no iba a contestar.

Pero...y si no era ese tipo ¡¿y si le había pasado algo a Sango y Miroku de camino al hospital?! Podría ser una emergencia. ¡¡Ahggg!! Por culpa de un idiota obsesivo ahora le daba miedo hasta contestar su celular.

"Ok kagome, tranquilízate, solo es una llamada, ¡después de todo el imbesil ese ya sabe donde vives, trabajas y estudias! Ok eso es aún más desalentador... ¡ay! Debe ser algo importante no ha parado de insistir, ¡contestaré!." Kagome respiro hondo y se aclaró la garganta antes de tomar el teléfono.

-¿Hola?- Su voz salió más nerviosa de lo que quería...

...

Continuará.

Enamorada de un psicópata /Sesshome/ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora