Capítulo 12

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- ¡Sam! Que sorpresa ¿Qué haces aquí? - Su aliento desprendía un olor a alcohol.

Había estado preocupada toda la santa tarde y él, muy desconsiderado estuvo tomando.

- ¿Estás loco Ed? ¿Qué rayos te pasa? - Coloqué las manos en mis cien. - ¿Cómo te has atrevido a manejar esa cosa, en ese estado?

Solo imaginar los miles de escenarios que hubieren podido pasar, me paralizaban por completo, no podía concebir que le sucediera algo, no a él.

- Pues, me atreví, así como tú te atreviste a estar con mi hermano. - Le costaba un poco que las palabras salieran de su boca.

Cerré los ojos, no debía perder la calma, el alcohol era una influencia mayor en su sistema, en ese momento.

- No vine hasta acá para eso. Quiero hablar contigo. - Dije seria.

- Biiiiiien. - Tenia un tono burlón.

Rodé los ojos, estaba comenzando a desesperarme, era algo sumamente delicado lo que iba a confesar, Ed lo estaba tomando a juego.

- Entonces, ve y sácala de tu casa. - Me refería a la chica con la que vino.

- ¿Estás celosa Sam?

¿Celosa yo? Jajaja ¿Qué pregunta era esa? ¡Claro que estaba celosa! Como no lo iba a estar, si lo vi llegar con otra, para hacer sabrá que cosas con ella.

- No estoy para tus juegos Edward, córrela.- Soné como Erik.

Esperaba que lo hiciera, desde el momento en que me escuchó llamarlo, siempre era así, cuando yo me le acercaba, no importaba quien fuera, la alejaba al instante.

- Tú solo quieres hablar, no creo que nos lleve mucho tiempo.

Se estaba negando a correrla ¿Qué le pasaba?

- ¿No harás que se vaya? - Me crucé de brazos.

- No tengo por qué.

Agrandé los ojos, no daba crédito a lo que escuché.

- Yo estoy aquí.

La indiferencia con la que me vio en ese momento, me dolió tanto.

- No tengo porque darte un lugar. Tú no eres mi novia, mi esposa, mi mujer, ni siquiera mi amiga, no eres nada que se le parezca, Sam. - Esperó unos segundos para continuar. - No eres nadie para mí.

Mi corazón dio un vuelco, nunca pensé que Ed fuera capaz de lastimarme de esa manera, o decir que para él no era nadie, sus palabras se clavaron como dagas afiladas en mi interior y la sensación de un vacío helado inexplicable se instaló en mí.

- Ed, estas molesto y borracho lo sé, lo podemos arreglar, solo escúchame. - Me sentía débil ante él, las palabras salían quebradas.

Empezó a reír.

- Dime ¿Quién ha dicho que quiero que lo arreglemos? No hay nada que arreglar, si lo quisiera hacer, ya te habría buscado, no te quiero cerca, no quiero nada de ti.

Sabía que me lo decía porque estaba borracho, o eso quería creer. Tenía que solucionar todo, arriesgarme a confesarle lo que pasaba, era capaz de fallarle a la memoria de Alice por él.

- Déjame hablar, permite que te diga por lo que he venido y luego tú decides. - Apenas era capaz de pronunciar palabra.

Me negaba a creer lo que él me decía, sabía que él deseaba estar conmigo tanto como yo deseaba estar con él, no dejaría que asumiera esa actitud, no podía perder todo lo que realmente me quedaba en el mundo, no lo podía perder, iba a luchar por lo que sentía.

A Través De La Ceniza (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora