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La noche era pacífica, con una brisa suave, aunque congeladora. Por suerte, entre la poca ropa que trajo tenía una chaqueta que ponerse, no obstante, inmediatamente fue objeto de burla, pues rápidamente distinguieron la calidad de la tela y los detalle en los diseños, pero no le importó, solo tomó uno de sus libros y se dedicó bajo la luz de un farol.

Su intención no era agradarles, solo quería encontrar paz y tranquilidad durante unos instantes, aunque fuese en un barco pirata, solo quería despejar su mente, pese a un horrible dolor creciente en su cabeza.

Ha de ser el estrés.

Involuntariamente un puchero se formó en sus labios mientras estudiaba apartado de la bulla de los hombres, cerrando sus ojos un instante para disfrutar el momento.

— su alteza real, ¿qué hace tan aislado por estos lares? — le preguntó el capitán con ironía, rompiendo su momento. — ¿es acaso esta plebe el motivo de su desagrado?

— leía. — respondió tajante, sin intención de seguir el parloteo.

— ve a dormir, mañana tomarás tus clases de natación. — la sangre del menor se congeló. — verás, no queremos perder el tiempo salvándote en caso de caer al agua.

— yo ya sé nada. — se excusó. Bajo ninguna circunstancia quería entrar al agua.

— no te estaba preguntando. — refutó, mirando con el celo fruncido al menor. — no quiero sacar tu trasero del agua cuando te caigas por andar curioseando. El agua es helada, como si te apuñalaran con agujas por todos lados.

— he caído a lagos congelados y he salido para contarlo. — volvió a excusarse. — y no, no caeré. Solo quiero ir rápido a buscar al príncipe y volver lo más rápido posible al castillo. No me gustan los lugares abiertos.

— ¿qué tiene ese lugar que no tenga mi barco? — JaeBum alzó una ceja al mirarlo.

— higiene. — respondió JinYoung, sacándole un gruñido al capitán. — la gente no me golpea, disimulan su odio y allí están mis seres queridos.

— bueno, qué bien que hay alguien encargado de la limpieza para que su alteza no llore. — dijo Im con sarcasmo, tirándole una cubeta de agua que salpicó su libro, cosa que indignó al cartógrafo. — debes ir acostumbrándote, serás el nuevo encargado de la limpieza, tú eres la paga de toda esta aventura.

— sabes que al terminar todo esto demandarás todo el oro y miles de joyas, conozco a los de tu clase.

Lanzó la cubeta al suelo, sin llegar muy lejos, derramando el agua en los pies de unos marines, así ganó otras de las miles de miradas asesinas. Se levantó, con la intención de buscar otro lugar, de preferencia sin nadie. Cerró su libro, aunque al voltear se encontró con la furiosa mirada del capitán, que lo tomó de la camisa, arrastrándolo hasta las escaleras y amenazarlo con lanzarlo. Ya estaba harto de eso.

— en tu palacio pensabas que lo tenías todo, que el mundo estaba a tus pies y todo se hacía a tu voluntad, pero tu burbuja explotó tan pronto como se llevaron a ese hermano tuyo. — le habló Im, jugueteando con el poco equilibrio que el chico tenía. — ahora estás en el mundo real, no eres dueño de nadie, y aquí solo te queda agachar la cabeza, aprender que tu lugar es el suelo, que la única manera en la que sobrevivirás será lamiendo mis botas, si yo te exijo que cantes me preguntarás en qué tono, si yo te exijo que saltes me preguntarás qué tan alto. Tú pagaste para llevar al príncipe de vuelta al palacio, y eso haremos, así tú irás y te desharás de esos mapas y volverás a pagar el precio. Si digo que mañana aprenderás a nadar, es porque te lanzaré al agua quieras o no y nadarás o te ahogarás, dependiendo de lo que yo te ordene hacer. Ya no eres el gran Park JinYoung, hijo de un miembro del consejo, ya solo eres el que debe limpiar el suelo por el que camino.

JinYoung enfureció en ese instante, por lo que, encontrando el equilibrio necesario, empujó al pirata, haciendo que retrocediera un par de pasos, y el menor avanzara.

— ¡solo he estado aquí un par de horas y me odias de toda la vida! Yo no romperé mi palabra, no los traicionaré pese a ser unos piratas y sean una amenaza. No le temo al esfuerzo, no tengo problemas en limpiar, pero obligarme a hacer cosas innecesarias en serio molesto. — alegó JinYoung, sacándole un "uh" al resto de la tripulación. — eres un maldito patán que no puede aceptar que fue intimidado por alguien que él considera débil, así que quieres verme humillado para que recuperes tu ego. Déjame en paz.

Al voltear, todos lo veían estupefactos. Le había callado la boca más de una vez a su capitán. JinYoung tenía labia. Entre ellos había química, aunque era volátil.

Cuando el chico se retiró a la cocina para estar solo. Solo quería descansar unos instantes. No quería darles la razón, él era fuerte, bueno, tiene es fuerte y firme en sus ideales, ya que físicamente solo se podía así mismo y no un cuerpo. Solo descansaría allí y nada más.

Se sentó en una esquina, apoyando su cabeza a un lado. Solo quería paz, por un instante.

JinYoung no era alguien de aventura o social, solo tenía amores de papel, amaba la lectura, los estudios, la escritura, incluso la astronomía. Su prometido y el príncipe eran los únicos que podían entenderlo. Sacó la pequeña cadenita que estaba en su cuello, allí estaba su anillo de compromiso. Lo único que no daría como pago. Volvió a guardarla y se dispuso a dormir.

JaeBum bajó a buscarlo. Sabía que el pobre hijo del político no era de su mundo, por lo que amaba molestarlo, aunque debía admitirlo, le asombró ver al chico obedecer y hacer la limpieza, pese a sus comentarios volátiles. Bien, merecía descansar, dormir un instante, de todas las personas de alcurnia que pudieron llegar sus manos, llegó él, con comentarios volátiles, sin miedo a la muerte, pese a ser debilucho no negaba trabajos pesados.

No iba a despertarlo, fue el único que limpió le barco sin dejar mancha, cosa que nadie en toda la historia de su barco ha hecho.

Lo tomó en brazos, como si fuera una princesita, aunque solo era un principito. Lo llevo a su propio cuarto y lo acostó en su cama.

— ¿en serio te lanzaron contra una mesa? — preguntó cuando los ojos del menor se abrieron parcialmente.

— solo sobre una de vidrio con un grosor de 10 centímetros. — respondió adormilado, luego siguió durmiendo.

JaeBum vio esos ojos avellana, en el izquierdo había una pequeña parte de color azul. Muy bonito.

Se quitó la ropa, puesto a que dormía desnudo, solo se quedó en ropa interior y se acostó a un lado del chico.

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Lo prometido es deuda uwu

Regalo Del Océano {JJP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora