capítulo 13.

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-Joven Hoyo ¿sucede algo?- Hoyo era uno de sus compañeros de clase, su amiga Eri le había dicho que al parecer estaba enamorado de ella aunque ella no le creyó mucho.

-Hola Higurashi yo...solo quería preguntarte si...te gustaría salir a ver una película conmigo el otro fin de semana ¡claro si no estas ocupada!- Kagome intentaba buscar la forma más amable de rechazarlo cuando alguien habló por ella.

-Por supuesto que sí a Kagome le encantaría ¿no es así Kagome?- Eri, junto a Yuka y Ayumi quienes también eran sus amigas se veían mu emocionadas por hacer el papel de casamenteras.

-¡Genial! entonces pasaré por ti a las ocho Higurashi ¡nos vemos!- Se fue dejando a Kagome con la palabra en la boca.

-Oigan ¡¿pero que les pasa?! Ya les he dicho que no me interesa buscar novio ¿por qué aceptaron?- Kagome estaba frustrada y molesta lo último que quería era saber de relaciones sentimentales.

-¡Ay Kagome no seas tan aburrida! Solo es una cita además el Joven Hoyo es un buen chico y se nota que le gustas mucho ¿porqué no le das una oportunidad?- Yuka intentaba convencerla de que no era tan malo como ella creía.

-¡¡Ahg!! Ustedes son imposibles.- Kagome abría la puerta de su casa mientras escuchaba a sus amigas reírse y molestarla.

-¡Y tú eres muy terca Kag! Solo dale la oportunidad ¿sí? Debemos irnos nos vemos luego, ¡¡cuídate!!- las tres se despidieron y se dirigieron a sus casas, mientras que ella pensaba en la maldita cita ¿y si le decía que estaba enferma? ¿o qué tenía un compromiso importante? Uff ya pensaría con más calma alguna excusa después de todo aún faltaba una semana para eso.

-¡¡Tiaaaaaaa ya llegué!!- Su Tía la recibió con un gesto de preocupación y lágrimas al borde de sus ojos.

-Kag... el paquete...-La voz de su tía se fue volviendo un susurro, Kagome vio como su tía regresaba corriendo al comedor, ella la siguió sin entender que pasaba. Su tía tomó el teléfono y la caja que estaban encima del comedor, la caja estaba escurriendo un líquido rojizo y tenía muy mala olor.

El recuerdo del vestido ensangrentado se apoderó de su mente y temió lo peor, eso tenía que ser un maldito sueño.
No. Una pesadilla.

-¿Que hay en la caja? -Su voz salió temblorosa sin quererlo.

-Kag, no es nada cariño no te preocupes, yo iré a hablar con tu madre ¿porqué no pides una pizza quieres?- Midoriko intento le dio una sonrisa forzosa y se giró para subir las escaleras, pero lo inevitable sucedió.

La caja cedió al peso y se rompió por la parte de abajo revelando así su horrible contenido.

Eran pájaros muertos.

Había de todos los colores y tamaños todos eran diferentes pero tenían una cosa en común: Ninguno de ellos poseía alas, la mayoría estaban arrancadas y las que no, estaban retorcidas de una forma atroz ¡¿como pudieron hacerle eso a esas pequeñas criaturas inocentes?!.

La distintiva carta con el sello de luna menguante, se encontraba atada al pico del pájaro más grande, estaba ligeramente manchada de lo que, ahora sabía, era la sangre de los pobres animales.

La agarro antes de que su tía lo hiciera.

- Tía, llama a mamá por favor.- Intento sonar lo más calmada posible.

-De acuerdo Kag, no te preocupes vas a estar bien cariño.- Su tía se dirigió a la segunda planta ahogando pequeños sollozos en su mano.

Kagome, con los nervios de punta, se dispuso a leer la carta:

"Mi querida Kagome.

¿Acaso creíste que podrías escapar de mi? Que tierno, aunque déjame decirte que no importa a donde vayas, yo siempre sabré donde estás, yo lo se todo, cada paso de que das, cada pernosa a tu alrededor, estoy en todos lados Kagome. No importa cuánto trates de volar yo siempre...lee bien Kagome...siempre cortaré tus alas.

Enamorada de un psicópata /Sesshome/ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora