Especial II

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Theo

Apenas entré al parque y ella venía en mi dirección ¿Tan difícil le era aceptar lo que pasó? ¿Por qué no dejaba de insistir? yo no había aceptado verla sino me hubiera insistido tanto. Ya no había lugar en mi vida para ella.

— ¡Theo! — Exclamó al verme, con demasiada emoción para mi gusto tintando su voz.

— Alice. — Pronuncié su nombre con toda la frialdad que habitaba en mí. 

— Me alegra tanto que hayas querido verme.

Intentó darme un abrazo que esquive de inmediato.

— Solo vine a dejarte claro lo que al parecer no entiendes por el celular.

— ¿Por qué me tratas así? — Sus ojos se tornaron vidriosos y su mirada era similar a la de un cachorro temeroso. No caería en sus chantajes.

— Deja de humillarte ¿No crees que ya lo hiciste bastante?

— Sólo quiero que entiendas que quiero estar contigo. — Desesperada, era la palabra perfecta para definir su voz en aquel momento.

Que poca dignidad tenía esa chica, después de todo no le quedaba claro que ya no me interesaba, ya no quería estar a su lado. Nora tenía razón yo no estaba hecho para estar con alguien como Alice.

— Deja de perder tu tiempo. Tú a mí ya no me interesas... no tiene caso que intentes estar en algo que ya no tiene ni pies ni cabeza.

— ¡Lo tiene, claro que lo tiene! Estoy aquí rogante estar conmigo, aun después de lo que paso.

— ¡Por lo mismo! ¡Por lo que paso deberías largarte con lo que te quede de dignidad! — Grité con todas mis fuerzas, no me importo la gente pasando a nuestro lado, ni siquiera los saltos que daba su cuerpo por la impresión.

— Bebé...

Su tono meloso, ese mismo tono que había escuchado muchas veces, ahora solo me producía rabia, ganas de largarme al mismísimo infierno.

— ¡Basta!

Me aparté de ella, listo para para marcharme y de pronto cayó a mis pies de rodillas. No podia dejar que se humillara de esa manera, no ante a mí, a pesar de todo yo no era así.

— No, Alice no te humilles así.

Sin poder seguir mas en el lugar, di la vuelta dejándola sola con sus rodillas en el pavimento y muerta en llanto.

Camine a paso decidido, esforzándome al máximo por tapar todo aquello que estaba en mi interior.

Unos gelidos ojos grises hicieron contacto con los míos, eran tan fríos, penetrantes llenos de una emoción indescriptible. Una mezcla de odio y compasión impresa en ellos.

Desde ese día no los pude sacar de mi vida.

A Través De La Ceniza (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora