Atsumu ayudaba a guardar las cosas que tenía que llevar Soichi a casa de Kageyama. Kenji se había ido a un campamento con su clase desde el día anterior y llegaría al día siguiente. Tanto él como Shouyo sentían la casa vacía, solitaria y muy callada sin alguno de sus niños, y si ahora Soichi también se quedaría junto a Kageyama, la casa se sentiría más solitaria. Tendrían a sus bebés, pero también querían tener a sus otros dos bebés junto a ellos.
Cerró la cremallera de la mochila y salió de la habitación de su hijo para dirigirse a la suya. Allí se encontró a su pequeña esposa vistiendo a los bebés con ropita para salir.
Dejó la mochila a un lado, se acercó a Shouyo y le abrazó por detrás besando su cabeza.
—¿No podemos raptar a Nao para evitar que Soichi vaya a su casa?- preguntó el rubio restregando su frente en el hombro del pelinaranja.
—Eso sería un delito y no quiero que mi esposo y el padre de mis hijos esté en la cárcel.
—Cierto...- dijo pensativo Atsumu.— No puedo darle el gusto a mi hermano de reírse de mi por ello. Ni a Kageyama. Te llevaría lejos de mi.
Shouyo rió. Giró su cara viendo al mayor y sonrió.
—¿Quien me llevará lejos de ti? Ni todo el oro del mundo podría hacer que me aleje del hombre al que amo.
Atsumu se sonrojó y besó con delicadeza los labios del contrario.
Lo agarró de las caderas girándolo para poder besarlo mejor y masajeó el hueso de la cadera escuchando un suspiro muriendo en sus labios. Con su lengua repasó el labio inferior de Shouyo quien abrió la boca a la espera de la intrusa lengua que con rapidez se enredó con la del menor.
El pelinaranja se puso de puntillas intentando tener más de Atsumu y alargó sus manos hacia su cuello enredando sus dedos entre los mechones rubios. Atsumu bajó sus manos hacia el redondo trasero de Shouyo y lo apretó escuchando un bajo gemido. Lo masajeó sintiendo como cada nalga se amoldaba a la perfección con sus manos y en medio del beso sonrió al saber que era el único en poder tocar aquel lugar.
Se separaron con la respiración agitada pero ninguno de los dos apartó las manos de donde las tenían.
—Deberíamos parar.- sugirió Atsumu sintiendo la excitación recorrerle el cuerpo.— No sabemos cuando podremos tener sexo hasta ir el médico.
—Cariño, lo que tu y yo hacemos no es sexo. Hacemos el amor.
Atsumu rió sonrojándose de nuevo y se inclinó para darle otro beso a su pequeña esposa. Pero el sonido del timbre resonando por toda la casa le hizo gruñir.
—¿Quien demonios es?
—Puede que sea Kita-san. Me acompañará a la escuela de los niños. Además queremos hablar con Satori-san.
Atsumu se revolvió el pelo y asintió.
—Iré a abrirle la puerta.
Salió de la habitación y caminó hacia la entrada.
Al abrir la puerta lo primero que vio fue a su pequeña sobrina. Tan parecida a Ai pero a la vez tan diferente. Pero ero obvio que su niña era mucho más linda que la de Osamu.
Apartó su mirada de la niña y la subió hacia su antiguo capitán. Le sonrió como saludo y el contrario hizo un movimiento de cabeza en respuesta.
—Entra.- le dijo haciéndose a un lado.— Shouyo está en la habitación con los gemelos. Estás en tu casa.
Kita volvió a asentir y cogió entre sus brazos a su bebé dejando de lado el carrito donde iba acostada.
—También...- habló Kita mirando al rubio.— Tienes visita.
ESTÁS LEYENDO
Siempre fuiste tu (AtsuHina) EDITANDO
FanfictionHinata huye a Brasil porque piensa que si se aleja de Kageyama es lo mejor para él y su futuro sin pensar en lo que eso causaría. Sin embargo, allí vuelve a ver a Miya Atsumu. Algo que cambia su vida. Ahora, casi nueve años más tarde y con una amor...