Capítulo 34

32 2 0
                                    

Mis manos sudaban, el pelo se me pegaba a la nuca, mis rodillas temblaban, el nudo en mi estómago amenazaba con hacerme vomitar, pero, no podía flaquear. Luego de aclarar todo con Esther y llevarla conmigo, pues no podía permitir que siguiera bajo el control de esa malvada mujer, lo que me urgía hacer era precisamente hablar con Theo y ahí frente a la puerta de su apartamento con las emociones a mil, era lo que estaba a punto de hacer, me costó mucho hasta que finalmente logré que aceptara verme.

Mis nudillos chocaron contra la fría puerta, hasta después de tocar me percaté del timbre al lado.
Suspiré calmando mis nervios, la entrada finalmente se abrió. Un Theo de apariencia descuidada me recibió del otro lado, mi mirada viajo hacia su mano, dándome cuenta de que no llevaba el anillo de casado, disimulando tape el mío con la mano.

—Pasa. —Se hizo a un lado dejándome el camino libre.

—Permiso.

Avancé y espere a que me invitara tomar asiento.

—Verás, yo quiero disculparme por todo lo que pasó, me equivoque mucho y sé que no hay manera de arreglarlo, pero en verdad lo siento y... Perdón.

—Sam, esto es tan difícil para mí, realmente la mejor disculpa que puedes darme es que firmes el divorcio.

Su sinceridad me dolió, era consciente de que no podía exigir o pedir algo más que eso, aún así una parte de mí anhelaba poder arreglar todo.

—Theo, yo, yo.

No dejaba de balbucear.

—¿Qué Sam?

—Yo te amo, te amo de verdad. Quise negarlo, por mucho tiempo me convencí de que no era así, de que te quería cerca solo por Alice y sé que nunca fue así. Bueno al inicio sí, pero algo me gritaba que existía otro motivo —Balbuceaba tan rápido, que sentía que todo lo que salía de mi boca no tenía sentido.

Sus ojos negros se veían cual pozo lleno de agua, hasta que las lágrimas vencieron su voluntad y comenzaron a bajar por sus mejillas.

—Hubiera dado mi vida por escuchar eso antes, porque realmente me amarás, pero quien ama no lástima Sam. Te ofrecí todo lo que podía por verte feliz, y ahora solo vienes a decir todo eso como si nada

Se levantó dándome la espalda y yo me puse de pie tras él.

—Entiendeme, yo estaba cegada, yo creía que era todo tu culpa y solo buscaba un culpable porque no quería aceptar que me daba miedo saber que yo la dejé sola aquella noche, que si yo me hubiera quedado ella estaría viva.

Sus manos sacudieron salvajemente su pelo.

—Si desde el inicio me hubieses buscado para oír mi versión, si realmente te hubieras dedicado a saber lo que pasó, pero no fue así.

—Lo sé y me arrepiento, no merezco que me perdones por todo lo que paso pero solo quiero que sepas que estoy arrepentida y que de verdad desearía que nuestra historia se hubiera dado de forma diferente.

Dio un paso hacia a mí, era capaz de ver que todavía había amor en su mirada, no pude evitar lanzarme sobre él, sus labios y los míos se volvieron uno solo y mis manos se enteraron en su pelo. Se sentía tan bien estar con él. Nos alejamos uno del otro para poder respirar.

—Sam —susurró mi nombre con su frente pegada a la mía.

Rapidamente volví a besarlo, no quería perder aquel momento, ni dejar que se arrepintiera, solo deseaba preservar aquello para siempre. Sin pensarlo cedimos a nuestros deseos, entregándonos uno al otro, era capaz de sentir todo el amor que existía entre nosotros. Recuerdo que una vez alguien me dijo que el cuerpo se sentía diferente cuando estabas con la persona que amabas, que era como estar entre las nubes flotando entre las emociones más intensas que podías sentír, ese día lo comprobé con cada beso y caricia.

A Través De La Ceniza (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora