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Todos se reunieron. Afortunadamente y de milagro, todos estaban en una sola pieza. JaeBum empezó a revisar todos los daños de su nave. Nada tan grave, pero tardarían unos días, sin embargo ese lugar era muy peligroso, así que tendría que rogar al cielo por algo seguridad.

JinYoung seguía mal por el shock, por el trauma de anoche, así que por esta vez los hombres entendieron que no era lo mejor obligarlo a hacer algún quehacer. Él le había salvado la vida a YuGyeom y luego vio el rostro de la muerte marina a los ojos y sobrevivió. Un chico con la alcurnia de Park no hubiera sobrevivido a la primera noche, pero él sí lo hizo. La primera y muchas más.

Ahora estaba haciendo un poco de café para la tripulación, mientras que Mark preparaba el almuerzo. Dejó varios vasos de cerveza y tazas de café sobre una bandeja y salió a repartirlas. Principalmente, para JaeBum. Fue el primero al que le sirvió.

Algunos estaban cortando un par de árboles, otros estaban preparando la madera, otros hacían las medida al azar. JinYoung se acercó a ellos para ayudar. Sabía cálculo y algo de ingeniería. Le tomó las medidas a todos y se puso a hacer las operaciones necesarias para decirles qué tan largo, alto o ancho debía estar todo.

JaeBum miraba encantado a ese chico noble, como una pequeña sonrisa se formaba en sus labios cuando hacía todo ese trabajo, como un niño en navidad recibiendo sus juguetes nuevos.

— no lo mires así. — le dijo Mark. — él es un chico de la nobleza, un chico del palacio. Él no pertenece a esta vida, y si te confundes tú, harás que él se pierda.

— ¿a qué te refieres? — preguntó Im, con el ceño fruncido. — no te entiendo.

— esa mirada, te brilla la mirada cuando lo miras sonreír. — contestó. — sientes una extraña atracción hacia él que ni siquiera tú sabes cómo explicarla, y eso también lo confunde a él. Él no va a quedarse por mucho si sigues con ese conflicto.

Lo sabía. Claro que lo sabía. JinYoung siempre vivió allí arriba, con un compromiso arreglado, con una familia cariñosa, con estudios. Él estaba acostumbrado a vivir en una burbuja. En cambio, JaeBum había crecido en una familia disfuncional y un mundo podrido. Ninguno de los dos sabría explicar este sentimiento creciente.

JinYoung llegó a su lado, entregándole algunos cálculos para indicarle lo que debían hacer. Cuando lo miraba, cuando lo escuchaba, el mundo desaparecía y su alrededor se teñía de blanco y rosa, como si viera su aura y todo el amor que despedía de su cuerpo.

— ... entonces así podríamos hacer que el agua no se filtrara. — solo alcanzó a escuchar lo último de su dulce voz, solo miró el cabello castaño del menor caer por su frente hasta cubrir su ojo azul.  — JaeBum, ¿me escuchaste?

Cuando aterrizó en la realidad, parpadeó un par de veces y miró al menor, con una mirada frustrada al no ser escuchado con totalidad, y con todas las miradas sobre él, confundidos al ver que no escuchó una buena idea del castaño.

— ay, Dios... — maldijo Park en voz baja. — bueno, te repetiré...

No hubo tiempo de decir nada. JinYoung se quedó mirando hacia el bosque, observando entre las ramas, reconociendo un rostro entre ellos. Cuando hizo contacto visual con el nativo, él alzó una lanza larguísima.

JaeBum se dio cuenta de ello sacó su arma y le disparó antes que gritara. Aunque el ruido del disparo advirtió a todos los que estaban alrededor, sin embargo era uno menos.

— ¡ve al barco! — le gritó al menor, asustándolo. Por obvias razones, JinYoung dudó en marcharse, solo observó a JaeBum. — ¡JinYoung!

El mencionado estaba paralizado, observando todo a su alrededor cómo los nativos derribaban a la tripulación como si fuesen muñecos. JaeBum se puso delante de él, protegiéndolo. 

— carajo, ¡JinYoung! — le gritó Im, dándole una bofetada para que reaccionara. Pestañó un par de veces, dándose cuenta de lo que estaba sucediendo. Tomó la mano del mayor y salieron corriendo, evitando las flechas.

Tiraron un polvo blanco hacia los pies de ambos. Park cayó de inmediato, aunque el pirata seguía de pie. Los muy malditos habían lanzado drogas para detenerlos.

JaeBum sabía que eran drogas fuerte, pues en varias ocasiones las había probado, al grado tal de tener cierta resistencia. En cambio, el menor ni por asomo sabría decir qué era, aunque el aroma le resultaba familiar a Im. Un afrodisiaco, y la otra droga era cocaína.

No le quedó de otra que tomar a JinYoung entre sus brazos y defenderse de esas peligrosas personas. Ahora tenía que defenderse de esas peligrosas personas y lidiar con un cachondo niño rico.

— llévenlo a la aldea para el sacrificio. — dijo un anciano, quitando una máscara de cráneo. — danos al muchacho para poder llevarnos a ambos.

Ya no le quedaba más remedio. No le quedaban balas y JinYoung estaba excitado en su regazo, además, su equipo estaba atrapado y no tenían un barco en el cual huir o un cuarto decente en el que quitarle lo caliente al menor.

Tiró su arma lejos, pero no se separó de JinYoung ningún momento, lo mantuvo en sus brazos, cargándolo como princesita, y aunque por más que deseara tener a este chico montándolo mientras se besaban bien rico, no podía hacerlo si él estaba drogado, y más aún sabiendo que él se negaba a tener relaciones sexuales, era JinYoung quien debía entregarse sin sentirse presionado, estando cuerdo y deacuerdo. Ahora que sus esponjosos labios lo buscaban, debía negarse.

Bajo amenazas llegó hasta la aldea, donde todos los nativos miraban con odio a los allegados. Claro, muchos murieron de un balazo por su culpa, así que no culpaba a los lugareños, aunque en defensa personal, ellos fueron los que empezaron con el juego de la guerrita y drogaron a su niño rico.

— entréganos al muchacho. — pidió ahora una mujer. — danos a ese chico.

JaeBum, por obvias razones, mostraba una negativa. Sabía que en esa isla eran unos salvajes que mataban a personas por cualquier cosa, así que ahora querrían sacrificar a JinYoung por una de sus supersticiones.

Miró a sus hombres. Todos los soldados que los traían, golpearon sus cabezas para dejarlos a todos inconscientes. Im, obviamente, no fue la excepción.

JinYoung quedó desprotegido, expuesto ante todos. Trataba de luchar con su propio cuerpo traicionero, su mente estaba muy nublada y sintió la necesidad de tocarse a sí mismo, pese a que a veces sucediera, no era inducido por una droga. Trató de tomar la mano de JaeBum, buscando un poco de esperanza, sin embargo no podía llegar.

— JaeBum.... — llamó a su nombre.





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JinYoung: respira

Mundo: C A G A S T E

Regalo Del Océano {JJP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora