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Un nuevo día comenzaba, el cielo estaba nublado, un poco opaco, con los rayos del sol colándose por las enormes y grises nubes, con una refrescante brisa helada.

Algo que JinYoung no disfrutaría, ya que estaba ordenado la armería, cargando cejas enormes para acomodarlas, mirando de cerca las escopetas, pistolas, cañones y cosas así. En el palacio, como mucho solo tocó espadas, ya que aprendió un poco de esgrima.

Atrás apareció JaeBum, mirando el orden realizado. Silbó impresionado, llamando la atención del menor.

— así que... — habló el pirata. — comprometido.

— desde mis 10, es un compromiso por beneficio, pero él es una buena persona, me protege, siempre me escucha, nos apoyamos mutuamente, no como tú, que decidiste odiarme solo porque te acorralé. — le respondió JinYoung, pausando su trabajo.

— y dime, ¿de verdad crees que esa boda se realizará? Porque cuando todo termine, tú serás mi paga, solo te daré un par de horas para que entregues al príncipe, te deshagas de los mapas y vuelvas, después de todo, servirás para el resto de tu vida a este barco. — JinYoung guardó silencio, congelado en su lugar. — olvídate de él, rompiste el compromiso con él apenas entraste aquí. Qué pena, le rompiste el corazón.

— él es un marinero, va a buscarme, yo no estoy ligado a ti, estoy ligado a este barco, cualquiera de los dos puede morir. Si el barco es destruido, yo puedo ser libre. — le respondió con audacia, hasta que un pequeño rubor y una pequeña sonrisa malicia. — a menos que... te enamores de mí.

JaeBum abrió los ojos impresionados y con las mejillas rojas. Nunca creyó que el principito fuera así, todo un pirata que no sabía que existía en su interior. Un embustero o solo un conocedor de las preguntas.

— ¿de ti? — sonrió de lado. — no eres mi tipo, delgaducho, debilucho, algo mojigato, no sabes pelear, aunque eres muy engreído, incitas a peleas y... solo tienes lindo trasero. — las mejillas de Park enrojecieron.

— sabes que te gusto que desafiará, que te atrapara. — le contestó. — bueno, creo que estás celoso.

Iba a salir de allí, después de todo, ya había terminado, por lo que estudaría unos momentos hasta que le dieran una nueva orden. Caminó por un lado de JaeBum, sintiéndose tan bien por cerrarle la boca.

Una fuerte ola golpeó el barco, remeciéndolo. JinYoung perdió el equilibrio, casi cayendo, pero el pirata lo atrapó en sus brazos. El susto pasó, parpadeó y miró a Im.

— gracias. — murmuró, saliendo de los brazos del mayor.

— no durarás 10 días.

JinYoung se sintió raro. escuchó esa frase, pero no la recordaba y esa voz no coincidía. En su mente resonaba constantemente, como si estuviera grabado en su subconsciente, tatuado en su alma. Una advertencia, o más bien, como una maldición. Una sentencia de muerte cada vez que se acercaba al agua.

Se sintió mareado, somnoliento. Estaba atrapado en algo, sintiéndose congelado un par de segundos, algo rodeándolo, atrapándolo en una burbuja.

— oye, ¿estás bien?

Ni siquiera alcanzó a ver a JaeBum y volvió a caer inconsciente. Sintiendo su mundo caer poco a poco.

El pirata alcanzó a tomarlo antes que se golpeara con la madera. Lo acomodó en su regazo, golpeando levemente su rostro para despertarlo, sin embargo, JinYoung estaba inmerso en una pesadilla.

Recordaba esa noche. Ese enorme hombre que vino a hacerle daño nuevamente aparecía, aunque no podía ver su rostro, su sola presencia era suficiente para intimdarlo nuevamente. En su silueta su sonrisa resaltaba, una maquiavélica y malvada, con la intención de seguirlo en las pesadillas más oscuras. Al abrir sus ojos, tomó una enorme bocanada de aire, ahogando un grito al aire.

Ya no estaba más en la armería, estaba en la cama de JaeBum, y no le importó mucho si alguien lo veía o no, solo tomó una almohada y hundió su rostro, empezando a llorar por el miedo que le daba recordar esa noche. El miedo lo recorría y lo hacían querer abortar misión, pero su hermano estaba con ese monstruo y debía ir por él antes que fuera demasiado tarde.

JaeBum apareció y tocó su espalda, sobresaltándolo. Ahora no quería ver a nadie, pero no le quedaba de otra, era el cuarto del pirata, de hecho, ni siquiera debería estar allí, pero ahí estaba, llorando desconsolado contra una almohada para acallar los sollozos.

— me tenías preocupado. — le dijo Im. — ¿qué te sucedió?, ¿te enfermaste? ¿Por qué lloras? — no sonaba molesto, no sonaba burlesco o algo por el estilo, sino más bien, confundido.

— el hombre de esa noche. — respondió en un suspiro. — el que me lanzó contra una mesa. Temo que él esté cerca, le... le tengo miedo.

— oh, por favor, ¿ahora lo dices? Vamos a la mitad del viaje y ahora recién dices que le... — los ojos brillantes en lágrimas y levemente rojos del menor lo hicieron guardar silencio un instante, pensándolo bien. El chico se subió en un barco pirata, aceptó ser la paga y los salvó de sirenas. — bueno... está bien, yo te ayudaré a encontrar a tu hermano ese y salvarlo del hombre malo blablabla, pero eso te costará un poco más.

— ¿y qué más quiere de mí? — ese fue otro lamento. — estaré condenado a este barco para siempre, ¿qué más puedes tomar de mí?

— de ahí acordamos, pero sabes que por cada servicio hay un precio. — JinYoung realmente quería golpear al hombre, estaba mal y él solo quería hablar de negocios. Pero tenía razón, si le temía a ese hombre, no podría salvar a YoungJae. Era un idiota. — pero... bueno, quizás, sea un plus porque nadie ha limpiado mejor que tú y... bueno, es tu hermano y solo por tener relación te haré un descuento. — JinYoung aún así no le dedicó mirada, solo volvió a hundirse en la almohada, apenado y herido. — ¿realmente te aterró ese hombre?

— no tenía oportunidad contra él, con un golpe hubiera bastado, pero él hizo algo en mí. Esa noche sentí a la muerte susurrarme en el oído, como me decía que yo iba a irme ponto y que, bueno, mi vida acaba allí. — susurró. — apenas tomé aire, cuando desperté; todo ya había acabado y mi papá estaba a mi lado. Supongo que cuando lleguemos a YoungJae, me sucederá lo mismo...

— yo no me llevo bien con nadie, ¿sabes? — le habló Im. — yo no hago nada por nadie. Aquí cada quien con lo suyo, saben que si algo les sucede fuera de este barco, nadie irá por ellos. Supongo que debes querer mucho a ese sujeto.

— nos criamos juntos. — excusó. — no habían más niños en el palacio, y él es mayor por dos años, así que jugábamos y recibíamos educación juntos, hasta que cumplí 10 y papá me llevó con otros maestros, otras disiplinas y yo lloré porque creí que no seríamos más amigos, pero luego me dijo que seríamos como hermanos. Si algo le sucede, no me lo perdonaría.

— ¿por qué? Si los culpables son los guardias. — dijo JaeBum sin más. — si algo le sucede, es por culpa de la incompetencia de los guardias. Yo he robado en palacios, créeme cuando te hablo de calidad en cuanto a seguridad.

— yo sé dónde podría estar. — le contestó. — no digo que tengo la verdad absoluta, pero si tengo la más mínima sospecha que podría ayudar no me quedaré de brazos cruzados esperando a que hagan todo por mí. Mi papá me enseñó a hacer las cosas por mí mismo, y si tú no me hubieses aceptado, entonces nadaría hasta él. El límite es la muerte.

JaeBum se quedó observando el perfil del menor, que había parado de llorar, sin embargo tenía las marcas de las lágrimas en sus mejillas rosadas. Sí... era un tesoro lleno de sorpresas.

Regalo Del Océano {JJP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora