30 minutos antes...
Satori caminaba con un plato desechable en su mano mientras paseaba su mirada por aquella mesa repleta de comida que los del Karasuno habían proporcionado. Su Waka-chan estaba casi literalmente encima suyo procurando que no le pasase nada.
Se aguantó el suspirar por aquello. Ya estaba cansado de decirle que no estaba invalido ni mucho menos, solo embarazado. Pero parecía que aquello no entraba en aquella cabeza dura que solo tenía pensamientos para el voleibol.
Agarró un par de bocadillos demasiado apetitosos. Unas salchichas en forma de pulpo y unos ricos onigiris. De beber, a regañadientes tuvo que cogerse un vaso de zumo de frutas porque el ponche contenía alcohol y el no podía beber alcohol. ¿Que aquello que había cogido era lo que se servía para los niños que iban a venir? Pues sí, no lo iba a negar.
¡Pero es que él también tenia un niño!
No correría por el gimnasio, pero le daba fuertes patadas como si su barriga fuese un balón de fútbol.
Volvió a mirar la mesa donde estaba la comida destinada a los adultos y maduros como él -podría ser adulto pero no maduro- y despreció lo que parecía ser verdura confitada. ¿Quien en su sano juicio pondría verdura en una reunión como esta? Es lógico que se fuese a la comida de los niños
Aquello podría darle dolor de estomago y no quería que su bebé sufriera por comer lo que la gente decía era sano para tu salud.
—¿Qué ocurre entre Shirabu y Semi? Parecen discutir por algo.
Satori giró su cabeza a la mesa donde había estado sentado momentos atrás con aquel par. Los habían sentado por escuelas y estaba seguro que había sido idea de cierto profesor de primaria que le caía peor que las verduras. Esta fue por otra de las razones por las que vino a la reunión.
—No lo parecen, lo están.- afirmó el pelirrojo a su Waka-chan.
—¿Pero por qué?
—Están peleando porque tuvieron sexo y SemiSemi no usó protección.
Y sinceramente, estaba cansado de ellos dos. El día anterior Shirabu le llamó molesto porque le dijo a Semi que podría encontrarlo en el hospital. Luego se echó a llorar porque habían tenido sexo y el de cabellos cenizos se había corrido dentro suyo y aquella información a Satori no le interesaba. Luego le dijo a Shirabu que debería ser un poco más comprensivo con Semi y el médico le acabó colgando la llamada. Pero no contento con eso, a la noche le llamó Kageyama pidiéndole explicaciones del por qué había dejado que Nao se fuese con Atsumu. Después tuvo que volver a escuchar sus lloriqueos porque se sentía solo, que era un mal padre y que quería volver a ver a Hinata.
Y él, ya estaba saturado. ¿Es que acaso tenía grabado en la frente que era psicólogo? Era director de un colegio que le sacaba canas verdes. No tenía tiempo para escuchar las quejas de sus amigos.
¿Quien lo escuchaba a él? Se desahogaba con Wakatoshi pero era como hablarle a la pared. Por eso se dijo que mejor hablaba con su bebé, que al menos le daba pataditas si estaba disconforme con algo.
—Pero no deberían fiarse de los preservativos.- dijo realmente preocupado Ushijima.— Nosotros siempre los usamos y estamos a punto de tener un hijo.
Satori acarició una de sus mejillas y se aguantó las ganas de reír.
Si su Waka-chan supiera que en realidad tuvo que pinchar cada uno de los condones que tenían para poder tener un hijo.
ESTÁS LEYENDO
Siempre fuiste tu (AtsuHina) EDITANDO
FanfictionHinata huye a Brasil porque piensa que si se aleja de Kageyama es lo mejor para él y su futuro sin pensar en lo que eso causaría. Sin embargo, allí vuelve a ver a Miya Atsumu. Algo que cambia su vida. Ahora, casi nueve años más tarde y con una amor...