Capítulo 3

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Había pasado una semana desde ese vergonzoso e incómodo almuerzo. Después de que solté eso sin pensar, quería que la tierra me tragara. Ninguno de los dos dijo nada en lo que duró el almuerzo, ni de regreso a la oficina, menos aún nos habíamos dirigido la palabra en lo que quedaba de la semana. Ambos estábamos haciendo un gran trabajo envitandonos.

Me encontraba en la oficina, se podía decir que en esa semana se había convertido en mi casa prácticamente vivía ahí y solo pasaba de visita a mi apartamento. Contábamos con tantos informes que arreglar para Ryan, que ni siquiera, Smith me estaba instruyendo como Erik mencionó.

Permanecía en mi escritorio trabajando en unos reportes y Theo estaba al otro lado en su escritorio, suponía que trabajaba, pero podía sentir su mirada sobre mí y juro que su sonrisa estúpida estaba presente.

- ¿Qué? ¿Se te perdió una igual a mí o qué? -solté.

- Sam, no tienes que ponerte así conmigo. No es mi culpa que creyeras que quería conquistarte -el sonido de su voz estaba plagado con mofa, yo en un acto reflejo, baje un poco la cabeza y apreté los puños.

Podía sentir la vergüenza en mi cara y el furor calentar mi torrente sanguíneo.

- Tampoco debes sonrojarte -continuó-. Yo comprendo... Solo se te hizo muy fácil malinterpretar mi invitación.

Me levanté de mi escritorio, a paso firme caminé hasta plantarme frente a Smith. Apoyé mis manos sobre su mesa, recliné mi cuerpo en su dirección.

- Eres un I-D-I-OT-A -deletreé cada letra cargada de veneno, viéndolo directo a los ojos.

Arqueó una ceja.

- Y tú una resentida, que no acepta que le atraigo -cruzó ambos brazos sobre su pecho y aunque intentó disimular un gesto socarrón, fue imposible que saliera a flote.

En mí estaba toda la intención de cachetearlo, sin embargo,la secretaria de mi padre entró a la oficina interrumpiendo lo que tenía planeado. La fulminé con la mirada.

- Lo siento por enterar de esa manera, pero el señor Morris los necesita en su oficina.

Dicho eso se retiró.

Fui la primera en salir y llegar a la oficina de Erik, me indicó que tomara asiento y procedió a hacer lo mismo con el perro faldero de Smith.

- Bien, me alegra tenerlos aquí -suspiró de forma cansada- Como ambos saben estamos atrasados con algunos asuntos, yo debo viajar pronto y Ryan vuelve hasta pasados de un mes. Me estoy volviendo loco, así que necesito de ambos para revisar unos planes de las nuevas centrales de comercialización -a Erik se le veía un orgullo en la mirada al hablar de mi hermano- Elegiré a uno de ustedes para que me represente con los miembros de la directiva en New York.

Mi padre siguió hablando, pero desde que mencionó New York, me enfoqué en que yo debía ser la elegida, mi cerebro comenzó a trazar planes e ideas para lograr mi objetivo. Ser la representante de mi padre era un gran logro y por algo me había esforzado tanto. Luego de divagar un rato, mi cerebro por fin me hizo volver a la realidad.

Continuamos durante varias horas revisando los planes, reportes y balances del último trimestre basándonos en las nuevas centrales. Me di cuenta de un pequeño fallo, bueno en realidad una mejora que podíamos implementar en los procesos de control de las centrales.

- Erik, me parece que esos procesos se podrían mejorar para hacerlos más eficientes y eficaces. Aumentaría mucho la productividad implementando nuevas medidas.

- ¿Te parece? -preguntó. No pasé por alto el tono hostil con que lo hizo.

- Estoy más que segura -mi voz sonó dubitativa, aun así agradecí al cielo el poder continuar sin quebrarme en el transcurso- Esos procesos son totalmente nuevos, pero la dirección es vieja. En mi opinión obsoleta para los procesos.

A Través De La Ceniza (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora