—Enseguida vuelvo.
Shouyo asintió a lo que dijo Atsumu.
El rubio se colocó sus zapatos y se puso de pie. Se giró para ver a Shouyo y le dio un pequeño beso en los labios. Cogió las llaves de la casa y del coche y salió por la puerta.
Era viernes y hoy era el día que partirían a Sendai. Debido a lo que pasó la última vez en la casa de la madre de su pequeña esposa, la idea de quedarse allí había sido totalmente tirada a la basura. Por eso decidieron rentar una habitación de una posada y tener una estancia tranquila.
Aunque muy tranquilo todo no podría ser.
Algo en su pecho le decía que algo iba a pasar y temía por Shouyo y los bebés. Pero se decía que pensar en eso todo el tiempo era tener una mente muy negativa. Tenía que admitir que Shouyo había estado tranquilo toda la semana. Había dado los entrenamientos a los niños durante la semana y podía respirar tranquilo sabiendo que Kageyama no se había aparecido por ahí. Quería pensar que sus palabras habían hecho el efecto que deseaba y el de ojos azules permanecería alejado.
Aparcó cerca de la escuela y caminó el resto del camino. A las afueras ya se podían ver padres a la espera de sus hijos viendo con desespero la hora.
Ese día no había practica y se les había comunicado a los padres. Seguramente que unos cuantos eran esos padres que estaban mirando la hora en sus teléfonos o relojes de muñeca.
A lo lejos pudo ver la cabellera naranja de su hijo que iba arrastrando a Nao y Kenji mientras corría con alegría.
—¡Hola papá!- dijo tirándose a sus brazos, logrando capturarlo al vuelo.
—Hola campeón.- le revolvió el pelo. Hizo lo mismo con Kenji que también le dio un abrazo y Nao solo pudo sonrojarse ante la muestra de afecto.
—Papá.- habló Soichi.— ¿Puede venir Nao a casa?
—Hoy no puede, ya te lo dije. Tenemos que irnos dentro de poco.
—¿Y Nao no puede venir con nosotros?- preguntó Kenji.
—Eso no depende de mi. Nao-kun también tiene un papá y es él el que decide.
—¿Y no podemos llamarlo?- volvió a decir Kenji.— Tu siempre dices que hablando todos nos entendemos.
Atsumu suspiró. A veces se arrepentía de decir ciertas cosas a sus hijos. Siempre terminaba con sus hijos sometiéndolo con sus propias palabras.
Miró al niño peliblanco que jugaba con el borde de su camisa y tenía la mirada gacha.
—Nao-kun.- el niño lo miró.— ¿Sabes el número de teléfono de tu papá?
Nao negó pero se quitó su mochila de sus hombros y la abrió sacando de ella la agenda escolar. La abrió y se la tendió al rubio.
—Ahí esta el numero de papá.- murmuró.
Agradeciendo, Atsumu se alejó un poco teniendo la mirada en los tres menores y marcó los números que habían en la agenda. Rogaba porque el tonto de Tobio-kun no lo mandase al buzón.
Esperó cuatro horribles largos tonos hasta que hablaron al otro lado.
—Teléfono de Kageyama Tobio.
—... ¿Tobio-kun?
—No. Soy Ushijima Wakatoshi.
Oh. Con que este era el esposo de Satori. En el partido del otro día estaba más concentrado en lo que le estaba sucediendo a su pequeña esposa que apenas se había percatado que este hombre era compañero de equipo de Kageyama.
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Siempre fuiste tu (AtsuHina) EDITANDO
FanfictionHinata huye a Brasil porque piensa que si se aleja de Kageyama es lo mejor para él y su futuro sin pensar en lo que eso causaría. Sin embargo, allí vuelve a ver a Miya Atsumu. Algo que cambia su vida. Ahora, casi nueve años más tarde y con una amor...