Capítulo 27

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El impacto del agua fría en mi rostro me hizo despertar. Estaba aturdida los últimos recuerdos eran borrosos y no tenía idea de cuánto tiempo había pasado.

-Levántate -una voz gruesa luchaba taladrándome los oídos.

Desorientada me incorporé fallando en el intento cayendo nuevamente sobre mi peso. Una patada impactó bruscamente en mi abdomen haciendo que me retorciera por el dolor.

-¿Por qué haces esto? -logré preguntar con apenas un hilo de voz a la primera persona que mis ojos captaron-. Si es porque te despedí, puedo devolverte tu empleo, puedo hacer que tengas un mejor puesto.

Luchaba contra el miedo que me invadía, aun así no pude evitar que mi voz estuviera tintada por el nerviosismo y mi cuerpo fuera delatado por los temblores sin control.

-La señorita decidió ser amable -una risa bronca salió de su garganta-. Que diferente es todo cuando el poder se invierte ¿No?

Sus ojos repletos de algo muy parecido al odio me aniquilaron haciendo a cada parte de mi cuerpo estremecerse presa del pánico.

Otra persona camino directamente hacia mí, tomándome por el cabello me levantó con brusquedad, yo solo pude chillar por el dolor. Todo intento de lucha física y mental era inútil. El tipo me triplicaba en fuerza y tamaño.
Me colocó en una silla con más fuerza de la necesaria, procedió a amarrar mis manos por detrás del respaldar y cuando iba a hacer lo mismo con mis piernas, paseo sus manos por mi piel desnuda más suave y lento que antes, me invadió el miedo cada parte de mi cuerpo se tenso por ello.

-Oye esto no es parte del trato -la voz firme de Édison retumbó por el lugar-. Déjala.

El otro hombre se para de inmediato y le dio un empujón por los hombros al chico.

-No te metas en esto, recuerda que aquí tú no eres nadie.

Édison le devolvió con violencia el empujón. De pronto unos pasos se hicieron escuchar desviando la atención de ambos hombres.

-¿Que carajos hacen par de inútiles? - era Nora.

Ninguno contesto solo le dieron paso para que se posicionara justo frente a mí.

-Estás loca -fue lo primero que escupí al tenerla ante mí.

-¿Tú quieres hablar de locas? -carraspeo-. Tú la amiga de Alice Julieth Amali. Hija de Erik y hermana de Ryan Morris. ¡Ah! Eso sin contar que tu madre es Clara Zeller ¡De cuánta gente disfuncional te has rodeado! No me sorprendería nada que la loca seas tú -hablaba con fingido pesar-. Puedo seguir dándote razones, tengo mucha información, hasta puedo darte el nombre de tus hermanos mellizos, porque ha puesto a que no los sabes.

Me heló lo que sabía. Tan solo el hecho de mencionar a Alice y que supiera la existencia de mi madre, era para ponerme nerviosa.

-Así me gusta, calladita, que sepas quién tiene el control de esta situación.

No tengo idea del porqué me solté a reír como una desquiciada, cosa que solo provocó que la castaña arremetiera contra mí tomándome del cabello.

-No tienes el puto control de nada. Únicamente eres una loca obsesionada con un hombre que no te quiere. Tienes que hacer esto para recibir migajas de... -Mis palabras se perdieron al recibir el golpe de su mano en mi mejilla.

-No me provoques bonita -sacó un puñal de su bota y lo presionó sobre mi garganta-. Si no fuera porque tengo planes para ti, ya estarías muerta.

De un fuerte tirón me lanzó contra el piso y ahí me quedé durante horas, no tenía fuerzas para levantarme y gracias al cielo ninguno de los otros me levanto.

A Través De La Ceniza (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora