capítulo 21.

773 61 16
                                    

Llegaron en 20 minutos a la mansión, Kagome se sintió algo decepcionada pues cuando salió corriendo para escapar a ella le parecieron horas.

Sesshomaru la cargo en brazos hasta la mansión, todos estaban ahí adentro, nadie dijo nada al verlos llegar, la única que hizo algo fue Rin, quien cantarruteaba feliz cosas triviales.

A Kagome le pareció muy tierna, le recordaba a ella cuando era pequeña, de hecho eran muy parecidas, de no ser por el color de los ojos serían idénticas. Rin los seguía dando saltitos que hacían que la pequeña coleta que tenía a un lado de su cabeza saltara graciosamente, Kagome dejó escapar una sutil risa que no se pudo apreciar bien debido a la tela en su boca.

Separaron sus caminos llegando a la habitación, Rin entró en la siguiente puerta, Kagome asumió que era su habitación.

Sesshomaru abrió la puerta como pudo aún con Kagome en brazos y la cerró tras de sí. El cuerpo de Kagome se tensó notablemente ¿acaso el iba...?
Sus pensamientos fueron cortados de tajo.

-No te haré nada.- Fue depositada con sutileza en la cama, le quitó los zapatos y luego el se quito los suyos. Le quitó la corbata de la boca pero no desató sus manos, la acomodó mejor en la cama y se echó junto a ella. Kagome estaba nerviosa y confundida, él la confundía, en un momento podía comportarse como un bestia y en otros parecía ser el hombre más caballeroso del mundo ¿qué rayos le pasaba? ¿acaso además de ser psicópata también era bipolar? Sintió el rose de sus labios contra los de ella. La estaba besando, su cuerpo se tensó aún más ante aquella acción, era un beso lento, tranquilo y delicado, en otras circunstancias Kagome incluso hubiese dicho que era un beso de amor y en sí lo era, pero ella no podía verlo así.

Sesshomaru se sintió abatido al ver que ella no correspondía, sin más se separó y la atrajo hacia sí en un abrazo protector, los arropó con su estola y prosiguió a hablar:

-Duerme un rato saiai, debes estar cansada, en un rato te traerán comida.- Kagome no quería dormir, de hecho ni siquiera se sentía cansada a pesar de la tremenda carrera que se había dado, pero sus palabras fueron como un hechizo y rápidamente se dejó llevar al mundo de los sueños.

Sesshomaru se separó un poco para observarla, al ver que ya estaba dormida le desató las muñecas. Se levantó con sigilo y elegancia y salió en busca de lo que necesitaba. Bajo al primer piso y camino por los pasillos, atravez de una ventana pudo observar a Tsukiyomi e Inuyasha sentados bajo la sombra de un árbol en el jardín, su mirada se quedó unos instantes en la figura de Inuyasha, rememorando eventos del pasado.

No se arrepentía de nada de lo que había hecho. Incluso pensaba que estaba siendo muy benevolente con él. Tal vez era hora de ponerle un pequeño trabajo, después de todo no podía dejar que se divulgara la verdad, y de paso podría deshacerse de ellos. Tal vez el niño podría salvarse.

Siguió su su camino por los pasillos hasta dar con la puerta que estaba buscando, sacó una pequeña llave  que colgaba de una cadena escondida en su cuello y abrió la puerta, admiró un poco el escenario que se mostraba frente a él y se dirigió a una pequeña mesita donde reposaba una jeringa con un líquido negro adentro.

-No te volverás a escapar mon étoile, seré tu kami.

Sonrió satisfecho y se encaminó a la salida con la jeringa en mano. Cerró la puerta y emprendió el camino de regreso.

Se topó con su madre casi llegando al cuarto, esta lo miró con una expresión seria y su fria mirada de antaño. Sesshomaru sonrió para sus adentros al verla ahí de pie mirándolo que esa manera, sabia muy bien lo que significaba y estaba esperando su reaccion, ella lo miró con dolor y negó varias veces con la cabeza para dar paso otra vez a aquella sonrisa y mirada feliz y jovial. Irazue siguió su camino no sin darle antes un pequeño beso en la mejilla a su hijo. Sesshomaru se mantuvo impasible ante aquella acción y continuó su camino al cuarto.

Miro con adoración aquel bulto enrollado en su estola, le descubrió un poco la cara para comprobar que seguía dormida, quito la tapa de la jeringa y palpó un poco el cuello de su mujer para proceder a aplicar aquel líquido de color negro que se encontraba en la jeringa, Kagome se despertó debido al dolor pero cayó desmayada inmediatamente.

Sesshomaru retiro la jeringa y lamió el pequeño puntito de sangre que había quedado, este sano de inmediato. Acaricio su rostro y empezó a desvestirla, dejó que sus uñas romas se convirtieran en afiladas garras y procedió a hacer pequeños cortes en su cuerpo, y uno más grande en la parte de su frente. Ya tenía moretones debido a la actividad de la noche anterior así que la dejó así. Busco una pijama y se la puso con mucha delicadeza. Escucho unos golpes en la puerta y permitió el acceso.

Rin entró muy feliz mientras sostenía un botiquín de primeros auxilios en sus manos, sacó varios implementos y se dispuso a hacer un vendaje en la cabeza de la que consideraba su madre. Sesshomaru miraba todo el proceso desde la esquina de la habitación, cuando Rin terminó se acercó a la cama y la alzó en brazos.

-Papi ¿mami se quedará siempre con nosotros?- Pregunto enfocandolo con sus grandes ojos chocolates.

-Asi es, recuerdas lo que hay que hacer ¿verdad?- Pregunto acariciando el rostro de su pequeña.

-¡Sí!-Respondió efusivamente.

-De acuerdo.- La bajo al suelo. Rin recogió el kit de primeros auxilios y se fue tarareando una canción que probablemente se acaba de inventar.

Sesshomaru saco de su bolsillo aquel anillo que le había enviado junto a la mano de la mujer el día de su secuestro. Lo deslizó en dedo anular de la mano izquierda de Kagome y lo observó fijamente, aquel anillo serviría para comprobar si su plan había funcionado o no. Saco otro anillo del mismo color pero más ancho y sin adornos y lo deslizó en su propio dedo.

-Nada nos va a separar saiai, eso tenlo por seguro. - Besó la frente vendada de Kagome y se encaminó al baño. Tomaría una ducha y se pondría ropa cómoda antes de acostarse al lado de su mujer.

Aprovecharía para pensar en sus siguientes pasos. Debía hacer algunas modificaciones a su entorno y esperar que ellos llegaran a Corea. No podía darse el lujo de que recordaran.

Salio de la ducha y se vistió rápidamente, se acostó al lado de una Kagome algo sudorosa, al parecer la inyección estaba empezando a hacer efecto. Probablemente despertaría en unas tres horas más o menos, mientras tanto, él disfrutaría abrazando su pequeño cuerpo.

...

Holiwis pollitos bellos ¿cómo están? Ya vamos avanzando un poco más con la historia, ¡estoy muy emocionada!

No olviden votar y comentar, ¡me hace muy feliz leer sus comentarios!.

Las quiero muchooo ❤❤❤

Enamorada de un psicópata /Sesshome/ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora