Daichi estaba apoyado en la pared del laboratorio mirando a una gran pantalla como las huellas que habían encontrado en el sobre y el arma que buscaron en la casa del hombre del restaurante, intentaban coincidir con alguien en su base de datos; con los brazos cruzados sobre su pecho.
Llevaban al menos cinco horas en esto y ya estaba haciéndose de noche. Ya veía que no llegaría de nuevo a dormir a la casa de Kuroo y Kenma. Habían sido demasiado amables dejándoles a Suga, su princesa y él quedarse allí hasta que resolviesen el caso. Pero sentía que ya estaban abusando de su hospitalidad durante esas dos semanas que han estado buscando a Kageyama y los niños.
Apenas podía ver a su niña, y ni se diga de Suga. Quien siempre le esperaba despierto para poder darle algo de cenar cuando llegaba y le masajeaba los hombros intentando liberar la tensión de ellos. Incluso no había podido acompañarlos en la pequeña reunión planeada ese día para darles un poco de apoyo a Akaashi, Bokuto, Atsumu y... Shouyo.
Pero si quería encontrarlos, tenia que permanecer todas las horas posibles allí.
—Llevamos un motón de tiempo con esto.- dijo frustrado Daichi acercándose a la mujer a cargo del laboratorio.— ¿No podemos averiguar esto mas rápido? A estas alturas dudo que sean huellas de alguien procesado.
—¿Y que es lo que sugiere, Sawamura-san?- preguntó sin mirarle.— Si pretende añadir a simple civiles, esto no acabará en un par de horas más, sino días. Y dudo que quiera eso. Mejor váyase a casa y duerma algo. Si ocurre algo le llamaré.
Con la frustración creciendo en su interior se revolvió el pelo y se despidió de la mujer antes de salir del laboratorio.
Cogió su teléfono y le mandó un corto mensaje a su peligris diciéndole que dentro de poco llegaría a la casa de Kenma recibiendo otro donde le decía "Te quiero, cuídate".
Llamó el ascensor y cuando las puertas se abrieron, entró dentro y pulsó el tercer piso que era donde se encontraba su escritorio asignado. Salió y caminó por los pasillos casi vacíos al estar prácticamente todos en sus casa descansando. Abrió el primer cajón del escritorio y cogió el arma que allí había y la guardó en la funda colgada a un costado después de comprobar que tenia el seguro puesto. Luego cogió su placa y la colgó del otro lado. Agarró su chaqueta -que aunque fuese verano Suga le obligaba a llevarse una chaqueta porque decía que en las noches refresca y se lo agradecía- y buscó la manga derecha.
Se la colocó y la acomodó por las solapas y apagó el monitor que tenia sobre la mesa.
—Sawamura-san.
El castaño se giró a ver al chico que le había estado ayudando en todo momento durante la investigación y se veía realmente nervioso.
—¿Todavía sigues aquí? Pensé que te habías ido ya a casa. ¿Ocurre algo?
—B-bueno... La sala de interrogatorios... Yo...- movía sus manos hacia atrás por donde se iba al lugar que dijo.— Vino una persona que... Dice saber sobre el... secuestro.
Cualquier otra palabra después de esas dejó de existir para Daichi.
No escuchó los gritos de su compañero llamando su nombre, de los reclamos de las pocas personas con las que se iba chocando en su camino, ni de como se queda sin aliento por subir corriendo las escaleras porque esperar al ascensor sería una pérdida de tiempo.
La mano le temblaba cuando se paró en frente de la puerta de la sala de interrogatorios; y a lo lejos, al inicio del pasillo, podía escuchar los jadeos de su pobre compañero que le había estado siguiendo.
Sin vacilar un segundo más, abrió la puerta quedándose de piedra.
—¿Hirugami?
El nombrado apenas y movió la cabeza al escuchar su nombre.
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Siempre fuiste tu (AtsuHina) EDITANDO
FanficHinata huye a Brasil porque piensa que si se aleja de Kageyama es lo mejor para él y su futuro sin pensar en lo que eso causaría. Sin embargo, allí vuelve a ver a Miya Atsumu. Algo que cambia su vida. Ahora, casi nueve años más tarde y con una amor...