Capitulo 39

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Estaba siendo una terrible persona en esos momentos.

Había estado viendo en la última hora como su teléfono se encendía y se apagaba por las constantes llamadas de parte de Shouyo; y escuchando el sonido de los mensajes que no paraban de entrar cada vez que no respondía sus llamadas.

Golpeó el volante con fuerza para después gritar y acabar llorando desconsoladamente.

Lágrimas de dolor. Tristeza. Desesperación...

Sabía que ignorar a Shouyo no era lo que debería de hacer. Pero no podía responderle en la situación en la que se encontraba.

Había aparcado el coche a una cuadra de su casa para que precisamente Shouyo no le viese. No había hablado con nadie desde que se había ido del parque de atracciones, y parecía un muerto en vida con la mirada perdida.

Aunque Bokuto estaba parecido o peor que él.

Creía que era retorcido, pero Bokuto la tenía mejor. Él no tenía que volver a casa con un esposo embarazado al que si le decía una noticia como esta, podría abortar al niño que crecía en sus entrañas.

¡Demonios! ¡Mira que lo sabía!

Sabía que algo podía pasar en este embarazo, ¡pero no pensaba que fuese un secuestro!

¿Acaso Kageyama había planeado esto? Sinceramente lo dudaba. ¿Qué ganaba llevándose a Soichi lejos de Shouyo? Si realmente amaba a su pequeña esposa, nunca se llevaría al niño. ¿Y llevándose a Shiro? Era un poco más de lo mismo.

Cerró los ojos con lágrimas aún corriendo por sus mejillas y apoyó la frente en sus manos que estaban todavía en el volante.

Sus gritos por todo el parque de atracciones llamando a Soichi le desgarraban la garganta. Lo mismo con los nombres de Nao, Shiro y Kageyama. Todos y cada uno de ellos sin responder un 'aquí estoy, no hace falta que grites' o un 'estoy aquí papi' como había sucedido en la costa.

O un 'lo siento, querían ir al baño'.

Pero ninguna de esas frases fueron dichas.

Bokuto y él solo podían seguir hundiéndose en la desesperación de encontrarlos.

Al final tuvieron que ir con los guardias de seguridad del lugar y por los altavoces llamaron sus nombres y esperaron angustiosos segundos, minutos... Sin que siquiera se reportasen.

Por culpa de eso tuvieron que cerrar el parque de atracciones y llamar a la policía. Y sus ganas de llorar aumentaron al ver como Daichi se habría paso entre la policía mostrando su placa vistiendo de civil; y aunque aquella no fuese su jurisdicción.

—Bokuto. Miya. ¿Qué pasó?

Él solo pudo boquear como un pez fuera del agua, hasta quebrarse y llorar cayendo de rodillas al suelo.

Había sentido una mano posarse en su hombre pero no tuvo la fuerza de alzar la mirada para ver quien era.

—Creemos... Que alguien quería secuestrar a los niños y... que Kageyama se interpuso y también se lo llevaron.- comentó Bokuto.

—¿Qué ha dicho la policía sobre esto?

—Que pongamos una denuncia después de setenta y dos horas si no los hemos encontrado. Tu deberías de saber de esto Daichi.- se cruzó de brazos Bokuto.

—P-por favor... Daichi...- sollozó Atsumu.— Encuentra a mi hijo. P-por favor...

—Iré a hablar con los que estén al mando. Haré todo lo que pueda.

Después de eso Daichi se había tardado casi media hora en regresar con ellos, tal vez intentando convencer a las personas al mando e incluso a sus propios superiores de poder estar allí; y con una mirada seria y un asentimiento de cabeza fue lo que le bastó para saber que la búsqueda de su hijo estaba en buenas manos.

Siempre fuiste tu (AtsuHina) EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora