Luz en la oscuridad

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Marinette

Adrien no se había presentado a clases en toda la semana. No lo había visto desde nuestro último encuentro en el salón. Me arrepentía de no haberle dicho la verdad a tiempo pero no podía hacer nada más.

Ahora para no sentir tristeza me dediqué a odiar a Adrien. Él había estado con muchas mujeres y yo no sabía ni la mitad. Y si yo había estado con Luka en parte fue un error no habérselo dicho pero no éramos nada.

—¿Estas segura de que no sabes dónde está Adrien?— me volvió a preguntar Alya. Él había desaparecido estaba semana y nadie sabía donde estaba.

—No lo sé Alya, sólo déjame de preguntar eso.

— Lo siento pero sabes cómo es Nino. Me ha mandado todos los días a preguntártelo

Estaba con Alya en el centro comercial para elegir trajes de baño para nuestro viaje. Estaba emocionada por ello porque sería una buena manera de olvidarme de todo.

Después de esto debía ir a la fiesta sorpresa que habían organizado Alya y Kim. Se supone que era una sorpresa pero Alya me lo había dicho todo.

— Tú sabes que Adrien y yo ya no somos amigos— observe un bañador que me llamo la atención. Era precioso y de mi color favorito rojo.

—Esa no te lo cree ni tú mamá. No creas que no me doy cuenta, Adrien te desnuda con la mirada cada vez que te ve— le reclame por decir eso en voz alta porque habían personas cerca de nosotras que podían escuchar.

— ¡Eso no es cierto!— me defendí.

— Cariño, ¿porqué crees que estás con Chat noir? Porque es idéntico a Adrien!— exclamó como si fuera obvio.

— No se parecen en nada Alya— ella siempre tuvo esa idea pero sabía que no hablaba en serio. No podía reconocer a Adrien con la máscara, era imposible.

— Como digas...— dijo eso en un tono un poco juguetón. Sabía que seguiría insistiendo con lo mismo.— Y hablando de Chat noir, creo que me estás ocultando algo.

Ella tenía tanta razón. Esta semana había evitado hablar de Chat noir porque no quería contarle a Alya lo que había pasado con Adrien. Era vergonzoso pero necesitaba sus consejos.

— ¿Es tan obvio?— me metí en un cubículo y me desvestí dejándome sólo mis bragas y sujetador para probarme el bañador. Alya estaba afuera esperándome.

— Te conozco, ya sabes que no puedes ocultarme nada— si tan solo supiera...

— Le he dicho que estoy enamorado de él.— lo solté. Era relajante decirle la verdad a Alya. Ella siempre sabe darme consejos.

— ¡¿Por qué coño has hecho eso?!— abrió el vestidor y se metió allí conmigo. Esto sería bastante difícil y vergonzoso de explicar cuando saliéramos.

—Porque es la verdad Alya y estoy cansada de fingir que no lo es— estaba esperando sus gritos. Me diría que es muy pronto y que no lo conozco lo suficiente para decirle que lo amo.

Y así pasó. Me senté escuchándole como me reprochaba por haberle dicho a Chat noir que lo amaba. Me dijo que no debía apresurarme y que no debía esperar que me lo dijera porque era muy pronto.

— Marinette los hombres son así. ¿Recuerdas cuando le tomó a Nino decirme que me ama? ¡Tres años! Tú conoces a Chat noir un mes.

— No lo conozco hace sólo un mes Alya. Ha sido mi amigo por mucho tiempo y creí que el momento era adecuado. — sostuve mi quijada en mi mano y resoplé— pero ya veo que me he equivocado.

A escondidas (lemon miraculous)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora