Olas de placer

16.4K 478 409
                                    

— ¡Todavía soy virgen!— exclamó ella.

Yo me retire de allí y me quede viéndola por un segundo.

Se veía apenada, sus mejillas estaban coloradas y sus manos después se posaron sobre su rostro para intentar ocultarlo.

— Perdón, yo te he estado mintiendo por estas dos semanas.— encontró el valor en su interior para verme a los ojos pero luego se arrepentido y aportó la vista.

— ¿Me mentiste?— actué como si no estuviera al tanto de la verdad.

El auto en movimiento se detuvo y sabía que habíamos llegado a mi mansión.

— Yo, lo siento. Entiendo si estás molesto y si no quieres saber nada de mi— se traslado hasta el otro lado de la limosina y abrió la puerta. — Lo mejor es que me marche.

Me abalancé contra ella y alcancé a cerrar la puerta para que no se fuera. Ella se sorprendió de mi repentina reacción.

— Espera— me reincorpore despacio avergonzado de haber invadido su espacio personal.

— Por favor, lo mejor es que me marche— volvió a intentar salir pero nuevamente se lo impedí.

— Ya lo sabía— dije con la verdad

— ¿Que haz dicho?— frunció el entrecejo y me miró esperando una respuesta.

— Antes de devolverte tu bolso encontré los condones de fresa que compraste antes de la fiesta y hablé con Luka porque tenía dudas...

— ¡¿Entonces lo sabias?! ¿Y por qué me hiciste pasar por esto?— golpeó mi brazo con fuerza. Sabía que se enfadaría cuando se enterara, pero aún así se la veía adorable. — ¡¿Y hablaste con Luka?!

— Quería hacerte sufrir un poco, como tú me hiciste sufrir cuando pensé que te acostaste con Luka.

— ¿Entonces planeaste lo del baño para que te confesara?— se sorprendió al darse cuenta de todo lo que había hecho.

— Por supuesto, ¿no creíste que ibas a ganar esta vez o sí?— cuestione ahora abriendo la puerta con la esperanza de que me siguiera al interior de la mansión.

— No te creas tan pronto que ganaste— al extender mi mano para ayudarla a salir ella la tomo y después de agradecer el viaje al chofer, salió junto a mi.

Marinette

Por fin lo había confesado y ya no habían más mentiras entre nosotros. Me sentía mal por haberle mentido por esas semanas, y más aún porque yo le dije que debía dejar de mentir.

Y claro que estaba enojada porque me había hecho pasar por ese sufrimiento y esa vergüenza pero no importaba. Me la merecía.

— Pues ya te tengo aquí solo para mi. Yo diría que yo he ganado— dijo con su ego en las nubes por el simple hecho de que sabía que me tendría.

— No te creas que soy solo para ti... quizás solo esta noche— corregí inmediatamente. Yo no era propiedad de Adrien, y lo que haría no tenía nada que ver con él; era algo que yo estaba dispuesta a hacer porque estaba lista.

A escondidas (lemon miraculous)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora