La muerte de Kageyama había afectado a todos a su alrededor. Sobretodo a Shiro.
Durante días, semanas, incluso meses, se culpaba de que no apretó con suficiente fuerza las heridas de su estómago y pierna. Si lo hubiese hecho quizás podría haber estado con vida.
Las pesadillas que le siguieron en ese tiempo, le hacían gritar y levantarse exaltado durante las noches asustando a sus padres y hermano pequeño. Bokuto y Akaashi lo guiaban hasta la habitación de ambos y le obligaban a dormir junto a ellos intentando que con eso se calmase.
Cuando Hayato pasaba las noches en su casa, era el de ojos grises quien se encargaba de tranquilizar al contrario.
Le apretaba con fuerza contra su cuerpo y le daba infinidad de besos en su pelo mientras le susurraba en el oído que todo estaba bien, que ya no estaba en aquel horrible lugar.
Por casi dos años, tuvo ayuda psicológica en donde en las sesiones que tenía, eran Hayato o Akaashi los que entraban con él a la consulta de su psicólogo y escuchaban junto al profesional cada una de sus preocupaciones. Entre Soichi, Nao y él, fue él quien duró mucho más tiempo yendo a terapia. Quizás porque era un adolescente que entendía mejor las cosas y no un niño.
Pero eso no le impidió seguir con sus estudios y tener las mejores notas de su promoción. Y todo gracias a su familia y a su novio. Ingresó a la universidad de Tokio en la especialidad de literatura, la misma que su madre llegó a estudiar; mientras que Hayato hizo todas la pruebas necesarias para unirse al cuerpo de bomberos.
A la edad de veinte años, Hayato llegó de repente a su casa bien vestido e hizo una dogeza cuando tuvo a sus padres en frente pidiendo su mano.
Recordarlo solo le trae vergüenza.
—Hayato... ¿Qué haces aquí?- fue lo que preguntó Shiro nada más abrir la puerta de su casa.— Y vestido así.
—¿Están tus padres?
—Están en la sala.
El de ojos grises le dio un pequeño beso en los labios antes de quitarse los zapatos y entrar en el interior de la casa.
Se alisó las posibles arrugas que podía traer su traje y soltó el aire mientras caminaba.
—Hayato-kun, bienvenido.- le había sonreído Akaashi.
El chico no le contestó y lo único que hizo fue arrodillarse, extender las manos al frente y poner su frente contra el suelo sorprendiendo a Akaashi y Shiro y haciendo subir una ceja a Bokuto quien entrecerró sus ojos.
—Por favor, permítanme pedirles la mano de Shiro en matrimonio.
Las mejillas de Shiro y Akaashi se tornaron completamente rojas de la vergüenza.
—No quiero.
—¡Kotaro-san!- jadeó Akaashi.
—¡No hay hombre que pueda hacer feliz a mi Shiro que yo!
Hayato en su posición parpadeó confundido.
—¡El me hace feliz papá!
—¿Y esa vez que llegaste con los ojos hinchados? ¿Eh?
—¡Fuimos a ver una película! ¡Y era muy triste!
—¡Lo estás cubriendo! ¡Te tiene engañado!
—Kotaro-san, por favor...
Frunciendo el ceño, el castaño se arrodilló de la misma forma que Hayato y justo a su lado.
—Por favor, deseo vuestra aprobación para poder pasar el resto de mi vida con Hayato.
Ambos chicos se miraron a los ojos con una sonrisa tímida en sus labios y se mantuvieron en esa posición por varios minutos.
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Siempre fuiste tu (AtsuHina) EDITANDO
FanfictionHinata huye a Brasil porque piensa que si se aleja de Kageyama es lo mejor para él y su futuro sin pensar en lo que eso causaría. Sin embargo, allí vuelve a ver a Miya Atsumu. Algo que cambia su vida. Ahora, casi nueve años más tarde y con una amor...