Extra 6: AsaNoya

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—Mami...- decía Yuki con su voz bajita.— ¿J-jugamos?

La niña no recibió respuesta y salió de la habitación de sus padres con la cabeza gacha y sus manitas apretando con fuerza el borde de su vestido.

Asahi suspiró con el ceño fruncido y entró a su habitación. El menor se estaba pasando con su actitud y el ignorar a su hija era la gota que colmaba el vaso.

—Yuu... Oye, Yuu. Tienes que levantarte.- dijo.— Llevas ahí metido dos meses. No puedes seguir ignorando a Yuki.- no obtuvo respuesta.— La muerte de Kageyama también me dolió, pero hay que seguir adelante, y tu deberías de hacerlo.

Asahi fue respondido de vuelta con el silencio del menor haciéndole colmar la paciencia.

Se acercó hasta la cama y agarro las sabanas haciéndolas hacia atrás con fuerza dejando a la vista el menudo cuerpo que se encogió mas cuando las sabanas fueron retiradas.

El de barba las lanzó a cualquier lado y se subió encima de la cama.

Giró al más bajo por uno de sus hombros logrando que quedase con la espalda pegada al colchón. Agarró con sus manos los brazos contrarios a la altura de las muñecas y las presionó de igual forma contra el colchón.

Su mirada castaña escaneó el rostro lloroso fruncido en enfado totalmente dirigido hacia él.

Su ceño fruncido al igual que su boca, y podía asegurar que Nishinoya quería atravesarle mil dagas con su mirada.

Pero él había dejado de ser tan asustadizo cuando de Nishinoya se trataba.

—¡Reacciona Yuu! Kageyama está muerto. ¡Supéralo!

—¡No puedo!- hizo sus manos puños.— ¡Era importante para mi!

—¡Para mi también! ¡Pero no puedo llorar su muerte para siempre!

Noya apretó los dientes pero relajó sus brazos mientras un sollozo lastimero saliese de su garganta.

—¿Acaso... no te duele?

Asahi suspiró.

Lo soltó acostándose a su lado y atraiéndolo hacia sus brazos.

—Yuu... Todos nos tenemos que marchar un día.

—Pero Kageyama no merecía irse tan pronto. Es injusto.

—La vida está llena de injusticias que escapan de nuestras manos.

El menor enterró más la cara contra el pecho contrario y se desahogó como lo había estado haciendo todos esos días durante dos mese.

Puede que lo suyo fuese insignificante en comparación a lo que tendría que estar pasando Shouyo o lo que tendría que estar pasando Nao.

Pero no podía evitarlo.

Kageyama fue su serio kohai. Fueron juntos con todo el Karasuno a las nacionales, y pudo ver como se abrió con todos cuando perdieron contra Kamomedai donde les confesaba cuanto habría deseado seguir jugando con todos.

Recuerda que ese día lloró.

Tanto por el partido perdido, el por la fiebre e impotencia de Shouyo y por las palabras de Kageyama.

—¿Por qué no te vas de viaje con Yuki?- propuso Asahi cuando el contrario se había calmado un poco.

—¿Qué hay de ti?- sorbió sus mocos mirándole.

—Estaré bien.- sonrió.— Tengo prendas que hacer, así que estaré ocupado.

—... Bueno... Pero si pasa algo, no te lo guardes y me lo dices. Vendré con nuestro copito de nieve en el primer vuelo.

Siempre fuiste tu (AtsuHina) EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora