Nao nunca llegó a imaginar que su padre se moriría.
Quizás cuando él ya fuese grande y hubiese formado una familia como la que siempre soñó.
Pero nunca creyó que su padre se moriría cuando apenas él era un niño.
Su madre no lo quería. Estaba loco. Y era el responsable de que su padre ya no estuviese con él.
Cuando conoció a la familia de su hermano, quiso desde el primer momento en formar parte de esa familia llena de amor. Con una mamá cariñosa como lo era Shouyo y con un padre atento por muy ocupado que estuviese como lo era Atsumu. Poder jugar con sus hermanos como lo haría cualquier niño, pero... Ahora que podía vivir esa experiencia, su corazón gritaba con fuerza que viviese cada una de esas experiencias con su padre.
Un padre que desgraciadamente ya no estaba con él.
Lo único que le queda de él es una casa que no podrá usar hasta ser un niño grande y el pequeño cachorro que le regaló semanas antes de la tragedia.
Durante las primeras noches, dormía con Atsumu y Shouyo al despertarse en medio de la noche, algunas veces gritando por el miedo, otras llorando. Hasta que un día, creyó conveniente que no debía de seguir haciendo aquello.
—Soichi, a partir de ahora vas a compartir habitación con Nao.- dijo Atsumu.
—¡Eso no es justo!- replicó Kenji.— ¡Seguro que se pasaran la noche jugando!
Nao miró a su hermano quien comía con tranquilidad.
Como si todo el asunto no le importase.
—No me importa dormir con Kenji.
—¡Sí!
—Es mejor que duermas con Soichi. Tenéis la misma edad y os podréis entender mejor.- le dijo Shouyo.
—Yo... prefiero que Soichi tenga su habitación. Dormiré con Kenji.
—¡Está decidido!- saltó el niño castaño de su silla para abalanzarse y abrazar a Nao.— Ya ha dejado claro que compartiremos habitación. No podéis decir nada.- apuntó a sus padres.
Atsumu y Shouyo solo pudieron suspirar con una sonrisa en sus labios.
Ambos querían que Nao se sintiese cómodo en su nuevo entorno.
Por otro lado, si hubiesen insistido un poco más, Soichi no se hubiese sentido dolido. Porque muy en el fondo quería compartir habitación con Nao.
Independientemente de que fuesen hermanos.
La primera vez que llamó a Shouyo mamá fue cuando cumplió diez años.
Su cara pálida se tornó completamente roja. La vergüenza lo invadió de un solo golpe, que no sabía donde poder esconderse.
ESTÁS LEYENDO
Siempre fuiste tu (AtsuHina) EDITANDO
FanfictionHinata huye a Brasil porque piensa que si se aleja de Kageyama es lo mejor para él y su futuro sin pensar en lo que eso causaría. Sin embargo, allí vuelve a ver a Miya Atsumu. Algo que cambia su vida. Ahora, casi nueve años más tarde y con una amor...