Invitación al deseo

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Marinette

Eso había estado muy cerca de que alguien nos pudiera encontrar. No debía dejar que el deseo y placer se apoderara de mi dignidad y orgullo. Debía ser más cuidadosa si planeaba seguir viéndome con Adrien.

En esas semanas había pensado mucho sobre Adrien. Alya tenía razón desde un principio, yo deseaba que Adrien fuera mi primera vez, y aún podía hacerlo. Estaba segura que sería algo de una vez pero al menos éramos amigos. No me sentiría mal si solo me usaría, porque lo conocía.

Y ya no se sentía tan mal como creía. Además estaba segura que podría disfrutar de algunos momentos de placer con ese rubio sexy que tanto me ponía.

«Está decidido, perderé mi virginidad con Adrien»

Tanto pensar en eso me hizo volver a la realidad de un golpe al escuchar como Alya aún lloraba desesperada a través de la puerta.

— Cariño, ¿estas bien?— pregunte pegando mi oído a la puerta del baño. Estaba sentada en el piso con las piernas recogidas esperando a que Alya saliera de allí. — ¿Quieres que espere contigo?

— Si... por favor— abrió la cerradura y yo me levanté enseguida para abrazarla. Se la veía extremadamente triste, y no sabía por qué demonios. Era Nino, su novio de toda la vida y su alma gemela. Estaban hechos el uno para el otro y si tener un bebé era su destino, Alya debía cumplirlo.

— Ven aquí— tome sus manos para sentarnos en el frío piso del baño mientras cerraba la puerta con mi pie. Alya inclinó la cabeza y la reposo en mi hombro, yo hice lo mismo pero en su cabeza.

— ¿Podrías distraerme? Esto de la espera me esta matando— hizo un pequeño esfuerzo por sacar una sonrisa y reír.

— Vale, creo que podría hablarte de algo importante— ella se emocionó al momento en que entendió de que se trataba— pero debes prometer que no gritarás o te pondrás como loca— advertí en un tono autoritario.

— No puedo prometerte nada— esta vez su sonrisa era de verdad, y supe que se estaba animando.

— Adrien y yo nos encontramos en la farmacia y...— no quería decirlo en voz alta porque sabía que al decirlo sería verdad, pero estaba lista.

— ¿Y...?— me instó para que siguiera.

— Nos besamos de nuevo— comenté con emoción. Sabía que no debía ilusionarme pero solo con la idea que algo más pudiera pasar, flipaba de alegría.— Y no sé, creo que quizás siga tu consejo.

— No me digas que...— se tapo la boca de alegría y me abrazo fuertemente

— Si... me acostaré con Adrien, pero aún no es seguro. No sabe lo de Luka, y tengo miedo de que si se entera ya no me va a querer.

— ¡Hey! No digas eso— me reclamo con autoridad— ¿por que demonios no quisiera estar contigo?

— No soy una experta, no tengo ni idea que cómo hacerlo. Y tú sabes que él es como Cristian Grey- me sentí un poco mal de repente. Era una inexperta a comparación de Adrien y quizás no le gustaría si supiera que yo aún era virgen. Había escuchado que odiaba a las virgenes, y siempre las rechazaba.

— Si, pero eso te dejaría a ti como Anastacia Steele. Y a él no le importo que fuera una virgen, como a Adrien no le importará tampoco— tenía un buen punto, pero no debía compararme con una película donde tenían mas sexo que Alya en San Valentin.

— Pero tú sabes que él nunca lo ha hecho con una virgen— hice un puchero y me crucé de brazos para hundirme en mi miseria.

— ¿Y tú de donde coño haz sacado esa información?— parecía en su tono de voz como si se seguiste burlando de mí.

A escondidas (lemon miraculous)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora