Dos palabras y cinco letras

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Adrien

Solo tenía que decírselo. No era tan difícil porque sabía que sentía algo por ella. Si se lo decía ella sería mía y podríamos dejar de escondernos. Era algo simple.

Pero mis palabras no salieron de mi boca. Ese pensamiento de abrirme a ella y decirle que la amo me aterraba. Todavía tenía secretos y no sabía si alguna vez me perdonaría.

— Yo...— me preparé para decir esas palabras pero no pude. Ella se alejó de mí, sus labios dulces se alejaron y su perfecto cuerpo tomó distancia.

— Está bien Adrien, prefiero que no lo digas. No quiero forzarte a esto. —camino hacia el baño donde sabía que se iría.

Quise ir detrás de ella y decirle que también siento algo por ella pero mis pies no se movieron. Ese miedo me lo impidió.

Permanecí en mi habitación pensando en lo que haría. No quería perderla pero no podía decirle lo que amaba. No podía seguir mintiéndole más.

— Adrien...— Plaga vino volando con un pedazo de queso.

— Ahora no Plaga. Puedes tomar todo el queso que desees, solo déjame solo— me acoste en mi cama dándole la espalda.

— Sólo quería decir que lo siento por Ladybug y tú— me entregó su queso apestoso. Sabía que me apoyaba porque la mayoría de veces era egoísta con su comida.

Deje el queso a un lado y tome lo que me había dado Marinette. Era su traje rojo con motas negras. Estaba roto en la parte superior y su olor era a vainilla y fresa.

Me quede oliéndolo por horas maldiciéndome por no poder decir esas palabras.

«Te amo Marinette»

Marinette

¿Cómo pude ser tan tonta? Adrien no estaba enamorado de mi y nunca lo estaría. Era mejor saberlo ahora.

Esa mirada suya y su incapacidad de decir esas palabras hacía que me sintiera peor. Había arruinado todo con mis estupidos sentimientos.

Si no me hubiera enamorado todo esto no hubiese pasado. Yo sería alguien como Lila y Adrien seguiría siendo el molesto primo de Félix.

Llegue a casa y me recosté en la cama. Tikki quiso hablar pero yo se lo impedí. No tenía ganas de charlar con ella.

— Marinette, tienes una visita— grito mi madre desde abajo. Escuche su voz detrás de la escotilla. Me emocione porque podía ser Adrien arrepentido.

Quizás vendría a verme y decirme que también me ama y que no lo dijo porque estaba asustado. Baje las escaleras con rapidez y me dirigí a la puerta. Mi madre se fue a su habitación para darme privacidad.

Sin duda no era Adrien, pero igual estaba emocionada de verlo a él.

— ¡Luka!— exclamé y me dirigí lentamente hasta la puerta. Me pare a unos pocos centímetros de él.

—He recibido tus regalos y tus cartas— me enseño una de ellas.  Yo tomé la carta y ahora me arrepentía de haberla mandado. Había escrito algo tan cursi sobre la amistad.

—¿Y has venido sólo para decirme eso?— me mostré interesada.

— He venido a disculparme...— su tono de voz parecía calmado y hasta note un poco de arrepentimiento.— por mi comportamiento infantil durante este último mes.

A escondidas (lemon miraculous)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora