Capitulo 38

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—Eso es... Eres un buen bebé.

Oikawa miraba feliz, emocionado, conmovido... con demasiado emociones dentro de él, como aquel pequeño tesorito de su Iwa-chan y él bebía de la tetina del biberón con gula.

Recargó su cabeza en el hombro de su prometido sintiendo como le besaba lo alto de esta antes de recargar la propia en la suya. Tener a Akihiko había sido mágico.

No iba a mentir que se asustó demasiado cuando su bebé no lloró. Se supone que todos los bebés lloran cuando nacen pero se ve que su tesorito era especial como su mami.

Le dieron de alta el mismo día en el que su bebé llegó a ese asqueroso mundo para mejorarlo; y le recomendaron que debía de caminar aunque fuese un poco. Cuando llegaron a la casa que habían alquilado, Futakuchi preocupado le revisó primero a él y luego cuando estuvo en cama ambos admiraron lo lindo que era Akihiko.

Él tenía la fuerte convicción que de mayor sería tan atractivo como Iwaizumi. Lo que en verdad sería un gran problema. Probablemente un montón de arpías se acercarían a su bebé y él como la mamá gallina en la que se convirtió no podía permitir aquello. Su tesorito no podría estar con nadie que no tuviese su aprobación con anterioridad.

Mientras todos se iban ese domingo a sus respectivas casas de nuevo, Iwa-chan y él se tuvieron que quedar allí otro días más por él y el bebé.

El martes por la tarde, estuvieron llegando a Miyagi donde en la puerta de su apartamento les esperaban Suga junto a Kaori, Nishinoya y Yuki. Eso solo le hizo soltar lágrimas de emoción por verlos... Aunque el señor refrescante no fuese santo de su devoción.

—A Daichi le habría gustado venir, pero tuvo que salir a trabajar.- les había dicho Suga.

—Y eso que era su día libre.- dijo algo divertido el antiguo libero.

Le ayudaron a acomodarse en la habitación que compartía con su fuerte hombre; extendiendo el futón en el suelo cerca de la pared para poder apoyarse en ella y sentarse.

Las más pequeñas estaban encantadas con el nuevo bebé, y abrían sorprendidas cuando agarraba con sus pequeñas manitas hechas puños los deditos que ellas estiraban. En cambio, Suga y Noya le dieron consejos de como cuidar del bebé. Por ejemplo de la temperatura correcta que debía de tener la leche; que era mejor empezar a acostumbrarlo a dormir durante la noche en vez del día o sino no los dejaría dormir; si el pañal llegaba hacerle daño en el traserito, ponerle un poquito de crema para evitar una irritación mayor.

Y que mediante de su llanto, era su forma para que le hicieran caso: ya fuese hambre, sueño, cambio de pañal... Aunque ambos le aseguraron que su instinto maternal saldrá a flote con el paso de los días.

Pero lo que más agradeció fue que si necesitaba ayuda, podía llamar a Suga, que él vendrá lo más rápido que pudiese.

—Se parece a ti.- le dijo Iwaizumi.

—No, se parece a ti.- refutó.— Tiene tu nariz, tus labios, tus ojos... Es igualito a ti Iwa-chan.

El moreno le apretó un poco con el brazo que rodeaba sus hombros.— No se donde ves las similitudes, porque para mi tiene tu nariz, tus labios, tus ojos...

—Me harás sonrojar Iwa-chan...- le empujó con el hombro.

Dejó el biberón de lado cuando Akihiko sacó la tetina de la boca y giró su cabeza dejando en claro que había acabado de comer; para acomodarlo con cuidado sobre su hombro y darle suaves toquecitos en la espalda intentando que soltase los gases y así no le doliese después la barriguita.

Cuando escuchó el pequeño eructo que salió de su niño, lo acomodó en el futón tapándolo con las sábanas y él con aún algo de molestias por culpa de su cesárea, se acostó a su lado.

Siempre fuiste tu (AtsuHina) EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora