Vapor y gotas de sudor

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Marinette

Antes de que pudiéramos avanzar más salí del baño y me des transforme porque Tikki no estaría contenta si usaba el traje para estar con Adrien. No lo recordaría y tampoco se enteraría pero no quería abusar de su confianza.

Le di una pequeña explicación de que quería estar a solas con Adrien y ella se fue con plaga a pasar el día con el maestro fu. Después de encargarme de eso entré al baño nuevamente y vi como ahora Adrien solo usaba un bóxer y nada más.

— Voy a tomar una ducha, ¿me acompañas?— me extendió su varonil mano e hizo que me juntara a su cuerpo.

Me beso indeliberadamente, como si fuese ya un reflejo al que nos habíamos acostumbrado. Sus labios hicieron algo que nunca había probado antes. Comenzaron a morder la comisura de los míos con escasa fuerza provocando placer.

En un presuroso movimiento abrió la llave de la ducha y esta comenzó a disparar chorros. Entre cada beso una prenda caía al suelo, y con cada segundo que pasaba el ambiente de tornaba más caliente.

El cuarto de baño ahora parecía un sauna por el vapor que se pegaba a nuestros cuerpos desnudos y que hacía que el espejo se empañara.

Cuando la última prenda cayó al suelo entre forcejeos e intentos por no caer nos metimos al agua caliente. Quizás estaba demasiado caliente pero no importaba.

— Me encanta verte desnuda— tomó mi culo entre sus manos y comenzó a frotar estos de una manera tosca, sin piedad alguna y sin miedo a lastimarme.

— ¿Qué es lo que más te gusta de eso?— cuestione mientras sus labios ahora recorrían mis pechos y mi espalda se arqueaba hacia atrás.

— ¿Puedo serte honesto?— sabía lo que diría, y no me ofendía para nada. Es lo que los chicos les fascina de las mujeres y Adrien no podía ser esa excepción.

— Prefiero que seas así— tome sus mechones de cabello que ahora estaban húmedos y hundí mis uñas en estos.

— No sé si prefiero ver tus curvas o tu piel blanca— recorrió con sus dedo índice desde mis pechos hasta la parte inferior de mi vientre. — Pero si tuviera que elegir mi parte favorita de ti que puedo ver cualquier momento, definitivamente serían tus ojos.

—¿Mis ojos?— su mirada ahora se posaba en mis dos luceros azules. Eso no lo espera, en realidad lo juzgaba injustamente. Él no era perfecto en ningún sentido, pero para mi sí lo era.

— Tienes algo en la mirada. Es como una galaxia gigante o el cielo azul de medianoche o el océano Atlántico. Simplemente son preciosos.

Nos miramos por un reducido tiempo pero ya no podía esperar para volver a besarlo de nuevo. Mis labios habían creado una dependencia de los suyos, que solo podían ser saciados con el tacto.

— No conocía este lado tan cursi tuyo— me aferré a su cuello y mantenía mi mirada agachada para que las gotas de agua no entraran en mis ojos.

— Eso es porque eres la única que lo ha visto— me abrazó pasando sus largos brazos por mi espalda desnuda.

Quería tomar la iniciativa esta vez y quería que el que disfrutara y tuviera toda la atención fuera él. Ya me había demostrado que era diferente a todos los demás entonces ahora solo necesitaba dejarme llevar.

Alya me había dado unos cuantos consejos sobre cómo complacer a un hombre y por supuesto que no tenía ni idea de cómo aplicarlos pero quería intentarlo.

Adrien

Tenerla desnuda pegada contra mi pecho bajo el agua sin duda tenía que ser lo mejor que me podía pasar. Confiaba en ella tanto en ese momento que sentía la necesidad de decirle todos esos secretos que guardaba.

A escondidas (lemon miraculous)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora