capítulo 37.

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Sesshomaru ayudó a Kagome a levantarse, había notado que el cachorro estaba muy inquieto probablemente nacería un poco antes de lo previsto.

Ya tenían preparada la habitación del bebé. Kagome se había ocupado personalmente de la decoración. Le puso más empeño a eso que su propia boda, y valió la pena ya que la habitación había quedado hermosa. Aprovecho que estaba de pie y con algo de fuerza para salir a caminar por el jardín. Últimamente se la pasaba mucho en la cama, por más vitaminas que tomara no dejaba de sentirse débil.

Aveces le daba miedo no poder soportar el parto, había escrito en secreto algunas cartas para Sesshomaru y sus hijos en caso de que ella muriera, sabia muy que un parto dolía mucho, aunque no recordara el de Rin, al trabajar en un hospital era común ver mujeres que llegaban a dar a luz. Los gritos desgarradores que daban le erizaban hasta la médula.

Escucho la voz de Rin cerca así que decidió ir a ver. Ella estaba hablando con un niño más o menos de su misma edad ¿como había entrado aquel chico? A Kagome se le hacía extrañamente familiar. Era un poco más alto que Rin, con el cabello blanco como la nieve y unos hipnotizantes ojos color lavanda. Al parecer estaban discutiendo. Se quedaría un poco más a ver, si las cosas se ponían feas tendría que intervenir, luego hablaría seriamente con Rin.

-¡Mientes! ¡Mi padre no sería capaz de hacer eso! ¡estás loco! - Kagome frunció el ceño ante lo escuchado ¿Que tenía que ver Sesshomaru en todo esto?.

-¡Rin tienes que creerme! ¡Él es malo! ¡él borro tus recuerdos!- Rin se cruzó de brazos y lo miró con burla.

-¿Ah sí? ¿y porque no me los devuelves tú ya que tanto insistes?- El niño apretó los puños con impotencia. Kagome frunció el ceño ¿borrar sus recuerdos?.

-Eso quiero hacer pero aún no encuentro la manera. Sin el collar es imposible que todo vuelva a estar como antes. Rin debes creerme. Kagome ni siquiera es tu verdadera ma...-Una Sonora bofetada lo interrumpió. Kagome abrió la boca con sorpresa ¿Su niña había hecho eso? ¿porqué el niño diría esas cosas?.

-¡Escuchame bien Hakudoshi! ¡NO TE ATREVAS A VOLVER A DECIR ESO! ¡Ella es mi madre y siempre lo será! ¡Largo! ¡No quiero volver a verte nunca!.- Rin salió corriendo con lágrimas en los ojos. Kagome no entendía nada de lo que había pasado. Las lágrimas empezaron a resbalar por el fino rostro del niño que, ahora sabía, era el Hakudoshi del que tanto hablaba su hija. Lo vio darle la espalda y caminar hasta una pequeña puerta escondida en el jardín. Una serie de imágenes se cruzaron por su mente.

Era ella, estaba en la casa...pero quería ¿huir? Los cabellos de ese mismo niño se dejaron ver en una esquina, la estaba guiando hacia esa misma puerta. ¿Porque? ¿de quién estaba huyendo?¿porque él la ayudaba?.

Las imágenes se dispersaron y pudo divisar de nuevo al niño. Al parecer se conocían en el pasado. Debía preguntarle. Él ya estaba saliendo.

-Espe... ¡Ah!- Una fuerte punzada en su vientre bajo la hizo caer de rodillas al pasto. El niño se había ido. Sintió un líquido caliente delizarse por sus piernas mientras intentaba menguar el dolor.

Había roto fuente.

Otra dolorosa punzada la hizo gritar. Debía pedir ayuda pronto.

-¡¡¡SESSHOMARUU!!!- Rin llegó corriendo al escuchar el grito de su madre, sus ojos se encontraban rojos e hinchados por el reciente llanto. Entro en pánico al ver a su madre en ese estado.

-¡Iré por ayuda resiste mami! - Rin entró a la casa rápidamente. Su padre y su abuelo había ido a la empresa.

-¡ABUELA! ¡KAEDE! ¡AYUDA! ¡MI HERMANITO VA A NACER!- ¿Donde se habían metido? Rin estaba desesperada. Encontró una nota en la cocina que confirmó sus temores.

"Querida Kag.

Kaede, Shippo y yo salimos a comprar unas cosas para la cena, volvemos más tarde.

Con cariño Irazue."

Rin nunca había sentido tantas ganas de decir una grosería como en ese momento ¡¿como las van a dejar solas?!. Escuchaba los gritos de su madre desde el jardín. Tenía los nervios de punta.

-¡RIN APRESÚRATE!- Rin corrió de nuevo a ver a su madre. Se encontraba tumbada en pasto con gotitas de sudor resbalando por su frente.

-¡No hay nadie en casa! - Le dijo desesperada. Kagome la miro con miedo.

-Bus...ca mi teléfono...esta...esta en el cuarto. Llama a tu padre.- Rin asintió y salió corriendo de nuevo. Rápidamente busco el celular y llamo a su padre quien contestó casi de inmediato.

-Saiai estoy en una reuni...- Rin lo interrumpió alterada.

-¡Papá mi hermano va nacer y no hay nadie en casa! - Rin corrió hacia el jardín de nuevo mientras le gritaba a su padre. Kagome gritaba y respiraba agitada.

-¡PÁSAMELO! - Rin obedeció y le pasó el teléfono.

-¡¿DONDE DIABLOS ESTAS METIDO?!¡ESTOY DANDO A LUZ GRANDÍSIMO IDIOTA! ¡DUELE MALDITA SEA VEN RÁPI...! -Kagome no pudo terminar de gritarle cuando visualizo a Sesshomaru correr hacia ella y cargarla en brazos directo al automóvil de Toga ya que era el único medio de transporte que habia en casa. El de Sesshomaruse había quedado en la empresa.

-Rin, ve por la pañalera y sube al auto ¡Rápido!- Rin asintió, y a pesar de estar cansada de correr de un lado al otro hizo el esfuerzo y trajo lo pedido. Los tres subieron al auto y Sesshomaru emprendió el viaje como Alma que lleva el diablo.

-¡CONDUCE BONITO ANIMAL!- Rin quería reír por todas las cosas que su madre le gritaba a su padre quien parecía no inmutarse con ninguna de estas. Se obligó a permanecer seria pues sabia que no era momento de reír.

Finalmente llegaron al hospital y se llevaron a Kagome a la sala de partos. A Sesshomaru le importó cinco el que le dijeran que no podía entrar. Una sola mirada al médico bastó para que le dieran paso. El debía estar ahí cuando naciera su hijo. Rin se quedó afuera con los nervios de punta, aprovecho y llamó al resto de sus familiares. Irazue y Sango armaron un escándalo al enterarse.

Mientras tanto Kagome gritaba y pujaba rodeada de doctores y un Sesshomaru estoico. Kagome tenía ganas de golpearlo hasta quitarle esa maldita expresión de...su bello y hermoso rostro esculpido por los kamis.

Los hijos eran lo más hermoso de la vida ¡Pero dolía mucho traerlos al mundo! Kagome sentía como su cuerpo se abría y se desgarraba para darle salida a su pequeño cachorro.

Era como sacar una sandía por un agujero del tamaño de un limón.

Sesshomaru estaba luchando por no vomitar y desmayarse. Siempre le pasaba eso. El olor fuerte de la sangre, el sudor y otros olores que desprendía el propio hospital afectaba gravemente su agudo olfato.

Finalmente Kagome sintió como expulsaba a su pequeño bebé. Se sentía débil y veía borroso sin embargo eso no le importaba ¿Porque no lloraba? ¿Porque no había escuchado su llanto? ¿estaba bien?

-Sessh...mi...bebé...- Una silenciosa lágrima se resbaló por su mejilla antes de caer en la inconsciencia.

Continuará...

Enamorada de un psicópata /Sesshome/ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora