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No supo exactamente cómo o cuándo se durmió, pero por lo que sabía ahora, a despertar, era que estaba acostado sobre una mesa de piedra, con sus manos atadas sobre su cabeza y su camisa estaba hasta su cuello.

Trató de moverse, pero las cuerdas se apretaron en sus muñecas, dejándolo sin escapatoria.

Había música, gritos y susurros, así que entendió que lo que estaba sucediendo no era bueno. Se giró un poco, encontrando a JaeBum atado junto a las otras personas de la tripulación.

— él trajo la desgracia a nuestra isla, con la maldición del mar en su alma. La única manera de protegernos será entregando su cuerpo al mar y su sangre ser ofrecida a los Dioses.

Iba a morir y nada podía salvarlo.

Se retorció, tratando de romper las cuerdas con el filo de la orilla de la roca, aunque tardaría bastante en lograrlo. Mientras lo hacía, planeaba otro plan de escape.

Tomó el rostro de JinYoung, mirando los ojos de diferente color del muchacho.

— es hora de liberarnos de la maldición del brujo que nos trajo este chico. — profetizó la mujer.

Uno de los nativo sujetó una cabra sobre él, y la mujer degolló la garganta del animal sobre su torso. Sintió grandes deseos de vomitar, pero no era tiempo de, debía encontrar la manera de salir de allí.

Prendieron una rama de incienso y empezaron unos rezos.

— si no me mataron unos piratas, unos cristianos tampoco. — murmuró bastante frustrado. Miró hacia arriba, aumentando el roce entre el filo de la roca y la cuerda, hasta que logró cortarla. Golpeó a los indígenas que tenían esas ramas chamuscadas en las manos y pateó a la mujer.

Bajó su polera y se fue corriendo. Deshaciéndose de las cuerdas de sus manos, se metió al bosque y tomó un pedazo de tronco algo ligero, pero servía para defenderse.

Golpeó al primer imbécil que se cruzó en su camino, noqueándolo. Su vida no se iba a ir a la porquería, pero su moral sí.

Golpear a gente nativa para defender a pirata era un dilema ético, pero le valía una pinga. Quería encontrar a YoungJae y esos piratas eran su única alternativa.

JaeBum lo logró. JaeBum tenía razón.

Rompió lo único que creía en su interior. Y si moría, moriría peleando por su vida. Golpeó a todos aquellos que intentaban tomarlo.

Uno de ellos logró atraparlo, apretando su garganta con una cuerda. Hizo el mayor esfuerzo por intentar luchar, aunque sabía que estaba perdiendo.

Justo cuando se acercaba el fin, lo soltaron, haciendo que recuperara el aire. Miró que era JaeBum quien agarraba a palos al resto también. Luego sonaron disparos.

Im lo tomó de la mano, sacándolo de allí. Empezaron a correr lejos de allí, encontrándose con el resto de la tripulación.

— debemos estar a unos 1000 metros sobre el nivel del mar, así que debemos llegar a un punto donde habrá un puente, ya que debe haber alguna quebrada. — comentó JinYoung, mirando por dónde pisaba y a su vez, siguiendo a JaeBum.

— más te vale no equivocarte de nuevo.

Efectivamente, llegaron a un puente. Im observó que todos pasaran, menos JinYoung, que se quedó en la mitad del puente, cortando las cuerdas, cortando el puente. JaeBum frunció el ceño, iba a ir a buscarlo, pero Park ya había cortado el puente a la mitad, cayendo al abismo uno de los indígenas. 

— ¡JinYoung! — gritó Mark, mirando hacia abajo, encontrando al mencionado colgando de lo que quedaba del puente, subiendo con cuidado. El delgado le extendió una mano, ayudándolo a subir. 

— hay que irnos ya. — dijo el menor, poniéndose de pie. 

Efectivamente, debían irse ahora ya. Empezaron a lanzarle lanzas, flechas y piedras. 

Todos corrieron hasta llegar a la playa. El barco no podía estar en alta mar en esas condiciones, es más, tardarían horas si empezaban ahora, aunque sabía que no tenían tiempo. Debía ver alguna alternativa.

JaeBum, ya harto, enojado, frustrado y cansado, entró al barco, bajo la mirada de confusión del resto. JinYoung lo siguió, preguntándole angustiado qué planeaba hacer, aunque la ira del pirata era palpable, se sentía en el aire, y el menor entendió que era por su culpa todo lo que estaba sintiendo, así que se quedó mirando desde abajo todo lo que el mayor estaba planeando.

Los indígenas no tardaron en aparecer, apuntándoles y amenazándoles con todo lo que tenían en la mano. Mark se ganó frente a Park, protegiéndolo de sea lo que sea que se venga. El resto buscó sea lo que sea con lo que pudiera defenderse, ya sea con una piedra, una rama o un crustáceo.

Y que sea lo que sea lo que tenga pasar.

Ya para cuando se iban acercándose más esas personas, más se hacían la idea de una cruel muerte. Toda una vida en el mar para morir en una tierra cualquiera en nombre de nadie.

Mas nada llegó. JaeBum dio un fuerte grito, que ensordeció a todos. Mark protegió a JinYoung, abrazándolo fuertemente mientras todo pasaba.

Segundos después, todos miraron hacia el enemigo, encontrándolos inconscientes, luego voltearon a ver a su capitán, recordando por qué él tenía ese cargo, y cómo reafirmaba su puesto. JinYoung miró con miedo al mayor, escondiéndose detrás del cocinero.

— sabes que él no tiene la culpa, no te enojes con él. — le dijo Tuan, defendiendo al menor. — no hagas estupideces.

— ¡apártate! — le ordenó, aunque no esperó a que el rubio le hiciera caso, solo lo empujo y tomó a JinYoung de su camisa llena de sangre. — tú eras el culpable de todos esos problemas.

— y-yo no... — tartamudeó. — no sabía, no quería... n-no era mi intención...

— ¡no, nunca es tu intención, por Dios! — le gritó. — asume de una vez tus responsabilidades. Estabas maldito, subiste a mi barco y te callaste, mientras que nosotros enfrentábamos a monstruos marinos que nos enviaban para que te mataran, te solucionábamos el problema y seguías como si nada. — le dio una bofetada, botando al menor, realmente estaba enojado con él. — estamos a 4 días de tierra firme, será suficiente para devolverte. 

— pero... — intentó hablar, pero la  mirada en llamas del capitán lo hicieron guardar silencio. — perdón...

— ¡ya cállate! — volvió a gritarle. — no vuelvas a hablar, ni siquiera quiero volver a verte. Mark, cuídalo mientras que arreglamos los destrozos que provocó.

— ¿y por qué no menor me dejas aquí...? — murmuró en un hilo de voz, aguantando las ganas de llorar. 

— no me tientes. — le contestó el mayor. — ¿¡qué está esperando el resto!? No podré mantenerlos en ese estado todo el tiempo, apresúrense.

Mark le dio la mano al menor, levantándolo. Toda la tripulación miró entre pena e ira al maldito muchacho. Le había costado ganar la confianza y estima de algunos, ahora la había perdido por completo. Y de quien más sufrió la pérdida, fue con JaeBum.

Por lo menos tenía a Tuan.


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Markitos siempre un amor 3:

Pobre de Jinnie Bebé :c

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Regalo Del Océano {JJP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora