Besos y limosinas

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Marinette

— Aún no confió en ti— mencione dándole un pequeño golpe en la mano.

— Sólo te llevare a casa, no dejaré que vuelvas sola— Tomo mi mano sin mi consentimiento y comenzó a arrastrarme hacia allá.

— Crei que no te importaba lo que hiciera— me encogí de hombros para rechazar sus acciones.

— No me importa lo que hagas, pero aún así supongo que somos amigos ¿verdad? Y no dejaré que camines sola a casa, más aún cuando llevas ese vestido.

Era tan difícil odiarlo cuando decía esas malditas cosas, era prácticamente imposible intentar alejarme de él cuando sus labios ligeramente abiertos me incitaban a que lo siguiera. Aparte de que tenía razón, era tarde y no era seguro regresar sola.

— Vale, iré contigo, pero prométeme que no intentarás nada Agreste, te estoy observando— entrecerré mis ojos mientras que con mis dedos lo amenazaba. Adrien río y asintió y ambos nos encaminamos hacia el auto.

— Espero que te recuperes para mañana; tienes sesión de fotos a las siete y a tu padre no le gusta que estés en estas condiciones— la asistente de Adrien lo inspeccionó brevemente y negó con su cabeza como desapruebo.

— Mi coche se ha quedado en la fiesta, ¿puedes mandar a alguien por él? — desatendió Adrien. Quizás debía primero asegurarme de que Adrien haya tomado antes de llamar a su asistente. Y ahora estaba segura que tendría problemas por mi culpa.

— Claro— espíe a Nathalie y ella comenzó a anotar el pedido en su tableta

— Gracias— Adrien cerró con un botón esa pequeña ventanilla que separaba al chofer y su asistente de nosotros.

Él recuperó su postura de antes y se acercó un poco más hacia mi, sin dejar de mirarme, tanto que comenzó a volverse incómodo. Recordaba que justo ayer mientras me veía intentando ser discreto me había besado después de ello.

— No pasará nada Adrien, así que deberías dejar de mirarme— me negué a mirarlo porque sabía que al verlo me provocaría besarlo y eso ya no podía pasar.

— Aún no— bromeó conteniendo su risa. Regrese a verlo sacándole la lengua mientras en mi cabeza reposaba constantemente: No caigas en sus juegos de nuevo— Pero estoy seguro de que no te he prometido nada — solté una pequeña risa, él podía ser tan estupido pero siempre encontraba una manera de hacerme sonreír

— Te puedo hacer una pregunta Adrien— Había recordado de pronto que me debía una respuesta del beso de ayer. Hasta ese momento no sabía por qué me había besado, quizás era porque quería acostarse conmigo, pero ¿por que ahora?

— Si tú me respondes otra—yo asentí amigablemente.

— He terminado con Félix así que creo que me debes una explicación.

— No te confundas preciosa, te he dicho que cuando termines con Félix y cuando seas mía. Y no veo que estés encima mío aún— intento acercarse nuevamente pero retrocedí como un reflejo.

¿Mía?

— Supongo que ahora es mi turno— Se alejó sonriendo. Sabía que le gustaba que yo me pusiera nerviosa, y cada vez que se acerca demasiado a mi causaba que mis mejillas se enrojecieran.

— Si esa pregunta incluye chupar pollas ni siquiera lo pienses— Adrien abrió su boca para decir algo pero después se acalló. Era típico de Adrien.

— Eso es injusto,sabes que todas mis frases terminan con eso— hizo un puchero poniéndome esa sonrisa que sabía era mi perdición.

— Bien, sólo habla rápido

A escondidas (lemon miraculous)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora