Capitulo 7

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Atsumu y Tobio se encontraban en una cafetería cercana a la escuela. Estaban sentados en una mesa bastante apartada de las miradas curiosas de los demás clientes; en completo silencio midiéndose con la mirada.

Detrás de la barra se encontraba una chica realmente nerviosa discutiendo con su compañero de trabajo para ver quien de los dos iba a dejar la orden de aquel par. Definitivamente ella no quería volver. Les había saludado con cortesía como lo había hecho con el resto de clientes que habían entrado durante la mañana. Sin embargo, la tensión que había entre esos dos le había hecho poner todos los vellos de punta y sudar frío. Con voz temblorosa les había preguntado lo que tomarían siendo el rubio una taza de té y el pelinegro una de café.

Era por esa misma tensión que había entre los dos que no quería volver.

Hizo de tripas corazón, y agarró con fuerza la bandeja donde llevaba el pedido. Lo hacía porque era su deber, no porque su compañero alegaba que era su superior y no podía desobedecerlo, que va.

Se felicitó al no derramar nada por el camino presa del pánico y cuando dejó ambas bebidas en la mesa corrió lejos de esta como si ardiera.

Atsumu al asegurarse que la chica se había ido, alzó su taza de té y le dio un sorbo. Al dejarla de nuevo en su plato, la agarró con una de sus manos mientras que con su dedo corazón de la mano contraria repasaba el borde de la taza con la mirada dentro del líquido marrón. Pensando muy bien las palabras que le quería decir a Tobio-kun.

Kegeyama por su parte veía la actitud pasiva de Miya peligrosa. Muy peligrosa. Podría ser muy infantil e inmaduro, pero cuando se ponía serio hasta él tenía miedo.

A regañadientes tuvo que aceptar aquella conversación. No iba a mentir que había decidido llevar a Nao a la escuela tan solo para intentar encontrarse con Hinata. Pero lo único que se encontró fue una emboscada por Miya Atsumu. Tampoco iba a mentir que le daba rabia como trataba a Nao.

Su hijo era tímido y le costaba abrirse con las personas, pero había sido llegar Miya Atsumu y su resplandeciente personalidad y carisma que habían hecho a su hijo darle un abrazo. Era irritante.

—Tienes un buen hijo, Tobio-kun.- habló Atsumu sobresaltando a Kageyama.— Sin embargo, Nao-kun es completamente diferente a ti.

Aquello le hizo fruncir el ceño.

—Dudo que me hayas pedido hablar solo por la personalidad de mi hijo.

—Correcto. No hemos venido hablar de Nao-kun.- le dio otro sorbo a su té.

—Ve al grano. No eres alguien de darle muchas vueltas a las cosas.

Atsumu soltó una pequeña risa irónica que caló hasta los huesos de Kageyama.

—Quiero hablarte de Shouyo.- le dijo finalmente volviendo a subir la mirada.— Quiero que no te acerques a él.

—¿Qué?

—Te digo esto por si todavía no estabas enterado. Shouyo es mi esposo.- señaló el anillo que había visto colgando en su cuello, ahora en su mano derecha.— Y tenemos dos preciosos hijos. Y por tu culpa, Shouyo ha estado alterado desde ayer.

Kageyama apretó los puños.— Yo no hice nada malo.

—¿Besar a la pareja de alguien más no es nada malo?- dijo irónico.— Shouyo está embarazado. Lo que hiciste pudo haberle afectado. Da gracias que está bien, porque tu no me conoces Tobio-kun.

—Pero él está bien.- dijo Kageyama más para si mismo diciéndose que a Hinata no le había pasado nada grave.

—¿Has pensado que tus actos egoístas podrían haber dañado no solo a Shouyo?- Kageyama quería bajar la mirada, pero su orgullo le decía que no podía dejarse ver débil y vulnerable.— Solo pensaste en ti mismo sin medir las consecuencias. Y Nao-kun no es quien para pagar los platos rotos que vas dejando en el camino.

Siempre fuiste tu (AtsuHina) EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora